Aunque los guatemaltecos pocas veces se conmueven ante las conductas torcidas de sus políticos, la confesión de Alfonso Portillo de haber recibido sobornos de Taiwán pegó duro en ese país.
La principal sorpresa para los guatemaltecos es que un exgobernante confesara algunos de sus peores pecados financieros en forma pública y de modo tan humillante.
El escándalo de la confesión del soborno taiwanés de Portillo fue tan notorio que, como si el asunto fuese parte de un torneo mundial, ahora todos recuerdan, en Guatemala, que el ex gobernante acabó convirtiéndose en el primer exmandatario de América Latina condenado por corrupción en Estados Unidos.
Y los guatemaltecos saben que en el norte del continente la justicia generalmente es una moneda que, cuando se le arroja, cae de canto. No de cara.
Guatemala es un país donde los periódicos tienen buenos columnistas y escritores.
Por eso es que ahora se leen y escuchan toda suerte de vaticinios: uno de ellos es que Portillo pactó con Robert Patterson, un juez neoyorkino un poco suave, y que volverá a ese país a contar algunos secretos que perjudicarán a muchos. Eso tiene aterrado a más de un político guatemalteco.
Tal vez por eso, Estuardo Zapeta escribió en Siglo 21 que “hace dos noches le dio “chorrillo” a la mayoría de candidatos chapines”.
Pero, no sólo ese tipo de reacciones se produce en ese país. También la confesión de haber sido sobornado por Taiwán –que más grave que la de malversador de fondos públicos–, causó en Guatemala otro tipo de reacciones.
Un sector de los políticos guatemaltecos consideró que si se lo hicieron a Portillo, posiblemente los taiwaneses también sobornaron a otros exmandatarios.
El sentido común está aventajado en Guatemala. Pero la pedrada sobre la historia no se ha traducido en una investigación formal sobre otros presuntos sobornados.
Paraíso de ladrones
“Paraíso de ladrones”, llamó a su país el periodista Jorge Jacobs luego de describir que Guatemala está en medio del lodo y la podredumbre. A su juicio, el sistema político de ese país “se ha corrompido totalmente”.
Pero otros ven más allá en Guatemala: creen, como se menciona en el editorial principal del periódico Prensa Libre, que lo de Portillo es “una mancha que trasciende al individuo y alcanza a toda la clase política”.
Quienes escriben de esa manera, tienen un nombre para lo que ocurrió: dicen que lo de Portillo se trató de un sisma político.
De alguna manera se estima que lo que sucedió ante el juez Patterson de Nueva York no es más que una confirmación en el sentido de que la clase política de Guatemala es espectacularmente corrupta.
La diferencia es que eso se prueba, ahora, ante un tribunal de Nueva York y frente a los ojos de todo el mundo.
Pero, a pesar de eso, no es de extrañar que en la edición del sábado del periódico Siglo XXI se reprodujera un resumen de todo lo que ha provocado, en las redes sociales, el caso de Portillo.
Alguien, incluso, escribió que si Alfonso Portillo regresa a Guatemala y vuelve a lanzar su candidatura, ella volvería a votar por él “porque hizo mucho por los pobres”.
La respuesta no demoró: “no puedo creer que alguien pueda votar por un ladrón que confesó lo que hizo”.
Posición de gobierno
Al gobierno de Otto Pérez no le quedaba otro remedio: apenas se supo lo de Alfonso Portillo, su diplomacia le exigió explicaciones al actual gobierno de Taiwán.
Aunque es claro para todos que el actual gobierno de Taiwán está muy lejos de Chen Shui-bian, el hombre que gobernó ese país entre el 2.000 y 2.008 y fundó una escandalosa diplomacia basada en sobornos, el mandatario Pérez decretó lo básico.
Para cumplir con lo menos, el Canciller de Otto Pérez, Fernando Carrera, dijo que le pidió ocho días al gobierno de Taiwán para que explique lo que sucedió con Portillo.
“Es preocupante que un momento de la historia de las relaciones entre los dos países, adonde abiertamente se recibieron sobornos”.
Carrera dijo que, cuando llegó a la Cancillería, descubrió un renglón de $1 millón procedente de la Cancillería de Taiwán. Asegura que pidió que dedicaran ese dinero a otras tareas.
Reacción de Taiwán
Pero, a las pocas horas se pedirse esa explicación, la embajada de Taiwán en Guatemala dijo que, al menos en ese momento, no era conveniente hacer manifestaciones.
Pero sí dijeron que ellos no siguen la política de reconocimiento diplomático por medio de donaciones personales.
Mientras los guatemaltecos esperan la respuesta oficial del gobierno de Taiwán también circulan otras dos posturas en ese país.
1. Que supuestamente existen evidencias en Estados Unidos que el gobierno de Chen Shui-bian habría sobornado no solo a Portillo sino también a otros influyentes guatemaltecos civiles y militares.
2. Otros que dicen que todo esto debe servir para romper relaciones con el gobierno de Taiwán y acercarse a China continental. Pero, muchos no están convencidos de dar ese paso. Tampoco se tiene certeza que los dirigentes de la China Continental quieran sustituir a los taiwaneses.