El Salvador
lunes 25 de noviembre de 2024

«Padre Toño»: También a Cristo lo sometieron a un juicio y le hicieron confesar…

por Redacción


"El problema actual es una exaltación de la violencia y quien sea más violento es el más aplaudido y reconocido y el más fuerte. Estamos muy equivocados", dice el "padre Toño".

Conocido como “padre Toño”, el sacerdote Antonio Rodríguez Tercero asegura que en este momento la causa de la ola de criminalidad que enfrenta el país es la acumulación de ira y venganza, además de que muchos creen que la violencia se combate con más violencia.

Diario1.com entrevistó vía correo electrónico al “padre Toño” sobre la violencia en el país, las causas de esta, cómo se podría comenzar a construir una solución integral para combatir los altos índices de criminalidad, su opinión sobre las políticas de seguridad del gobierno, el diálogo con las pandillas, su posible regreso al país y qué hace en España.

¿Cómo califica la actual situación de violencia del país?

Desde hace años la situación de violencia es caótica en el país. Durante los 15 años que vivo en El Salvador y las estadísticas y contextos que he podido conocer antes de estos 15 años he podido constatar que la violencia ha sido la forma de resolver los conflictos pasando por una guerra civil de 12 años.

Hay muchas violencias; la que más nos asusta son los números de homicidios, algunos llaman el muertometro. Pero la experiencia de 15 años trabajando en la migro-región Mélida Anaya Montes me dice, y me dolía mucho, la violencia de género, la violencia intrafamiliar que está muy asimilada y disimulada; me genera escalofríos la situaciones de abuso y el modelo tan violento con lo que los niños y niñas se educan en las escuelas.

Creo que la situación actual no es más dolorosa que la de hace años pero hoy conocemos mas y sabemos casi en el momento y conocemos de situaciones de violencia como formas de resolver nuestros situaciones.

Lo que es más dramático hoy es la acumulación de odio y venganza que hay en la sociedad. Los diferentes discursos y pronunciamientos está en esta línea de la venganza y como bien dijo Henri Lacordaire, en su sentencia lúcida sobre el perdón: ¿Queréis ser felices un instante? Vengaos. ¿Queréis ser felices siempre? Perdonad. Entiendo que no es fácil pero las iglesias, si algo pudieran hacer, es ser expertas en acompañar procesos de perdón y reconciliación y estudiar y prepararse para ello; sería bueno que hicieran un consejo nacional y municipal de perdón y reconciliación, ese es su papel y no otro.

Lo más preocupante del momento es que todos nos odiamos, todos nos sentimos víctimas unos de otros, hemos llegado a una situación de “SOCIEDAD ODIO- ESTADO ODIO”; casi pudiéramos decir que nos gobierna la ira y la venganza, convertidas en políticas integrales y sacralizadas por la participación de ilustres. Creo que esta situación de violencia está retrasando los conflictos y justifica su existencia.

Es muy dolorosa la situación y el sufrimiento es grande en los de siempre.

¿Cuáles cree que son las causas de esta violencia?

Siempre se dice que la violencia tiene causas multicausales y multifactoriales. Esta es una frase muy acuñada que es cierto pero creo que la causa de tanta violencia es la violencia. Me Explico.

´Hay que entender la violencia para poder prevenirla´ es el título de un documento de país que hace cinco años dirigí en El Salvador y que lo podrán encontrar por internet.

Siempre nos hacemos la pregunta por la violencia y para muchos esta pregunta la reduce y la redimensionan de forma perversa e ideología. Detrás de la violencia hay Conflictos históricos sectoriales (mujeres, niños-as, jóvenes…) y territoriales o municipales, incluso estructurales. Creo que nunca nos preguntamos por el MAPA DEL CONFLICTO. ¿Qué genera conflicto en Cabañas? ¿Qué genera conflicto en un niño? Y así sucesivamente y poder tener una base de datos en donde podamos registrar los conflictos y especialistas para desmontarlos, pues desmontando conflictos desmontamos y prevenimos violencias.

La causa del momento, aparte de la acumulación de la ira y la venganza de tantas víctimas, es que para muchos la violencia se combate con más violencia, por lo cual se está contribuyendo a que la violencia o se acabe nunca. Solo es ver las declaraciones de funcionarios de primer nivel y segundo nivel, hasta el gesto de su cara reflejan violencia. Estamos institucionalizando la violencia arriba y abajo como formas de resolver nuestros conflictos y hemos abandonado procesos en donde fundamentemos el conocimiento científico sobre la violencia el conflicto de manera pluridisciplinaria.

