René Alejandro Villela ya comenzó a trazar una carretera. Tiene listos mapas, las vías y la maquinaria para construirla. Pero no será vehicular, es la de su vida. Tiene 18 años, estudia tercer año de bachillerato en el Colegio Padre Arrupe, forma parte del programa Jóvenes Talento de la Universidad de El Salvador (UES) y recién se convirtió en el primer salvadoreño en conquistar un oro absoluto en una olimpiada de física. El 12 de septiembre escribió historia en Cochabamba, Bolivia, donde la altura y la falta de aire no le impidieron ser proclamado el mayor puntaje de la XX Olimpiada Iberoamericana de Física.
Se lo prometió a su madre y lo cumplió. “Mamá, este año yo voy a tener una medalla de oro”, le dijo un día y así fue. Era su objetivo.
No terminaba de sostener entre sus manos la medalla cuando la noticia ya había llegado desde Bolivia hasta El Salvador y con ella la estampa de la delegación olímpica, el equipo de jóvenes físicos, que volvían con oro, plata, bronce y una mención honorífica.
“Mi mamá lloró por teléfono cuando le conté… Mi papá al siguiente día compró todos los periódicos donde saliera algo de la noticia y tenerlas de recuerdo”, cuenta René Alejandro.
Para lograr el oro en la XX Olimpiada de Física, René Alejandro se enfrentó a dos pruebas: una experimental y otra teórica. “En la experimental a uno le dan cierto problema y le dan un equipo con el que tiene que desarrollar un experimento con el que debe desarrollar el problema. El de nosotros, este año, era determinar cuál color podía absorber más radiación ultravioleta porque nos daban como papel celofán de diferentes colores y con eso íbamos a hacer unas pruebas y determinar cuál absorbía más y cuál menos. Y la prueba teórica solo es con tres problemas escritos de cualquier área de física. Este año eran dos problemas con resortes: uno que tenía un poquito de gravitación, cuántica moderna, electromagnetismo”.
Para ambas pruebas se preparó lo suficiente; quería superar el bronce que consiguió ese octubre de 2014 en Asunción, Paraguay. Lograrlo solo era posible luego de un tratamiento intensivo de viernes, sábados y domingos de estudio previo al viaje.
Apoderarse del oro en Bolivia no fue una batalla difícil, pero acepta que pudo haber sido menos trabajosa: fue la manipulación de los instrumentos para realizar la prueba experimental “la parte más complicada”.
Es esa área la que cree se debe reforzar en el programa Jóvenes Talento si se quiere traer medallero a casa en pruebas futuras. “Lastimosamente en el laboratorio no tenemos abundancia de equipo. Tenemos un equipo bastante limitado para tratar de hacer pruebas experimentales diversas”.
Un párvulo de números
La mente de René Alejando se rodea de números desde que era pequeño. Estudió en un colegio pequeño. Ahí, en esa casita sin mayor vistosidad, las maestras le daban las libretas de colorear. Las tomaba pero nunca fue considerado el mejor artista de la clase. Simplemente no le gustaba pintar. “Me daba pereza”, reconoce.
No fue hasta el kínder 5, en preparatoria, cuando una maestra notó que sentía atracción por sumar y restar.
Lo observó, tomó un libro y le dijo: “Miralo y me decís si podés hacer estas cosas”. René Alejandro vio las páginas llenas de números, resolvió los problemas y recibió una nueva respuesta de su profesora: “A partir de ahora ya no agarrés la libreta de coloreo y trabajá en esto…”.
Así conoció su pasión y el rumbo que debía tomar.
¿Cuándo entra a Jóvenes Talento?
