El expresidente de Guatemala, Alfonso Portillo, no solo recibió de Taiwán varios cheques a su nombre por $2.5 millones que aparecieron en sus cuentas personales en Europa, sino que también usó algunos de los mismos bancos que empleó Francisco Flores para manejar otros $10 millones que le entregaron los asiáticos.
Portillo se declaró culpable el martes en un tribunal de Nueva York de haber recibido como soborno esos $2.5 millones y pidió disculpas por lo que hizo, aunque la sentencia y pena se dictará en junio próximo.
En el caso de Portillo se descubren hechos sorprendentes, si se examina la acusación penal en su contra: buena parte del dinero de Taiwán lo recibió poco antes de que le entregaran al menos $10 millones a Francisco Flores.
Se transfirió al menos a dos de los bancos empleados por Flores para trasegar los montos, uno de ellos localizado en Miami y propiedad de salvadoreños en el 2002, cuando los asiáticos entregaron las fuertes sumas de dinero.
Además, lo dio Taiwán a Portillo y a Flores, cuando gobernaba ese país Chen Shui-bian, quien acabó en la cárcel por malversar fondos de su país y aplicar lo que se le llamó la “diplomacia del dólar”.
Hay algo más en este caso: el banco guatemalteco que usó Portillo para distraer otra enorme cantidad de dinero de las arcas de su país fue manejado, en la época de las anomalías, por el salvadoreño criado en Guatemala José Armando Llort Quiteño, quien acabó delatando las conductas y malversaciones de Portillo. Antes fue uno de sus mejores amigos.
El dinero de Taiwán
Alfonso Portillo gobernó Guatemala entre 2000 y 2004. Comenzó a recibir dinero de Taiwán entre enero y junio de 2000. Se ha probado que la embajada de Taiwán en Guatemala otorgó, en ese año, tres cheques por $500 mil cada uno. Los asiáticos los giraron a nombre de Portillo porque él pidió que se hiciera de esa manera.
Los cheques, según documentos analizados en un tribunal de Nueva York, iban destinados a comprar libros para las bibliotecas de las escuelas públicas de Guatemala.
Los cheques a nombre de Portillo girados en el año 2000 salieron de una cuenta del Banco Internacional de China en Nueva York, como sucedió con Flores. El programa lo denominaron “Bibliotecas para la paz”.
Este se depositó en el Hamilton Bank de Miami Florida, a nombre de una cuenta del Banco Promotor de Guatemala, propiedad de amigos de Portillo.
Después de ahí, el dinero taiwanés lo pasaron de una entidad conocida como Education Holding Company. Posteriormente acabó en otra cuenta del Banco Bilbao Viscaya (BBVA) en París que controlaba la exposa e hija del expresidente guatemalteco. Así se evaporaron los fondos para las bibliotecas del país.
Los cheques de 2002
En el 2002 (pocos meses antes de que Flores recibiera unos $10 millones de Taiwán), Portillo tomó otros dos cheques de la embajada de Taiwán por un millón de dólares adicionales que se destinaron a una empresa controlada por Portillo que se llamó Oxxy Financial Corporation.
Los cheques salieron de la cuenta del Banco Internacional de China en Nueva York (como sucedió con Flores) y se depositaron en otra del Banco Internacional de Miami (como lo hizo Flores), propiedad, en esa época, de empresarios salvadoreños. La cuenta estaba a nombre de Oxxy Financial.
Posteriormente, los días 30 de septiembre y 26 de noviembre, se transfirieron de esa cuenta más de $600 mil a otra del BBVA en París que estaba a nombre de la exesposa y la hija de Portillo. El dinero después fue lavado en otras cuentas a nombre de esas dos personas en Luxemburgo, Inglaterra y Suiza.
La exesposa e hija de Portillo (esta última estudiaba en esa época en Inglaterra), movieron mucho dinero entre varias cuentas bancarias donde terminaron los fondos de Taiwán.
Todo eso lo aceptó Portillo, y dijo que recibió los “sobornos” por $2.5 millones desde Taiwán a cambio de continuar reconociendo diplomáticamente a ese país.
Estos cheques por un millón de dólares los recibió Alfonso Portillo en 2002 mientras Taiwán era gobernado por Chen Shui-bian quien, incluso, se reunió en El Salvador con todos los gobernantes centroamericanos de la época. Portillo estaba entre ellos. Flores fue el anfitrión.
También en 2002 Flores recibió entre el 2003 y 2004 al menos $10 millones que salieron de una cuenta de Nueva York y terminaron en el Banco Internacional de Miami y de ahí a un banco de Bahamas.
“Estaba mal”
Portillo, de 62 años, se declaró culpable en una Corte Federal de Nueva York por cargo de conspiración para lavar dinero; fue extraditado desde su país de origen en mayo de 2013 para hacer frente a una acusación que Estados Unidos activó en 2010. «Yo sabía que en el momento en que lo que estaba haciendo estaba mal, y me disculpo por mis crímenes, me hago responsable por ellos, y acepto las consecuencias de mis acciones», dijo Portillo en la audiencia.
Fiscales estadounidenses acusaron a Portillo de lavado de decenas de millones de dólares que decían malversó del gobierno de Guatemala, incluyendo $ 2,5 millones de la embajada de Taiwán en Guatemala destinados a la compra de libros para las bibliotecas escolares.
Pero en la audiencia del martes, Portillo dijo que los $ 2.500.000 no estaban destinados a las bibliotecas. Más bien, confesó que se trataba de «pagos ilegales procedentes de Taiwán».
El Fiscal Preet Bharara de Manhattan, Nueva York, dijo que si Portillo pensó que su posición le impediría responder por aceptar sobornos para dar forma a la política exterior de su país y por malversación de fondos “estaba equivocado”.
Con su hablar ronco, Portillo dijo que recibió cinco cheques por $ 500.000 del gobierno de Taiwán a partir de diciembre de 1999, justo antes de ser presidente, hasta 2002, a cambio de reconocimiento diplomático.
Sabiendo que los fondos eran ilegales, Portillo dijo estar de acuerdo con otras personas, incluyendo banqueros guatemaltecos, para llevar el dinero y depositarlo en las cuentas bancarias de Miami y Washington para ocultar el origen.
En un comunicado, David Rosenfield, abogado de Portillo, llamó a su cliente una «persona buena y decente», que «ha cometido un error, una aberración en una vida de otra manera impecable».
El juez de distrito de EE.UU., Robert Patterson, quien aceptó la petición de Portillo, fijó la sentencia para el 23 de junio.
Lo que sucedió con Portillo eleva la presión al Fiscal salvadoreño Luis Martínez, quien tiene a su cargo la investigación de los $10 millones que recibió Francisco Flores de Taiwán. El expresidente dijo ante una comisión legislativa que él recibió ese dinero a título personal, pero nunca explicó quiénes fueron los “destinatarios” finales de esa importante suma.
Martínez prometió tomar acciones frente al caso de Flores después de las elecciones, mientras el partido ARENA decidió suspender sus derechos políticos.
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