El problema actual es una exaltación de la violencia y quien sea más violento es el más aplaudido y reconocido y el más fuerte. Estamos muy equivocados; debilidad no es sinónimo de ser pacifico. Un Estado, una persona, es más débil cuanto más violento es. Y lo que tenemos hoy es una sociedad violenta y un Estado muy débil porque es muy violento.

¿Cómo se podría comenzar a construir una solución seria e integral para combatir la violencia?

Cambiando el paradigma y venciendo la política de populismo punitivo. El funcionario que se atreva a ser honesto con la realidad, y hacerse cargo de la realidad y cargar con la realidad para encargarse de ella, no será muy valorado y apreciado en su primer momento por que las decisiones que hay que tomar no son de corte populista sino técnicas y metodológicas que estén nutridas por serios estudios.

Una de las soluciones desde la Conflictologia es entender los conflictos e intervenir y resolverlos viviendo en paz, se centra su objetivo de desaprender para poder hallar la manera de pensar y sentir pacíficamente. Este es algo fundamental PENSAR Y SENTIR PACÍFICAMENTE. Nuestra sociedad piensa desde la ira y la venganza. No podemos resolver violencia con la aplicación de la fuerza y la violencia legal. Es urgente cambiar los paradigmas de forma razonada y emocionalmente. El problema es siempre la violencia y las causas que la generan. Descubrir sus orígenes, sus causas, resulta fundamental.

Por ello ciertas decisiones que se han tomado solo han sido maquillismo del momento, simplismo político y recomendaciones piadosas de ilustres.

Y otra gran solución. Me resulta difícil y casi de locura un ministerio de Justicia y Seguridad hablando y haciendo de todo. Seguridad, policía, cárceles, prevención, rehabilitación, leyes, víctima. Es imposible e inviable que algo funcione así. Hace años propuse que se debería de dividir este ministerio en dos. Un ministerio de Justicia o Interior que pueda formar y acompañar al cuerpo policías y vea por el cumplimiento y la situación del sistema penitenciario, y otro ministerio de Cultura de Paz que dinamice las dos grandes políticas de prevención social y de reinserción y rehabilitación, que articule todas las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales y pueda dar vida a las dos grandes políticas. Este ministerio puede ser financiado por el impuesto de seguridad.

Además de revisar urgentemente las empresas de seguridad y la industria de ventas de armas y la política de armas.

Además es necesario entender que un Estado de Derecho dialoga con políticas; el mejor diálogo es construir políticas pero en estos momentos hasta este diálogo democrático está estéril. Instalar capacidades de diálogo y medición es necesario de abajo arriba. Entiendo que la gente está en contra de la negociación y es cierto pero diálogo es la forma de mediar y la mediación siempre es una capacidad necesaria.

¿Qué opina de las políticas de seguridad del actual gobierno?

Creo que hacen esfuerzos importantes y tienen todo el interés que las cosas funcionen. Siempre he creído en la buena voluntad de las personas y de los gobiernos. Creo que las personas siempre quieren hacer las cosas bien aunque es difícil en contextos actuales en donde economía y política es tan difusa, quién nos gobierna y quién es el Estado. Creo que los que de verdad gobiernan deberían de revisar lo que anteriormente he expuesto. Tenemos que tener una mayor personalidad y no depender de fuerzas económicas o políticas externas.

Nuestro problema es muy salvadoreño y tenemos que tener nuestra forma salvadoreña, nuestra fórmula. No comparto las ideas de Estado fallido, de Estado colapsado. Creo que el Estado no es fallido, está equivocado históricamente, creer que violencia se soluciona con violencia legal. Es fallido desde que se está equivocando constantemente y es hora de entender el mapa del conflicto. Entender la violencia no es aceptarla ni compartirla, pero es necesario entenderla para poder prevenirla.

Además, también creo que el Estado no tiene recursos. Es necesaria una reforma fiscal seria y responsable con los problemas y el mapa de la exclusión y dolor del país. Hace un tiempo en una reunión en la Bruselas hablamos de esta realidad del país.

¿Cree que el gobierno debería seguir dialogando con las pandillas? ¿Por qué?

Cuando hablo de diálogo hablo de políticas públicas, que tengan enfoque de derechos y estén construidas de formas participativas e inclusivas donde todos podamos participar. Hace años tuve la oportunidad de dirigir un esfuerzo nacional de políticas públicas de prevención de violencia. Fue un diálogo nacional en donde participaron más de seis ministros, el sector privado y la sociedad civil. El diálogo concluyó en una política integral de prevención de la violencia que afecta a los adolescentes y jóvenes con 17 propuestas y sus acciones. Creo que es uno de los esfuerzos más inclusivos y participativos que ha vivido el país. El documento que se llama POR UN FUTURO DE PAZ, está entregado a las autoridades y pueden consultarlo.

