En una grabación telefónica que se guarda en una bóveda custodiada en Guatemala se escucha decir al guatemalteco Francisco Javier Ortiz Arriaga: “Tengo 18 años de experiencia en este negocio”.
Esa manifestación es parte de una escucha telefónica grabada por miembros de la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) a ese hombre corpulento y obeso, de cabello y barba blanca, quien peina su cabellera hacia atrás y disfruta vestir guayaberas cubanas. Sus secuaces le llamaban “Teniente Jerez”.
El “Teniente Jerez” es la mejor prueba que ese imperio criminal de la que formó parte el presidente y vicepresidenta de Guatemala para perdonar impuestos y quedarse con millones de dólares no nació hace tres años: la organización la fundó un salvadoreño al menos 20 años atrás.
El control de las aduanas guatemaltecas para que cualquier hombre de negocios pagara menos impuestos por sus mercancías comenzó hace más de dos décadas cuando el salvadoreño Alfredo Moreno Molina se alió con militares de ese país.
Eso le permitió a Moreno convertirse, en menos de lo que cualquiera pudiera imaginar, en el rey del contrabando de ese país vecino. Si controlaba las aduanas, fue fácil para él transformarse en el zar de la defraudación.
La mejor prueba del papel de Alfredo Moreno Molina es que Ortiz Arriaga, el “teniente Jerez”, un ex militar de 67 años, se encargaba de repartir las ganancias que produjera “La Línea” entre el ex mandatario Otto Pérez, su vicepresidenta y más de 20 funcionarios de alto nivel.
Moreno murió de un infarto hace tres años. Ninguna investigación oficial guatemalteca podría descartar que el salvadoreño no estuviera en el diseño del esquema criminal que benefició, a manos llenas, a Otto Pérez y Roxana Baldetti y a muchos otros más.
Sobre todo porque el “Teniente Jerez” no solo repartía los sobornos que cobraba Moreno al tener bajo su entero control las aduanas de Guatemala desde los años noventa sino que hacía lo mismo con los jefes de “La Línea”, todavía hace poco tiempo.
El “teniente” confesó bajo juramento ante las autoridades de Guatemala que, al igual que repartía dinero con el salvadoreño Moreno, era él quien remitía el dinero al presidente Otto Pérez y a su vicepresidenta Baldetti, una ex reina de belleza de Guatemala.
Y cuando al “teniente Jerez” lo interrogaron sobre quien eran los jefes de “La Línea” (un eufemismo que retrata el hecho de que a un importador le bastaba llamar a un número telefónico para contratar un menor pago de impuestos a cambio de dinero que iba a parar a la Casa Presidencial), no dudó en involucrar a Otto Pérez y a su vicepresidenta.
¿Quiénes son?
A Moreno Molina le llamaban “doctor” o “don Arnoldo”. Jerez era su empleado. En 1999, el salvadoreño Moreno fue condenado a cinco años de prisión por contrabandista. Pero la pena fue muy corta.
Desde más de 20 años atrás, Moreno Molina controlaba las aduanas guatemaltecas asociado con algunos de los militares guatemaltecos más influyentes en esa época.
En esa época los fiscales supieron que los ex gobernantes Alfonso Portillo y Efraín Ríos Montt eran colaboradores importantes de la estructura creada por Moreno.
Fue Moreno quien junto con el “Teniente Jerez” creó el método para defraudar al fisco guatemalteco. Entre otras cosas, permitiendo a los importadores manejar dos juegos de documentos aduanales.
Ortiz Arriaga, el “teniente Jerez”, nació en 1948. Su familia siempre estuvo vinculada al Ejército de Guatemala. Desde los 21 años entró a trabajar en las aduanas de ese país. Poco a poco creció hasta convertirse en un funcionario influyente que pronto reclutó el salvadoreño Moreno.
