Natalia era una verdadera niña de solo trece años cuando llegó donde su amiga Estela y le dijo que necesitaba dinero. Le contó que la estaba pasando mal y que le urgía ganarse un poco de dinero porque no tenía quien le ayudara. Estela le dijo que ella conocía a una amiga que se prostituía en el redondel del Scotiabank, en San Salvador. Incluso le reconoció que esporádicamente ella también se prostituía en ese lugar.
En mayo de 2008, Estela llega a la casa de Natalia y le pregunta si quiere ir con ella a prostituirse, pese a sus trece años. Natalia le responde que sí. Poco tiempo después, las dos llegan a bordo de un taxi al centro de San Salvador.
Ambas entran a un salón de belleza donde Estela habla con una mujer adulta a quien le dice que su amiga Natalia quería “trabajar”. La mujer respondió que sí, pero le pidió el Documento Único de Identidad a Natalia.
Su amiga le respondió que se la llevarían luego. Obviamente querían esconder que Natalia solo tenía trece años. La mujer llamó luego a Natalia y le dijo que ahí daban masajes a los hombres. Cobraban por esa tarea siete dólares. Cuatro dólares eran para mantener el negocio y tres serían para ella.
La mujer fue explícita: le dijo a Natalia que si quería dar “servicios sexuales” que los cobrara aparte. Incluso, le indicó que al fondo del establecimiento existían unos cuartos donde se podían tener relaciones sexuales.
Primer cliente
Ese día, como a las cinco de la tarde, llegó un primer cliente al lugar. El hombre eligió a Natalia para que le hiciera un masaje. El hombre le preguntó, de paso, cuánto cobraría por tener relaciones sexuales. La menor le dijo que le cobraría cincuenta dólares. El cliente aceptó la propuesta y ambos sostuvieron relaciones sexuales, a pesar de que Natalia tenía escasos trece años en 2008.
Después el hombre le pagó los $50. De ese dinero, Natalia le dio una comisión a Estela, su amiga. Luego ambas se fueron al redondel del banco donde un taxista también sostuvo relaciones con la niña. El hombre le pagó otros $30.
Después de eso, Natalia ocupó casi una semana regresando al salón de belleza donde, según dijo atendió a unos treinta clientes.
Natalia no regresó al salón de belleza porque un día se acercó un policía y le advirtió a la propietaria del salón de belleza que ella era menor de edad. “No te quiero ver más aquí”, le dijo la autoridad. Eso alejó definitivamente a Natalia del salón de belleza.
Casi un año después
Estela buscó de nuevo a Natalia casi un año después para pedirle que se prostituyera. Pero en ese momento Natalia le dijo que estaba embarazada desde cuatro meses atrás. Su “amiga” le dio una recomendación: que se socara el estómago con una faja y se pusiera ropa floja para que los clientes no la notaran.
Ambas salieron de nuevo hacia el parque Morazán. Ahí, en media calle, Estela vendía los favores sexuales de Natalia. El primer día le consiguió cuatro “clientes” con quienes Natalia compartió en un motel del centro, entre ellos uno de sesenta años. Por cada relación, Estela se quedó con $20 que cobró la víctima.
Tiempo después volvieron las mismas razones de Natalia para buscar a Estela y pedirle que le ayudara a entregar su cuerpo: necesitaba dinero. Incluso, por esa urgencia a Natalia no le importó que por un anterior cliente adquiriera el virus de papiloma humano. Necesitó ayuda de los médicos para curarse.
En el 2011
En octubre del 2011, cuando Natalia tenía 16 años y Estela 20, la joven volvió a pedirle a su amiga que le ayudara a prostituirse. Entonces, Estela comunicó a Natalia con “Beberlis”. Ambas se comunicaron por medio de un teléfono celular. “Beberlis” citó a Natalia en Metrocentro. Después de eso, Natalia fue explotada sexualmente en repetidas veces.
A cambio de los clientes, Natalia pagaba una comisión a Estela y a “Beberlis”. En el requerimiento fiscal presentado ante los tribunales de justicia, detalla que en esa época la menor tuvo relaciones al menos con cuarenta hombres.
Otro de los hechos que se relata es que en diciembre del 2012, Natalia fue llevada a la casa de un empresario , localizada en Santa Elena. Un guardaespalda llevó a Natalia hasta ese lugar a bordo de un pick up color verde.
En esa casa iniciaron un juego de quitarse las prendas de vestir. Natalia tomó mucho licor y desnuda comenzó a vomitar. Natalia dice que ante eso, su cliente comenzó a golpearla en la espalda y el estómago. “Beberlin”, quien se encontraba en el lugar, la reprendió porque se puso a vomitar.
Tiempo después Natalia sostendría un encuentro, junto con otras tres mujeres, con Regalado. En realidad, el requerimiento describe la forma cómo Natalia se fue prostituyendo desde los 13 años. También perfila a cada una de las mujeres que se convirtieron en sus “manejadoras”, incluidos homosexuales. Estos siempre cobraron comisiones por los servicios de Natalia.
La mayoría del tiempo, Natalia pasaba en centros comerciales y sitios públicos donde la llamaban telefónicamente y les decían que tenían clientes para ellas. Dentro de sus clientes se describen principalmente hombres mayores de 40 años, algunos de ellos influyentes en asuntos de la vida diaria del país.
La mayoría de las “manejadoras” (hombres y mujeres), fueron acusadas ante los tribunales de justicia. A esas personas se les atribuye el delito de “trata de personas”, en la modalidad de explotación sexual. Son catorce las personas a las que se les atribuyen esos delitos. Todas ellas se relacionan con Natalia desde los trece años.
Incluso, los fiscales piden a las autoridades judiciales que hagan reconocimiento de personas relacionadas con Natalia. Pero, al menos en este requerimiento presentado para tratar de sancionar a quienes prostituyeron a Natalia, no se mencionan a presentadores de televisión u otras personas. Se cita, principalmente, a mujeres y homosexuales que pervirtieron la vida de Natalia.