Kolin Gil es un niño de unos doce años y en la foto de perfil de su cuenta de Facebook aparece frente a un muro de cemento, vistiendo una gorra volteada hacia atrás y una camisa negra. Tiene los brazos cruzados al frente y la cabeza ladeada con una sonrisa que le deja entrever los dientes. Hasta ahí todo bien. Cualquiera podría decir que este niño de piel trigueña se puso con una mezcla de inocencia y picardía “Traficante de besos” en la sección “estudios” de su cuenta, o que usa los pantalones rotos porque así va la moda. Pero pocos se atreverían a defender su inocencia luego de verlo fumando marihuana o “rifando” el Barrio 18 en las fotos de más abajo.
Según Facebook, Gil vive en la Aldea de Santa Cruz, en el departamento de Santa Ana y trabaja como callejero profesional. Aunque, a decir verdad, eso no es del todo una profesión, o al menos es algo que habría que discutir. Pero bien. El aparente niño inocente que posa en la foto de perfil de Gil toma un tinte “gang” luego de ver la foto destacada en la cabecera de su página. Ese dibujo a grafito de hombre serio de bigote y barba con los dedos en la cara haciendo señas alusivas a la pandilla 18 deja entrever que este niño no es un pan de dios.
Pero más abajo, en las fotos interiores, si uno gira un poco la perilla del ratón en la computadora o desliza el dedo hacia abajo en el móvil mientras mira el perfil de este niño, bien se le puede ver con los pantalones rotos, junto a dos sujetos que lo acompañan vistiendo ropas holgadas y tenis que se lucen haciendo señas, las mismas señas que el hombre de arriba, de la cabecera, señas alusivas a la pandilla, las mismas que hace Gil.
Gil es amigo de Miguel Hernández, un joven que vive en Chalchuapa, Santa Ana, y que a simple vista no pasa de los 20 años. Él trabaja oficialmente en la Eigtheen Street Gang. Al menos oficialmente en Facebook. Si uno no es amigo de Miguel apenas y puede ver algunas cuantas imágenes que ha dejado como públicas en su muro, pero no es necesario ahondar tanto, si desde la foto principal hasta la última que se ve en su historial está “rifando” o haciendo la seña alusiva a la pandilla 18.
Gil y Miguel comparten amigos de la pandilla en Facebook. Ambos son amigos de quien a su vez es amigo de la “Nena Dieciochera”, que vive en San Pedro Sula, Honduras, y también de Jonathan Alexander Hernández Hvls Sur, otro al que le gusta hacer las señas del Barrio 18 y quien asegura en Facebook haber entrado a estudiar en la Universidad de El Salvador. Alexander aparece en una de sus fotografías con un revólver y un comentario a manera de pie de foto en el que dice “ke rico kiere carne de culeros” y alguien, al parecer una conocida suya, le contesta “Pues dale d comer” a lo que este respondió un minuto después “Ya casi le boy adar de comer kiere ber sangre”.
El niño Gil es amigo también de Alexander Diciochero Franco, y de Kevin Tazmania Pineda (también santaneco, según su cuenta de Facebook), de Samuel Martinez quien trabaja “de matar chavalaz en la calle” y vive en El Congo, Santa Ana; y del Homito Delincuente, además del Saiko Tiny Loko; quien a su vez tiene amigos al otro lado del país, en oriente.
Los amigos de Saiko Tinty Loko también sienten simpatía por la pandilla 18, tal es el caso de Mauricio Campos, de 17 años, quien se hace llamar Fireman y ha escrito claramente que trabaja como palabrero para el Barrio 18 en el municipio de Mercedes Umaña, Usulután. Sin embargo, la cuenta de Mauricio Campos no siempre tuvo ese nombre. Al parecer, esta es una de las muchas cuentas de jóvenes que, luego de divulgar sus preferencias pandilleriles, handecidido “camuflar”. Por ejemplo, la del Fireman que antes tuvo el nombre de Kevin Gabriel Rodríguez Martínez, algo que no pudo borrar de la dirección URL de su perfil, algo que se ve desde un navegador web convencional.
Pero Kevin, o Mauricio, como se le quiera llamar, también tiene más amigos en Facebook a quienes les gusta al menos aparecer en fotografías haciendo señas alusivas al Barrio 18; tal es el caso de Alexander Bonilla, quien aparentemente vive en Silver Spring, Estados Unidos, y también Benya Rivera (coludita), quien ha puesto en su foto de perfil las abreviaturas “8t ST” (Eighteen Street).
Sin embargo, Facebook no es la única red en la que el Barrio 18 ha incursionado por medio del internet. La inmensa web de contenido multimedia YouTube también se ha convertido en otra puerta ancha en donde cientos de personas se han dedicado a rendirle tributo a la pandilla.
Luego de teclear “Barrio 18” en YouTube tardarán unos segundos para que se dispare un vertiginoso listado de documentales, noticias, y más abajo, muy abajo, varias canciones “raperas” con títulos que hablan de municipios populares de El Salvador, como Soyapango, Ilopango, Mejicanos, San Martín o Ciudad Barrios, y cuya letra se convierten en versos que muy probablemente son himnos de la pandilla.