Moreno fue tan astuto que, aliado con los militares que controlaban las aduanas en esos tiempos, logró sustituirlos y convertirse en el verdadero poder en esos recintos.
El salvadoreño llegó joven a Guatemala. Sin pensarlo mucho ingresó al Ejército de ese país. Como arte de magia, creció rapidísimo dentro de esa organización militar. Pronto formó parte del Estado Mayor Presidencial, luego fue figura prominente de la Defensa Nacional de Guatemala.
Pero cuando verdaderamente aprendió el oficio de contrabandistas fue en el momento que controló el comisariato del Ejército y podía importar productos sin impuestos para los militares.
Su oficio de mayor contrabandista de Guatemala lo fue afinando Moreno Molina con un crecimiento de sus relaciones personales. Así se hizo amigo del general Francisco Ortega Menaldo, quien era yerno del ex presidente Carlos Arana Osorio. Todo eso le fue facilitando el ascenso de Moreno en el control de las aduanas.
Mientras todo pasaba, el “Teniente Jerez” fue ascendido a administrador de la aduana de Agua Caliente, en Esquipulas, donde amplió sus servicios para Moreno.
Rápidamente el salvadoreño reclutó abogados, militares, funcionarios aduanales, ministros, consejeros para crear la mayor red de contrabandistas de Guatemala. La policía de Hacienda, el Ejército, el Estado Mayor Presidencial servían a los intereses de Moreno quien repartía dinero sin freno alguno entre sus colaboradores.
De acuerdo con eso, “la línea” nació en Guatemala mucho antes de que apareciera Otto Pérez como su principal cabecilla.
El delator
En 1996, Moreno entró en problemas con la justicia guatemalteca. Sin que él lo supiera, el “teniente Jerez” se había convertido en su delator ante fiscales.
Ortiz identificó a los agentes aduaneros que servían a Moreno. También narró la forma cómo falsificaban documentos. Delató a los militares que protegían todo aquello. Hasta confesó la forma cómo compraban jueces y cuanta gente quisieran en el Poder Judicial de Guatemala.
El “teniente Jerez” no solo abrió la boca en forma oculta. Pocos sabían de su verdadero papel como delatador. Po eso es que siguió siendo un enlace entre civiles y militares para defraudar las aduanas guatemaltecos.
Su papel a la par de Moreno fue tan importante que era quien se encargaba de pagar y distribuir los dineros que producía la red de Moreno.
Todo cuanto habló el “teniente Jerez” sirvió para que a Alfredo Moreno Molina lo condenaran a cinco años de prisión en 1996. Cinco años después salió de la cárcel sin abandonar sus viejos papeles.
Salto en el tiempo
A pesar de su muerte, los métodos, los hombres y los caminos del salvadoreño Moreno Molina sobrevivieron en Guatemala. “La línea” no es más que una prolongación de la red de Moreno. Lo que sucede es que esta vez los principales beneficiados eran el ex presidente Otto Pérez y su vicepresidenta Roxana Baldetti.
Fue en abril del 2015 cuando el “Teniente Jerez” volvió a tener problemas con las autoridades guatemaltecas por defraudación aduanera. Esta vez, sin embargo, era una corporación internacional (CIGIC), la que lo acusaba por maniobrar en las aduanas de Puerto Quetzal y Santo Tomás de Castilla.
Pero de nuevo Jerez se salió con las suyas: convenció a una jueza que él podía convertirse en testigo protegido. Y ese papel se lo aceptaron en los tribunales guatemaltecos.
Eso le ha permitido a ese hombre de 67 años librarse de cargos penales. Por eso es que el viejo lugarteniente de Moreno Molina abrió de nuevo la boca y delató a Otto Pérez y toda su gavilla de colaboradores.
Esta vez lo hizo abiertamente. No tenía otra opción que poner su cara frente a todos. De todas maneras, sólo actuó como le enseñó su antiguo y desaparecido jefe: mordiendo desde adentro de las aduanas.