Belisario Artiga fue fiscal general en dos ocasiones: de 1999 a 2002 y de 2002 a 2005. Asegura que en esa época creó en la Fiscalía General de la República nuevas unidades: la de crimen organizado, lavado de dinero, anticorrupción y trata de personas.
Artiga destaca que en sus dos períodos logró implementar una estrategia para reducir el nivel de homicidios a cinco diarios y el número de secuestros a cero. También dice que erradicó por completo a las bandas de robafurgones.
Además, reconoce haber procesado penalmente a funcionarios de alto nivel como al expresidente de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA), Carlos Perla, y otros casos que redujeron el nivel de impunidad en el país a nivel de mediciones mundiales.
Diez años después ha mostrado su intención de regresar a la Fiscalía, ¿qué lo motiva?
Hace diez años salí de mi segundo período de la Fiscalía General de la República (FGR) y en estos diez años he estado, de alguna manera, en el contacto con el estudio del fenómeno de la delincuencia en el país. He estado siendo invitado por medios radiales y televisivos para verter alguna opinión sobre situaciones de los niveles de violencia que enfrentamos. A raíz de esas intervenciones se me han ido acercando algunos colegas abogados, miembros de la sociedad civil y empresarios que me han puesto sobre la mesa algunos indicativos sobre la gestión que yo pude haber tenido en aquella oportunidad y lo que tenemos en este momento. Cuando a mí me ponen el hecho sobre la mesa que yo entregué una Fiscalía con un nivel de homicidios que se contaban por cinco, con cero secuestros, con las bandas de robafurgones acabadas y en general una Fiscalía con nuevas unidades especializadas como son la ley de lavado y activos, me han hecho reflexionar.
¿Cinco homicidios diarios?
Sí, cinco diarios. Ahí están las estadísticas de 2004 y 2005. Y también veníamos de atender un problema bastante relevante que era el secuestro. Para recordarle a la población, en aquel tiempo teníamos un secuestro cada tres días y nosotros dejamos a más de 500 secuestradores condenados y acabados. Era una labor casi imposible, pero se redujo el secuestro a nivel cero.
¿Y en la época que llegó a la Fiscalía qué estadísticas de homicidios manejaban?
Nosotros en el año 2000, porque yo ingresé a finales del año 1999, eran menos de 2 mil muertos al año. Luego hubo un pequeño crecimiento en los siguientes años, hasta que nosotros logramos controlarlo y bajarlo a cinco.
¿A qué atribuye el éxito de haber reducido el número de secuestros a cero?
En realidad, el esquema de secuestro en aquella época yo se lo planteé al Gobierno. Lo que ocurre con la delincuencia en un país como el nuestro, que tiene pocos recursos, es que se tiene que desarrollar estrategias inteligentes y eficaces. Y nosotros definimos que en ese momento el tema prioritario a atender eran los secuestros. Se definió la estrategia y se siguió al pie de la letra. Pusimos los mejores recursos para hacer buenas investigaciones y el resultado es ese que se obtuvo. Sin embrago, cuando iba saliendo de la Fiscalía advertí que una vez resuelto el problema de los secuestros había que ponerle atención al tema de las maras. Ahora tenemos toda la historia de lo que ha ocurrido con las maras.
Usted habla que heredó a los fiscales nuevas leyes como la ley de lavados y activos, ¿la aplicó en algún caso relevante?
De hecho, digamos que para concretar la pregunta del inicio de por qué he vuelto a presentar mi postulación para fiscal general, es porque estoy convencido que con el actual nivel de violencia que presenta el país, la corrupción, la falta de transparencia y otras cosas que la Fiscalía se encarga de ejecutar, se requiere a una persona con experiencia. La persona que se elija debe tener ciertas cualidades: experiencia desde el primer día y tener claro las directrices de la política criminal que pretende implementar. En el actual escenario sería el combate a las maras y las extorsiones.
Todas las elecciones para fiscales están relacionadas con la política, porque son los partidos políticos a través de sus diputados que se encargan de elegirlos. Hoy por hoy, así como está configurada la Asamblea Legislativa, ¿cree usted conseguir el apoyo suficiente?
Primero quiero decir que yo me presento con toda la humildad disponible de mi persona. Me postulo en las mismas condiciones que todos los demás. Lo que ocurre es que yo ya he transitado por esos destinos con anterioridad y puedo contar que, por ejemplo, cuando yo llegué en el año 1999 básicamente no conocía a todos los políticos. En aquella oportunidad, en base a mi currículo y la urgencia de estar siete meses de estar sin fiscal la institución, se dio mi postulación con la votación de más de 80 diputados. Lo que quiero decir es que esto es parte de un proceso en el que la misma Asamblea va evaluando los perfiles. Yo quiero creer de buena fe que, en la medida que la sociedad va exigiendo a la Asamblea tener procesos transparentes, todos tenemos posibilidades. Y estoy seguro que la Asamblea va a buscar a la persona más idónea en el cargo.