Por tanto, el diálogo es la arquitectura de la paz y la mediación es necesaria en la resolución de conflictos. El Estado es el responsable de traducir en políticas lo que la gente dialoguemos. Quien dialogamos es la sociedad civil, actores locales y territoriales y el Estado o el gobierno es responsable de traducir y regalarnos en política pública nuestros acuerdos. Por tanto, el Consejo de Seguridad Ciudadana debería estar instalado en los 263 municipios del país de abajo arriba. Creo que tenemos que aprender a dialogar más inductivamente que deductivamente.

Algunos consideran que nunca se debe hablar con delincuentes. ¿Qué piensa de ello?

Me remito a la pregunta anterior. Entiendo que la gente, cuando se refiere a hablar con delincuentes, se refiere a negociar y estoy de acuerdo que no se puede negociar.

Es importante entender en un Estado de Derecho que el diálogo es con políticas públicas con enfoque de derechos y romper el círculo de la violencia. Pero si los que hablan son para poner en proceso sistemas de reconciliación nacional y procesos de perdón.

¿Usted ha considerado regresar algún día al país para seguir trabajando en temas de pacificación?

Es una posibilidad. En estos momentos tengo que estar en medidas de control y, por tanto, hay ratos que estoy en el país y otros ratos fuera. Pero es una opción dentro de otras, pero fuera o dentro es necesario trabajar por la paz de mi país El Salvador. Amo El Salvador y, por tanto, no se puede dejar algo que se ama. Hay que ser obedientes a la voz de Dios, lo más fácil es salir corriendo o marchar a lo más fácil; creo que nuestra fe cristiana nos dice que tenemos que correr todos los riesgos que nuestro ministerio exige. Eso lo decía muy bien, y lo hizo muy bien, Monseñor Romero, santo universal, el santo de la paz. Siempre los pacíficos terminan crucificados.

¿Qué hace en España? ¿Cuál es su rutina?

Estoy descansado entre España y El Salvador, y otros países que me llaman e invitan, además de estudiar una maestría, un diplomado y escribiendo algunas cosas para editar un día un libro, pero lo importante es descansar. Me sentía muy agotado de 15 años con un intenso trabajo social y religioso; desde los terremotos de 2001 no había parado, incluso disfrutar de los amigos, amigas, familia, hermanos y sobrinos.

La experiencia de trabajo en empleabilidad juvenil, formación en desarrollo social y comunitario en fortalecimiento de las escuelas públicas, los procesos de cultura de paz, en trabajo por combatir la violencia de género y desmontar violencias ha sido grande 15 años y muchas gente quiere conocer la experiencia. Eran alrededor de 20,000 personas beneficiadas todos los años de programas de salud, educación, formación, empleo y, además, trabajamos mucho con mujeres y comités locales. Desde que llegue al país QUISE POR MI FE DE LLENAR A MEJICANOS DE BONDAD Y VALENTIA .Y en cada hogar dejar un recuerdo de misericordia y bondad.

¿Cómo califica la acusación que le hizo la Fiscalía y el juicio al que fue sometido?

El juicio de humanos no me quita la paz. La verdadera justicia es la divina. Mi consciencia está tranquila. ¿Qué carpintero no se ha cortado un dedo por su oficio?, ¿a qué torero no le ha pillado el toro? Nunca se deja de hacer muebles y nunca se deja de torear. Soy un enamorado de Cristo Crucificado y medito todos los días la Pasión de Cristo y la Pasión de Pueblo y todos los días hago mi examen de consciencia y le pregunto a Dios qué quiere de mí.

Hay días que me da miedo responder a las respuestas de Dios pero tengo gran fe.
También a Cristo lo sometieron a un juicio y le hicieron confesar que si era el Hijo de Dios.

Mateo 10 nos explica muy bien cuál es la vida del misionero y el Papa Francisco en la exhortación Evangélica nos reta a la misión en un mundo violentado. Hoy creo que Dios me quiere estudiando y preparándome para responder mejor y más sabiamente a las desafíos del mundo.

Algunas veces nos equivocamos y lo importante es levantarse, cambiar y seguir luchando.

Les invito a todos a ser instrumentos de Dios en este momento tan delicado que vive el país. Ayudarnos unos a otros a ser mejores personas y a vencer la cultura de la ira y del odio para dinamizar la bondad.