Más allá de las opiniones encontradas con respecto a su labor al frente de la única universidad pública del país, el cargo de rectora la catapultó como una autoridad ineludible a la hora de discutir los grandes temas del país. Ayudó también observarla en la entrevista del periodista Mauricio Funes Cartagena.
La ministra casi centenaria
María Isabel avanza firme sobre la escalera que conduce a la segunda planta. Ya son casi las dos de la tarde y la entrevista la ha hecho perder la noción del hambre, aunque desde hace una hora el olor a carne y arroz inundaban la casa, vaticinando la hora de almuerzo.
Me conduce a la biblioteca personal María Isabel Rodríguez, donde están dos mujeres –una de más de cincuenta años, la otra escasos 24- ordenando los más de 1200 títulos distribuidos en dos salones. En el primero está su escritorio con una computadora, que ya ha reemplazado a los tradicionales ficheros, como organizadora de los libros; en la pared de atrás cuelgan los nueve doctorados Honoris Causa que ha recibido de la UCA, UES y distintas universidades de Latinoamérica, de las cuales destaca el entregado por la Universidad de Córdoba, de Argentina, símbolo de la reforma educativa del continente.
“Mi vida está bien retratada en mi biblioteca. Tengo una buena colección de educación superior, otra en el área de la salud y una general, también muy buena. Falta la parte política, que aún la tengo en México. Ya tenía planificado que la iba a recoger, pero con lo que ha salido…”
Lo que ha salido es lo mismo que salió en 2007, justo después de haber dejado la UES. Lo que hoy es un nuevo trabajo como asesora del gobierno de Sánchez Cerén, en ese entonces fue la integración al equipo de la Mesa 13 del plan de nación, dedicada a la salud. Este sería el germen de la reforma de salud que la motivó a asumir el reto de ser la ministra del primer gobierno de izquierdas en la historia política salvadoreña.
“Mi relación estrecha con Mauricio la empecé en el rectorado, en sus entrevistas, y luego me buscó para lo del proyecto. Eso me fue empujando a participar de lleno en el grupo de trabajo en el tema de la salud que el gobierno pondría a funcionar. Nos habíamos enamorado del plan, de la ilusión de una transformación en salud, y cuando me plantearon, dije que sí inmediatamente” expresa.
El periodista Funes, quien pasó a ser el presidente Funes, nombró a María Isabel en una cartera acostumbrada a estar en el huracanado ojo de la opinión pública. “No sé si aguante más de un año, le dije a Mauricio, pero al ver cómo iba caminando lo que elaboramos decidí completar el ciclo”.
Según su criterio, hechos como la cobertura de medicamentos para el 80% de la red hospitalaria pública, las redes de servicios comunitarios de salud familiar, y obras como el nuevo hospital de la Mujer (que llevará su nombre) son las causas directas de su reconocimiento público.
Pero este caballo de batalla llamado reforma de salud no ha salido ileso, y señala a los medios de comunicación como uno de sus hirientes, no contra su persona, sino hacia el gobierno. De ahí que cada obra en materia de salud que ella considera beneficiosa para la población de escasos recursos, se distorsionara gracias a un titular periodístico.