El Salvador
lunes 25 de noviembre de 2024

Con un caballo de Troya se apoderaron de canal 11

por Redacción


¡Se necesitaron sólo cinco horas para consumar el amaño! La fórmula de Remigio Ángel González para asaltar el canal 11 y la Superintendencia de Telecomunicaciones fue más eficiente de lo que se pensó.

Como si estuviera dedicado a participar en una permanente cacería de televisoras y radioemisoras en todo el continente, el mexicano Remigio Ángel González escogió desde el 2010 su nuevo trofeo mediático: El Salvador.

Este país era el único en el continente americano en el que Remigio Ángel González no tenía dominios que pudiese dominar desde su oficina en Miami donde controla más de 30 canales de televisión y algo más de dos centenares de radioemisoras.

Cuando el mexicano decidió entrar al negocio de los medios de comunicación en El Salvador, todos sus colaboradores sabían que harían las cosas como lo han hecho en otros países.

Primero buscarían aliados políticos influyentes, amañarían procedimientos, penetrarían instituciones metiendo, a su propia gente, en los órganos de decisión y, luego que pase el aquelarre, y se adueñen de frecuencias de radio y televisión, devolverían los favores.

Para cumplir con sus planes, González −un hombre de 73 años a quien apodan “El Fantasma” porque emplea testaferros y no muestra nunca su cara− envió desde el 2010 sus primeros hombres de avanzada a San Salvador.

Entre ellos incluyó a un publicista salvadoreño, un ejecutivo argentino envuelto en varios escándalos internacionales, y otros ejecutivos extranjeros que mantiene en países como Guatemala, Panamá y Costa Rica.

Una vez aquí, los colaboradores del mexicano, cuya fortuna sobrepasa los $2 mil millones, siguieron el mismo guión de otras naciones para apoderarse de medios de comunicación.

Lo primero que hicieron los hombres de González fue comprar, con el empleo de clarísimos testaferros, frecuencias de radioemisoras poco exitosas.

Después sus hombres construyeron, a base de malas artes, un afinado y moderno caballo de Troya para desembarcar dentro de la Superintendencia de Telecomunicaciones hombres que les ayudaran a conseguir frecuencias de televisión, con poco respeto a la legalidad.

Desde entonces, los hombres de Remigio Ángel González cumplen en El Salvador el papel que se les asignó desde el 2010: acercarse e influir políticos para construir pactos que les den ventajas al mexicano y a los políticos.

Por eso es que lo primero que hizo González fue encontrar socios dentro del FMLN, el partido gobernante en El Salvador. Los buscó ahí y los halló.

El mexicano González sabe que sin acercarse al poder político no se hacen negocios a su gusto: los políticos representan la vaselina que necesitan los mejores negocios del mexicano en medios de comunicación. Y así lo hizo en El Salvador.

Las pruebas de que Remigio Ángel siempre actúa así están esparcidas desde Uruguay hasta países más cercanos como Costa Rica o Guatemala.

Hombre muy efectivo

En El Salvador, ese empresario no aplicó nada nuevo para alzarse con el canal 11 de televisión a cambio de una insólita permuta por el canal 37 que compró en $3.8 millones a la Universidad Francisco Gavidia.

Guatemala fue el mejor laboratorio para González quien por muchos años se dedicó a vender telenovelas mexicanas y peruanas.

En ese país se acercó a Alfonso Portillo, el ex gobernante preso en Estados Unidos por recibir sobornos de Taiwán, y así elevó su poder mediático en esa nación centroamericana.

En Perú hizo lo mismo con Alberto Fujimori. En Nicaragua se alió con Daniel Ortega donde sus opositores saben que, a cambio de radioemisoras y televisoras, González le hace a Ortega los mismos favores que ejecuta en otros países. La receta es la misma.

González hizo algo semejante en Paraguay, Uruguay, Costa Rica, México y Argentina: se alió con el poder político para tomar medios de comunicación. Luego apoya a quienes le hacen favores y le dan publicidad estatal. Se comparte como una piñata mediático.

Tal vez fue por eso que en Guatemala un importante analista dijo sobre Remigio Ángel González:” cuando gobernaban los militares en América Latina, vestía traje de fatiga. Ahora seduce el poder vestido de casimir”.

El Salvador no es, entonces, la excepción. Desde que colocó aquí sus intereses, importantes dirigentes del FMLN comenzaron a visitarle en Miami para ayudar a abrirle pasó en El Salvador. ¿A cambio de qué? No es difícil imaginarse la contraprestación.

Mientras unos iban a visitarle a Miami, sus colaboradores locales caminaban por los pasillos de la Asamblea Legislativa o por las oficinas principales del FMLN. Sabían que ahí estaban las claves del futuro negocio mediático.