El Barrio 18 también tiene cuenta en YouTube. Muchos “seguidores” (por llamarlos con un término más ciber-social) de la pandilla han creado cuentas donde suben canciones con una secuencia de fotografías tomadas en sus municipios o sacadas de internet para formar un video que acompañe a la tonada. Algunos títulos como “San Martin Barrio 18st, SPLS, TWS LA LINEA LOCOTES” no dejan de llamar comentarios de otros usuarios que pueden resultar ser también pandilleros de la pandilla 18 o, al contrario, de la Mara Salvatrucha, en cuyo caso los comentarios terminan siendo insultos o amenazas a muerte que probablemente nunca que lleguen a concretar (o probablemente sí) porque en internet uno nunca sabe con quienes habla.
Likedin y Twitter son dos de las redes sociales en las que los pandilleros han incursionado poco, o al menos se deja ver tanto como en Facebook o YouTube. Apenas y, luego de teclear varias horas, se puede encontrar uno o dos perfiles que permiten sospechar que se trata de pandilleros salvadoreños activos o al menos jóvenes que “sueñan” con pertenecer a la pandilla; sin embargo, los hay.
Aunque las redes sociales un poco más antiguas, como MySpace y Hi5, llegaron a El Salvador cuando el uso de internet aún era un privilegio de un grupo bastante reducido, estos sitios web, que en algún momento fueron utilizados incluso para extorsionar, todavía dejan ver caras de jóvenes aparentemente salvadoreños que buscan (o buscaron), de alguna manera, expresar y hacer pública su orientación hacia la pandilla 18.
Los sitios web apologistas de pandillas probablemente no existan aún en El Salvador, aunque los usuarios no hacen esperar sus comentarios en foros o webs que hablen de estas estructuras, lo que deja entrever la dimensión del alcance que estas pueden tener en el internet.
En un país tan pequeño y tan asediado por el fenómeno de las pandillas como El Salvador, estas ya trascendieron de únicamente tener presencia en los barrios y colonias del área metropolitana y la periferia a estar también en las redes sociales.
Blogs, cuentas de Facebook, de Twitter; comentarios y canales en YouTube. Las pandillas se han regado como un virus por el ciberespacio y el uso de las nuevas tecnologías, dando paso a que, con todo el derecho que la impunidad les permite, cientos, miles de jóvenes suben a diario fotografías “rifando” o declarando públicamente pertenecer a una pandilla, anunciando que pronto va a matar o amenazando de muerte a otro.
Aunque no es nuevo para la población salvadoreña que miembros de pandillas tengan su perfil en Facebook y que publiquen incluso desde la cárcel; hurgar un poco más en esta red de perfiles vinculados, tomando en cuenta que existen variables que pueden llegar a conectar a cientos de miles de personas, uno puede sorprenderse de cuán grande es el “territorio”, por así llamarlo, en que las pandillas ejercen su “control” dentro de Facebook y otras redes sociales.
Este es uno de los señalamientos que algunos analistas, políticos y cientos de personas de la sociedad civil le hacen a las autoridades, exigiendo una investigación a partir de los muchos perfiles que existen de, por ejemplo, pandilleros que publican fotografías en Facebook aun estando bajo prisión o de supuestos pandilleros que publican abiertamente en sus redes sociales que pronto van a matar o fumando marihuana; sin embargo, hasta hoy día este es otro territorio en el que las pandillas han visto desde lejos y con un tono de menosprecio al brazo de la ley.
Sin embargo, otros ven en las redes sociales de los pandilleros una oportunidad para solucionar el problema de la violencia en El Salvador. Ese es el caso del director del Instituto de Medicina Legal (IML), Miguel Fortín Magaña, quien además de asombrarse al ver “el descaro” que estos se muestran en su perfil de Facebook, dice ver algo que prefiere llamar los “Bemoles humanos de los mareros”.
De acuerdo con Fortín Magaña, en las redes sociales de los pandilleros no solo está su lado más exhibicionista, sino también “su punto débil”: su familia. Algo que puede sonar en un principio amenazador, se vuelve un poco más razonable cuando el también psiquiatra explica que “los pandilleros además de delincuentes son seres humanos y demuestran querer mucho a sus hijos”.
La tesis del doctor Fortín apunta básicamente a que sí se podría abrir un diálogo con las pandillas y “hacerles conciencia” de que lo más seguro es que no quieran que sus hijos vivan en medio de la aparente guerra que se libra entre ellos y el Estado, y a partir de ahí abrir oportunidades para que estos grupos delictivos se desintegren.
“El problema es que aquí la gente es de la opinión de que los metan a todos en un estadio de fútbol y los quemen, pero se les olvida que después de todos son humanos y también son ciudadanos salvadoreños”, argumenta el director del IML.
Fortín Magaña ha sido uno de los principales detractores del pacto que en 2012 logró disminuir el número de homicidios en menos de 48 horas, luego que las pandillas acordaran dejar de matarse; sin embargo, esta vez asegura plantear una propuesta de dialogo y no negociación con las pandillas, ya que, según él, conocer el fenómeno es la única manera de lograr vencerlo.