El padre de Ernesto Muyshondt perdió todo durante la guerra, época en la que fue considerado el principal cultivador de algodón del país. Se quedó sin beneficios de café, tractores de cosecha y aviones de fumigación porque la guerrilla se los quemó.
También era amigo del fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto de d’Aubuisson. Lo apoyó y protegió durante el conflicto.
Ernesto Muyshondt hereda tanto el nombre, como su ideología y los negocios familiares que un día manejó su padre.
— Sufrimos 14 ataques y lo único que nos dejó la guerrilla fueron deudas.
Es 21 de octubre de 2014, el día está por apagarse. El tráfico revienta por trabajos de remodelación en una concurrida avenida en la ciudad de Santa Tecla. La fecha golpea en los recuerdos de Ernesto Muyshondt: se cumplen 18 años desde que su padre sufrió un atentado camino a Guatemala. Ocurrió en 1996 y hasta hoy desconocen si fue un asalto o un ataque dirigido a su persona. Ernesto Muyshondt Parker recibió un disparo en la cabeza que le atravesó el cerebro. Sobrevivió. El momento fue crucial para el mayor de tres hermanos, ya que Ernesto debió asumir la responsabilidad de manejar los negocios de la familia. Alcanzaba los 21 años.
Nacido en San Salvador, Ernesto fue de los niños con infancia privilegiada. Esa es la palabra que usa para describir cómo vivió de pequeño. Creció en una familia grande y unida; sobre todo, unida —recalca de nuevo— y cercana a los primos del lado maternal.
“Debo aclarar ja, ja, ja por cierto personaje que anda ahí: con él nunca he tenido ninguna relación familiar ni nada por el estilo… Ni mis hermanos ni yo nos parecemos a él. Ni en lo físico ni en la forma de ser ni en su pensamiento. Somos completamente distintos”. Ese ‘personaje’ del que habla es su primo, Alejandro Muyshondt, con el que públicamente se ha declarado en enemistad y si se encontraran, con mucha posibilidad, Alejandro sería uno que no se aguantaría para escupirle en la cara. Así lo declaró el mismo en entrevista concedida a este periódico.
Al graduarse de la Escuela Americana, estudió Ciencias Jurídicas —carrera que sigue sin ejercer—, sacó una maestría en Administrador de Empresas y ahora se dedica a ser empresario, agricultor y político.
— Yo siempre desde pequeño me sentí identificado con ARENA. Mi papá era amigo de d’Aubuisson; lo veíamos en la casa y era como un ídolo.
— ¿Y qué recuerda de d’Aubuisson?
— Yo estaba chiquito, recuerdo algunas veces que entró al país con nosotros cuando él estaba en Guatemala. A veces lo andaban siguiendo, había una persecución y la casa de mis padres se conectaba con la de mis abuelos, pero daban con dos calles distintas, entraba por mi casa y salía por la otra.
A Ernesto Muyshondt le imbuyeron dos cosas cuando niño: no abandonar el país, pese a cualquier circunstancia, y rechazar el sistema comunista. Poner en práctica ese patrón de enseñanza lo llevó a inmiscuirse en las campañas electorales. Así comenzó durante la campaña presidencial de Armando Calderón Sol.
Pasó por el sector Juventud y luego al empresarial. Estando ahí, en el 2009, recibió una llamada. Se trataba de la inesperada invitación de parte del máximo dirigente de peso dentro de ARENA, Alfredo Cristiani, para ingresar al Consejo Ejecutivo Nacional de ARENA (COENA).
Con él, Ernesto solo había hablado dos veces y de café. Al contestar, lo único que hizo fue consultarle a su esposa. En ese momento, la tenía al lado. Ella lo apoyó y él aceptó.
— Le dije inmediatamente que sí y me dijo queme llegara al día siguiente a las dos de la tarde, porque sería la juramentación. Ni le pregunté en qué puesto iba ni nada.
— ¿Y qué habría pasado si su esposa le hubiera dicho que no?
— ¡Ah…! Se me hubiera armado un gran problema. Si uno desperdicia esa oportunidad, sería algo que jamás se podría perdonar.
Sin duda no la desperdició y supo aprovecharla. Desde que ingresó al partido, fue nombrado director de Afiliación y Estadística del COENA. Luego se convirtió en director de Asuntos Jurídicos y Electorales, tras este puesto llegó a ser director de Información y vocero. Ya para 2013 entró como vicepresidente de Ideología. Ahora es candidato a diputado a la Asamblea Legislativa.
— Pareciera que tiene un interés por el poder, ¿no cree?
— Yo no lo definiría como poder. En la política a base de trabajo, esfuerzo y consistencia y consecuencia en sus acciones. Uno se puede ganar el respeto de las personas, tanto de las personas que están de su mismo lado como de los que son adversarios
— Y las opiniones negativas, ¿cómo las maneja?