Negocio es negocio

Cuando Remigio Ángel González hace una construcción mediática a su mejor estilo, la modernización o fortalecimiento de la libre expresión no es lo más importante.

Donde González pone sus pies, el periodismo no mejora. La mejor prueba de eso son las protestas de organizaciones internacionales de periodistas, y las de sus propios empleados.

Hasta la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ataca constantemente a Remigio Ángel González por su desapego al buen periodismo y la libertad de expresión.

La lejanía del buen periodismo no se tomó nunca en cuenta cuando González comenzó a dar sus primeros pasos para adquirir frecuencias radiales en la Superintendencia de Telecomunicaciones de El Salvador.

Así obtuvo la frecuencia radial 680 KHZ de amplitud modulada, utilizando calculados testaferros y apoyado, desde esa época, por posiciones jurídicas favorecedoras de la Sala de lo Contencioso Administrativa.

La caída de la radioemisora en manos de González estuvo precedida de un clarísimo amaño en una subasta pública que los miembros de esa Sala no quisieron sancionar, ni apoyaron, a la Superintendencia de Telecomunicaciones a pesar de existir un juego sucio de postores.

Esos primeros favores de los magistrados de esa Sala son tan sospechosos que las notificaciones judiciales se hicieron, muchos meses después, cuando casi se reasignaba el canal 11 por el 37.

Al desnudo

Es precisamente la compra del canal 37 que hace el mexicano Remigio Ángel González la que desnuda, en toda su complejidad e impacto moral, las conductas y la forma de actuar del empresario.

Para probar eso, basta con conocer cómo nace y se desarrolla el mayor amaño de la historia de la televisión salvadoreña.

En marzo del 2014, un grupo de manos adulteradoras, fue cuando los testaferros de Remigio Ángel González firman un contrato de promesa de venta entre la Universidad Francisco Gavidia y TVRED, la sociedad fachada para ocultar una compra fraudulenta.

González adelanta $200 mil a la universidad.

Pero como el mexicano sabe que las leyes nacionales impiden a un extranjero tener el control de una sociedad que posea una frecuencia de televisión, construyó un fraude de ley.

Quienes realmente firmaron el contrato de compra con la universidad Francisco Gavidia fueron un publicista salvadoreño de apellido Lorenzana, quien es un reconocido empleado de Ángel González, desde hace muchos años.

Ahora es Lorenzana quien le guarda a González el 55 por ciento de las acciones de la sociedad que posee la frecuencia de canal 37. El fraude está consolidado.

Pero no sólo eso ocurrió. El contrato de promesa de compra de canal 37 entre la Universidad Francisco Gavidia y los testaferros de Ángel González es revelador.

En ese documento se dice, desde marzo del 2014, pocas semanas antes de que se produjera el gran amaño, que la compraventa de la frecuencia será válida, aunque la SIGET reasigne la frecuencia del canal 37.

Esa advertencia es sin duda una confesión adelantada que de algo iba a suceder: la reasignación del canal 11 por el 37 de televisión abierta. El camino quedó preparado. El amaño estaba en marcha.

01• HECHO CANAL 11

Renuncia y campo abierto

Como si la toma mediática fuera un gran ajedrez que se juega con perversión y malicia, la siguiente movida del empresario mexicano se produjo el 31 de marzo, apenas diez días después de firmarse el contrato de promesa del canal 37.

Ese día, el Superintendente de Electricidad y telecomunicaciones, el abogado Luis Méndez, renuncia a su cargo como superintendente.

La renuncia fue sorpresiva. La salida la justifica el presidente de ese entonces. Mauricio Funes, como producto de una discrepancia jurídica.

La verdad era, sin embargo, otra: dentro de la SIGET comenzaba a prepararse, con el apoyo de Mauricio Funes y altos dirigentes del FMLN, el asalto a la propiedad de canal 11.
Calculadamente, el primero de abril del 2014, Mauricio Funes nombró a Astor Escalante como Superintendente de Telecomunicaciones.

Aunque al gobierno de Funes solo le quedaban dos meses de gestión, Astor Escalante comenzó a trabajar con un libreto en la mano y una inusitada rapidez, para cumplir un papel: reasignar el canal 37 por el 11 y favorecer de esa manera a Remigio Ángel González.

Igualmente comenzó a prepararse la subasta de seis frecuencias de televisión para que el que tuviera más dinero pudiera quedarse con una buena dosis de televisoras. El caballo de Troya estaba preparándose.

La idea era meter, dentro de la institucionalidad en la SIGET, hombres afectos a los planes de Ángel González.

