La muerte es un tema ineludible. En este país a unos nos dará la oportunidad de pensarla y planificarla y a otros no. Si de planes se trata hay dos opciones: el entierro en nicho o la cremación.
Por tradición, a uno lo preparan desde muy joven a que sus restos morarán enterrados bajo tierra por los siglos de los siglos. Ahí, en ese ataúd de madera o metal, el cuerpo se irá descomponiendo lentamente hasta convertirse, inevitablemente, con el pasar de los años, en polvo.
Además, si oímos las opiniones desde la fe, nos han enseñado que hay que preservar el cuerpo; sin embargo, en los últimos años las iglesias han sido más flexibles e interpretan que el cuerpo que resucitará no será el físico sino el espiritual “incorruptible”.
Sin embargo, más allá de la fe, la práctica del entierro sigue atrayendo a muchos, pero en esta ocasión si uno ha decidido prepararse para lo inevitable una mejor opción, no solo por el precio, sino por lo práctico, lo amigable con el medio ambiente y lo rápido es la cremación.
Así que una vez usted ha decidido acelerar el proceso de convertirse en polvo en cuestión de horas, solo resta conocer los detalles a los que su cuerpo se someterá una vez fallecido.
La cremación es la práctica de deshacer un cadáver, quemándolo lo que frecuentemente sucede en un lugar denominado crematorio.
El proceso involucra la incineración del cuerpo en un horno industrial capaz de alcanzar altas temperaturas. Un cuerpo destinado a ser incinerado primero es colocado en un contenedor, que por lo general es una caja, se coloca en el horno y es incinerada a una temperatura que oscila entre los 760° a 1150° centígrados.
Durante el proceso, una gran parte del cuerpo (especialmente los órganos) y otros tejidos suaves son vaporizados y oxidados debido al calor y los gases son descargados en el sistema de escape.
Lo que queda después son fragmentos secos de hueso y las cenizas. Luego los huesos son pulverizados y convertidos en polvo. Estos restos luego se colocan en un contenedor, que puede ser una sencilla caja de cartón o una urna extravagante.
Lo que queda de un ser humano adulto, convertido en ceniza en un tiempo estimado de cinco horas, suele pesar entre 3 y 7 libras, esto representa aproximadamente el 3.5 % del peso del cuerpo original total.
Algunas opciones
Aunque la práctica es relativamente nueva en El Salvador ya hay al menos dos funerarias que realizan este procedimiento. Una de ellas es la Funeraria Las Flores, ubicada en San Salvador, que comenzó a realizarla en el 2001. Esta es una de las primeras funerarias que le ha apostado a la cremación
Como en todo servicio funerario, contratar un servicio con anticipación; es decir, previo a tener la emergencia de una muerte de un ser querido que debe atender de inmediato, genera un ahorro considerable en quien contrata el servicio. Con una tan sola llamada un agente de ventas explica no solo el procedimiento, sino las condiciones del servicio.
En este momento, debido a que estamos realizando las cotizaciones previas, explica el vendedor, los precios son un poco más cómodos. “Si usted tiene ya la emergencia pueden incrementarle un 20%, eso es general tanto para un entierro como para una cremación”, me explica.
Le explico que necesito una cotización de un servicio de cremación. Me expone que hay dos tipos: el primero solo es el servicio de cremación y el otro además de la incineración incluye una vela en la funeraria.
Le pido la información de ambos y me explica en primer lugar para realizar una cremación el cuerpo debe tener esperar al menos 24 horas para ser incinerado, esto debido a estipulaciones de la ley salvadoreña; ya que este proceso es irreversible y puede llegar a eliminar cualquier rasgo que determine las causas exactas del deceso.
Cuando el fallecimiento ha sido por una muerte violenta necesita la autorización escrita por parte de las autoridades competentes.
Durante el transcurso de las 24 horas, se puede optar por realizar la velación tradicional, o bien por la cámara refrigerante. El vendedor me asegura que estas opciones tienen un precio distinto.