Sin embargo, su segunda elección fue más entrampada en la negociación. Al final fue el bloque de los partidos de derecha quienes lo terminaron eligiendo. ¿Cómo ve el escenario ahora que el FMLN tiene aliados y que en los últimos años también han estado tomando decisiones en bloque?
Eso va en relación a lo que he dicho. Yo me estoy sometiendo en igualdad de elección a todos los aspirantes. Entendería yo que la experiencia va a pesar mucho en esta elección.
Usted tiene en su historial haber llevado una acusación contra el expresidente Cristiani y varios militares acusados por la masacre de los jesuitas de la UCA, que al final no trascendió porque un juez bloqueó la acusación, y también haber llevado el caso ANDA a los tribunales…
Quizá para poner en contexto la época que me tocó vivir, porque cada fiscal ha tenido su entorno político y social, y cada uno podría ser diferente. En mi caso hay dos circunstancias que vale la pena tomar en cuenta para ver todo el esfuerzo que tuvimos que hacer. Lo primero es que se había dado un nuevo Código en 1998 que se empezó a implementar con bastantes dificultades y que prácticamente a mí me tocó definir la nueva política criminal de la Fiscalía. Se basaba en que el fiscal tomara consciencia en el reto de dirigir la investigación del delito. Estamos hablando de una etapa nueva que la Fiscalía nunca había tenido en su vida. Me tocó un período en el cual los jueces dejaron de dirigir la investigación y se pasó ese trabajo a la Fiscalía. Cuando llegué a la Fiscalía no tenía ningún avance tecnológico y creé las nuevas unidades de la Fiscalía, de crimen organizado, lavado de dinero, anticorrupción y trata de personas. Dejamos una plataforma de la Fiscalía con proceso administrativos en internet.
En cuanto a los casos…
Ahora, para referirme un poco a la pregunta. A veces se habla sobre la independencia de un fiscal. Un fiscal debe mostrar su independencia y solo se va ver reflejada en su cargo. Lo que puedo decir es que en muchas ocasiones, y quizá no salieron a la luz pública, pero tuve muchos enfrentamientos en los cuales tuve que hacer valer el imperio de la ley y ponerme en la posición en defensa de la legalidad, y así tuvimos que enfrentar esas situaciones y puedo decir que fueron muchos funcionarios de alto nivel de aquella época.
Hubo quienes criticaron que en su período no hubo coordinación, en algunos casos, entre Fiscalía y la Policía.
No, yo creo que fue al contrario. Yo soy una persona que trata de buscar buenas relaciones. Tuvimos excelentes coordinaciones con muchos jefes de la Policía. Es importante destacar que en nuestra misión era iniciar el camino al combate de la corrupción.
Entonces, ¿no hubo problemas de coordinación con la Policía?
No, yo creo que no. Creo que la relación fue buena. Y se puede ver en el tema de los secuestros. A lo mejor debió haber habido algunas diferencias con algunos jefes, pero eso es normal.
Usted fue citado a la comisión de la Asamblea Legislativa que investiga el caso Flores con la sospecha que el ROS (Reporte de Operaciones Sospechosas), que incriminaba al expresidente Flores con el desvió del dinero de Taiwán, había llegado a la Fiscalía en su período.
Yo hasta ahora me preguntó que por qué fui citado (a la Asamblea)… Cuando a mí se me preguntó que si estando yo como titular de la Fiscalía tuve conocimiento de un Reporte de Operaciones Sospechosas relacionada con la investigación del expresidente Flores, muy sólidamente contesté que no, porque en realidad nunca tuve esa información. (Artiga hace una explicación que, según lo trascendido en medios de comunicación, lo que se filtró fue un informe de inteligencia de Fincen enviado en 2013 a raíz de una información requerida a Estados Unidos para la investigación penal en el caso CEL-Enel).
Los asesinatos y las extorsiones son los problemas que actualmente aquejan más a la población salvadoreña, ¿cómo combatirlos desde la Fiscalía?
Yo se lo puedo resumir así. En la Fiscalía hay que hacer una reingeniería de sus recursos para dirigirlos y concretarlos donde más se necesita realizar el trabajo. La Fiscalía tiene alrededor de 100 mil casos anuales de los cuales muchos son relaciones con delitos menores donde la gente no continúa ofertando la prueba, no muestra interés y esos trabajos aturde mucho a los fiscales. Hay que hablar con los diputados la Corte Suprema de Justicia para que de una vez por todas ingresen al país el banco de ADN. Yo creería que eso es algo que el instituto de Medicina Legal ya está bastante preparada para llevarlo a cabo. El punto es llegar hasta cuando haya un recién nacido y todo el que saque el DUI, hay que obtener su información de ADN para construir el banco nacional de datos de ADN.
¿Si usted quedara como fiscal general y viera elementos para procesar a alguien, aún siendo altos funcionarios y exfuncionarios, no le temblaría la mano para hacerlo?
Yo creo que ya lo he demostrado con anterioridad. Cuando me ha correspondido actuar lo he hecho. Yo creo que los hechos hablan más que lo que uno puede decir.