Dentro del caballo de Troya iban al menos dos ex funcionarios: el superintendente Astor Escalante y el gerente de telecomunicaciones que eligió, Carlos Valle Chachagua. A este último Escalante lo nombró apenas se sentó en su silla ejecutiva dentro de la SIGET.

El camino seguido

La velocidad con la que se hicieron las cosas dentro de la SIGET fue delatadora. Un día después de su llegada, lo primero que hizo Astor Escalante como nuevo superintendente de telecomunicaciones (sin que nadie se lo pidiera), es un análisis de factibilidad técnica para cambiar de frecuencia al canal 37.

Escalante alegó que el canal 37 estaba destinado, por convenios internacionales, a la radioastronomía.

El funcionario tenía razón. Pero solo a Escalante le urgía eso en todo el planeta (también al mexicano González), es decir, reasignar el canal 37 por el 11 de televisión abierta. La prisa era de pocos. Sobre todo si se toma en cuenta que el canal 37 siempre operó, desde muchos años atrás, en esa frecuencia. No existía ninguna razón para viajar en ese tema a la velocidad que quería el superintendente Escalante.

Además, ningún organismo internacional urgía, a finales de la administración de Mauricio Funes, que el canal 37 se destinara de inmediato a la radioastronomía.

Después de pedir el estudio que justificara la nueva concesión al mexicano González, Escalante encargó el análisis técnico del traslado de canal 37 a Carlos Valle, el gerente de telecomunicaciones, a quien extrañamente él mismo nombró apenas llegó a la SIGET.

A la velocidad del rayo, Valle resolvió y recomendó que se reasignara el canal 37 por el 11 para beneficiar al empresario mexicano. Alegó la utilización para radioastronomía del canal 37, a pesar de la justificada velocidad para hacer eso.

Pero lo que nadie sabía (hasta ahora se tienen las pruebas), es que Carlos Eduardo Valle Chachagua era apoderado administrativo de la empresa TVRED, la misma sociedad anónima, con la que el mexicano compró el canal 37 a la Universidad Francisco Gavidia.

La conducta de Valle Chachagua representó un clarísimo conflicto de interés y probablemente reflejó la comisión de un delito. Fue juez y parte. Desde diciembre del 2011 era parte de TVRED, la empresa que opera, en la actualidad el canal 11.

Valle Chachagua alegó que él renunció al poder administrativo que poseía de TVRED. Pero, la certificación legal muestra que él dejó de ser un apoderado de TVRED de González hasta el mes de mayo pasado, cuando se firmó su renuncia.

También se ocultó a los salvadoreños que desde junio del 2013 Valle Chachagua fue nombrado como secretario de la sociedad “Radiodifusoras Unidas, empresa que también controla dos concesiones radiales propiedad de Ángel González, aunque asignadas a sus testaferros. ¡El caballo de Troya seguía su marcha!

Asimismo, el camino de Remigio Ángel González para hacer negocios estaba cumplido: se detectan aliados políticos, se amañan los procesos, se controlan las instituciones públicas desde adentro y así nace el control mediático.

Otros hechos

Las investigaciones periodísticas muestran otros hechos ilegales e inmorales en torno a lo que ha sucedido con el canal 37.

El 9 de abril −apenas ocho días después de que asumiera Astor Escalante la superintendencia de telecomunicaciones− la Universidad Francisco Gavidia traspasa la frecuencia del canal 37 a TVRED.

Cuatro horas después de firmada la compraventa por $3.6 millones, TVRED pide a la SIGET que inscriba el contrato. Eso evidencia que tenían prisa para buscar favorecimientos institucionales.

Ese mismo día, y a pesar de su vinculación descarada con TVRED y Ángel González, es cuando el gerente de telecomunicaciones de la SIGET, Carlos Valle, recomienda reasignar el canal 11 a cambio del 37, el que verdaderamente compró el mexicano.

Al día siguiente, 10 de abril y a sólo diez días de su llegada a la SIGET, Astor Escalante canjea el 37 por el 11. No explica por qué. Hay mudez en ese momento.

De esa manera, el inmenso grupo mediático de Ángel González recibe un canal con mayor propagación de señal y cobertura. ¡El caballo de Troya había funcionado! ¡El canal 11 había sido asaltado ante los ojos de todos los salvadoreños!

Pero todavía faltaban otros beneficios más para el mexicano Remigio Ángel González: sólo media hora después de reasignarle el canal 11 (lo que era ilegal), Escalante y Valle, su ayudante en la obra mediática, inscriben a TVRED como propietaria de esa frecuencia.

¡Se necesitaron sólo cinco horas para consumar el amaño! La fórmula de Remigio Ángel González para asaltar el canal 11 y la Superintendencia de Telecomunicaciones fue más eficiente de lo que se pensó.

02• CRONOLOGIA CANAL 11