El primer paquete cuesta unos $1,094 e incluye el alquiler de la cámara refrigerante por 24 horas, la cremación y una urna de madera. El segundo comprende la vela, la cremación y la urna de madera y cuesta unos $1,600.
Este último incluye capilla de velación, ataúd metálico, preparación química, trámites legales, 50 refrigerios, 50 tarjetas de recuerdo y los traslados respectivos a la cremación.
El vendedor me explica que estos precios tienen un descuento del 20% hasta el 25 de este mes; posteriormente, solo se le aplica, por lo general, un 10%. Es decir que en otra época del año costaría un 10% más.
Debido a que estoy buscando un plan de servicio por anticipado, pregunto si tienen planes de pago por cuotas. Me explica que tiene tres tipos de financiamiento. El plan de pago a un año es sin intereses y las cuotas para el primer paquete son de $80 y para el segundo $120.
Para el caso de un plan de tres años, ya con intereses, para el primer plan la cuota es de $36 y para el segundo de $56. Y el plan de cinco años el plan de solo cremación cuesta $26 y con vela es de $38. Para los tres casos se debe pagar el 10% de prima.
Por otro lado, una opción todavía más reciente es la cremación en la funeraria Montelena, en Antiguo Cuscatlán. Con planes que incluyen no solo la cremación y la vela, sino que además se suma la posibilidad de enterrar las cenizas en columbarios aéreos, los cuales son nichos ubicados en estructuras de hasta seis niveles. Sin embargo, siempre puede tener la opción de llevarse las cenizas a casa.
En Montelena los planes son muchos más amplios y complejos, las opciones son múltiples y hay para todo tipo de exigencia.
El primer plan que incluye transporte desde el lugar de fallecimiento, trámites legales, preparación, ataúd metálico para la vela, la velación, la refrigeración del cuerpo por hasta 72 horas, la cremación, la urna de madera y servicios adicionales como misas, 150 piezas de pan dulce, entre otros por la cantidad de $2,900.
La vendedora me explica que si deseo inhumar las cenizas, no solo debo cancelar la cantidad por este servicio que es de $315, sino que también debo hacer un pago por el derecho a perpetuidad por el columbario que es de $2,620. Sin embargo, esta es solo una opción, un servicio adicional que presta esta funeraria, que cuenta con todos los servicios en un solo lugar.
Además, comenta la vendedora que se pueden contratar planes familiares e incluso en el mismo columbario.
Otro de los planes que presentan con otros servicios adicionales el costo es de $3,500 y a eso se le suman los gastos del entierro y el columbario si lo desea.
La vendedora explica que todos sus planes tienen financiamiento que van desde cuatro cuotas, hasta sesenta (es decir 5 años). Siempre hay que pagar un 10% de prima y luego la cuota mensual que va desde $1,600 por cuatro cuotas hasta $143 por cinco años.
No obstante, pese a que los precios van desde los más onerosos hasta los más básicos también representan un ahorro, sobre todo, si no deben pagar los gastos de ataúd, el entierro y el nicho.
Solo para que uno pueda hacerse una idea. Las funerarias tienen múltiples opciones de servicios de entierros y se puede considerar que la mayoría ofrecen los siguientes: Inhumación o entierro (que puede incluir toldos, mozos, flores, entre otros), ataúd, personal para atender a los dolientes, servicios religiosos, preparación del cuerpo, carroza fúnebre para trasladar el cuerpo, entre otros.
En este sentido, si tomamos en cuenta que el precio de un ataúd puede oscilar entre $200 el más sencillo hasta $1,500 el máximo, agregándole los demás servicios de velación y entierro los costos mínimos pueden ser entre $250 y $3,500.
A esta cantidad se le debe sumar el precio del nicho que en los cementerios municipales el precio es entre $250 y $650 y en los privados puede costar desde $3,000 hasta los increíbles $12,000. Y hay que recordar, además, que anualmente se debe pagar un costo de impuestos por los nichos.
Con ese breve desglose de cifras, y aunque no se le ha agregado otros costos adicionales, la cremación frente al entierro en una sepultura bajo tierra puede ser una opción más cómoda para el bolsillo de los salvadoreños.