— Cuando veo tanto interés que me ponen mis adversarios políticos y sus encargados de guerra sucia es porque tal vez no les gusta que alguien les haga los señalamientos tan directos. A mí hasta me motiva más y me halaga que me pongan tanto interés.
— ¿Pero no le genera un desgaste público? —pregunto ante las constantes confrontaciones con el expresidente Mauricio Funes durante la pasada campaña presidencial —.
— Yo creo que he sido una de las personas a las que un presidente de la República ha demandado y que le ganó el caso. Ciertamente uno se corre el riesgo… Creo todos estos ataques, lejos de debilitarme, me han fortalecido (…) Tienen que respetar que he sido firme y consistente en mis actuaciones y que he puesto la cara por lo que creo y por mis principios.
Con Funes no se han visto en persona. Tal vez, ni uno ni el otro propicien que ese momento pase. Al terminar el mandato Funes, los ataques cesaron al cesar también el programa de cada sábado «Conversando con el Presidente». Ese era el escenario propicio que pasó a la historia por las discusiones destapadas entre ambos y que son difíciles de olvidar. Los encuentros por ahora se limitan a las redes sociales, donde Funes hace un par de semanas sorprendió al enviar por primera vez un primer tuit. Muyshondt dice que de vez en cuando el expresidente lo menciona.
Sin embargo, ¿qué pasaría si lo tuviera en frente? ¿Le daría la mano o al menos lo saludaría? Ante mi pregunta, responde con dos palabras: “no sé”. Pero a esto añade, casi de inmediato, que si él fuera Funes pasaría la página. “En lugar de seguir insultando y atacando, debería dedicarse a disfrutar de su mansión con la que salió de la Presidencia”, dice expectante de que Funes sea procesado judicialmente “como lo están haciendo con el expresidente Flores”.
— Y ya que menciona a Flores, ¿defenderlo cree que no le genera un desgaste a usted?
— Bueno, el caso Flores le hizo daño al partido durante la campaña 2014, porque tenía un rol protagónico: él era el coordinador de la campaña. Ahora bien, él ha sido muy maltratado injustamente porque la verdad alrededor del caso se ha contado unilateralmente. Él no ha tenido la oportunidad de decir su verdad.
— Le está quitando responsabilidad a Flores.
— En lo personal, creo que él no cometió ningún ilícito.
— ¿Lo considera un puente ‘inconsciente’ que solo recibió ese dinero?
—No, en ese momento no había ningún impedimento legal de que un gobierno extranjero apoyara una campaña política. Y él simplemente recibió ese dinero. Lo aportó a una campaña política de Elías Antonio Saca. Por lo menos hasta donde yo sé.
— ¿Y dónde queda la donación de Taiwán para los damnificados del terremoto? ¿Para la delincuencia, puntos que él mencionó?
— Creo que hay diferentes aportes que dio el gobierno de Taiwán durante el gobierno de Flores. Unos se dieron al país, por la vía normal: Cancellería. Esa era una ayuda discrecional que en el juicio deberá demostrar el expresidente Flores.
— ¿Se malinterpreta entonces la versión de Flores en la Asamblea Legislativa?
—Creo que él amplió y mezcló los aportes que dio Taiwán.
El rol que ha alcanzado dentro de ARENA es uno de los protagónicos. Así, con el tiempo que lleva como dirigente, ha logrado ser de los que se mantienen en medio de la exposición pública. Es uno a los que la prensa aborda, en caso de querer comentarios sobre cualquier tema.
Esto lleva a pensar que Ernesto Muyshondt acaba su día con “política” dando vueltas como una ruleta de caballitos dentro de su cabeza. Sin embargo, el que piense de esa forma puede estar equivocado.
Para él, desenchufarse se le hace de lo más sencillo practicando artes marciales, jugando basquetbol o practicando boxeo. «Fui campeón nacional de boxeo cuando tenía 17 años. Competí en peso semi completo 80 kilogramos». Casados desde hace casi seis años, es de los que llega temprano a su casa, tiene una buena vida de pareja. “Soy una persona bastante comprometida con mi país, pero no es que la voy a dejar de ver a ella por dedicarme a la política”.
— ¿Y a qué aspira ahora como candidato?
— La política es un medio para lograr un fin: aspiro a un El Salvador en paz progreso y libertad.
— Siendo usted de una generación de posguerra, ¿debe olvidarse o saberse perdonar?
— Creo que ni debemos olvidar pero sí debemos perdonar.
— ¿Perdonaría a las personas que le han atacado?
— Sí, pero no debemos olvidar.
—¿Es la Asamblea su fin último?
—La Asamblea es mi objetivo.