En séptimo grado, un profesor de matemática me lo sugirió. Me dijo: “Yo he visto que tenés algo de facilidades para esto y conozco gente que trabaja en el programa. Si vos me decís que querés, te puedo meter”. Pero yo en ese momento estaba algo perezoso y yo dije que no, porque pensaba que iba a pasar perdiendo mi tiempo los sábados. Pero después vi que gente de mi colegio estaba entrando al programa y que sí estaba aprendiendo bastante y sabía hasta más yo. Y me dije: “¿Qué hago aquí en el colegio pasándola tranquilo?”. Eso me incentivó a hacer la prueba en 1er año.
¿Le sorprendió el premio?
Siempre lo he dicho: me había preparado con la idea de tener una medalla de oro porque era como un récord. Nadie en física había tenido una medalla de oro nunca. Dije: esta es mi segunda vez que participo. En la anterior tuve medalla de bronce. Quedé en el puesto creo que 22.
¿Cómo percibió el pasar de un puesto 22 a ser el número 1?
La primera prueba en Paraguay sí sentía que me había ido un poquito mal. Decía que “tal vez con suerte” obtengo un premio. Incluso, la medalla de bronce fue un tanto con suerte. No iba muy preparado: solo tenía dos años de ir y en cambio mis otros compañeros ya tenían tres o cuatro años de estar en el programa. Pero dije que sería la última vez que me pasaba eso de estar con esa tensión y me puse a estudiar bastante. Y ya en la premiación de este año, los profesores no nos querían decir. Sí fue un momento bastante tenso ver que iban pasando las medallas y mi nombre nunca salía. Pero a la vez fue relajante porque yo sabía que había hecho un buen trabajo y que no me podía quedar sin nada. A medida que iban pasando las medallas de oro iba teniendo la esperanza de que quizás sería el primer lugar.
¿Qué le dijeron en el programa sobre su oro absoluto?
El grupo olímpico de física estaban contentos…Cuando no más me dieron la medalla uno de nuestros profesores le llamó al coordinador, de ahí él así se fue corriendo a informarle al director, de ahí le llamó al ministro de Educación y toda la cosa.
¿Del Ministerio de Educación le han dicho algo?
No, del Ministerio no.
¡No puedo creerlo!, ¿en serio?
Yo también estoy un poco sorprendido que no nos hayan dicho nada todavía.
Pero el ministro viene de ahí, creó el programa…
Sí, esa es la cosa. Ahorita nos han dicho que la Asamblea Legislativa nos va a dar un reconocimiento de estudiantes destacados. Pero propiamente del Ministerio de Educación no nos han dicho nada.
¿Y cómo visualiza su futuro? ¿Seguiría en la física?
Me gustaría hacer algo de física, no un físico porque lastimosamente acá en el país la ciencia no está bien valorada. No hay muchos matemáticos, físicos y químicos que se han destacado, que tengan buenas posiciones laborales. Quizá buscaría una rama híbrida como la ingeniería o algo así, en la que siempre pueda ocupar la física que me gusta.
¿Pero se especializaría afuera en física?
Sí, porque quisiera aprender lo más que yo quisiera y siento que aquí no podría.
¿Qué haría con ese aprendizaje? Si se fuera, ¿volvería?
Sí, volvería. Me gustaría. Como le digo, el área está muy descuidada y si yo pudiera, con todo lo que aprendiera, ayudar a cuidar y a cultivar esa área me gustaría mucho.
¿En qué países está pensando?
Ahorita, principalmente, en Japón. Con eso de la medalla de oro y ya el proceso lo pasé, digamos, soy uno de los candidatos del país para aplicar a la beca. Solo estoy a la espera del ministerio de educación de Japón. La decisión final es de ellos y en febrero me dan respuesta. Si no me la llegan a dar, estoy esperanzando que con la medalla, tal vez, se me dé una Beca Fantel que se le da a Jóvenes Talento. Con eso me gustaría estudiar, quizás, en Estados Unidos, si se puede.
¿Hay algún sueño utópico?
¡Ja, ja, ja! Sí, me gustaría ser presidente de La Geo. Me gusta esa parte de la generación de Energía Eléctrica, pero ya vamos a ver qué pasa.