Por llamadas que hace a sus amigos y familiares lo detectan en Morelos y luego en la ciudad de México. Además, comenzó a usar las seis tarjetas de crédito que andaba consigo y con esa conducta dejó rastros. Además portaba consigo un radio comunicador que también detectaron las autoridades mexicanas.
Finalmente, lo detectaron en San Cristóbal, cerca de la frontera con Guatemala y llega a Tapachula cruzando algunas montañas.
Después sale hacia Honduras desde Guatemala por el lado de las ruinas de Copán. De ahí brinca hacia El Salvador. Llega con varias maletas. En ellas guarda casi dos millones de dólares que le fueron preparando sus amigos en la ruta hacia Guatemala.
Aquí reparte dinero para protegerse. Se dice que paga la voluntad de dos militares importantes que luego serían investigados. Otros salvadoreños le cobran por garantizarle su seguridad. «El Chapo» reparte. Sabe que tiene que soltar dólares en buenas cantidades para que nadie lo delate.
En esa época de finales de mayo de 1993, la vieja Policía Nacional inicia un proceso de renovación que da paso a la Policía Nacional Civil (PNC). Todavía quedan ahí cuadros antiguos no muy respetables. La ONUSAL comienza a resguardar la evolución de la policía local como parte de los Acuerdos de Paz.
A pesar de todo eso, el general Jorge Carrillo Olea, quien era la autoridad máxima antidrogas de México, decide informar a las autoridades salvadoreñas sobre la presencia de «El Chapo» Guzmán en El Salvador.
Además, Jorge Carpizo Mc Gregor, exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que se desempeñaba como Procurador de México, informa de lo que sucedía en El Salvador al presidente de ese entonces, Carlos Salinas de Gortari.
La noticia de la presencia de Guzmán en El Salvador tiene impacto en México. El asesinato del cardenal estaba muy caliente. Las autoridades tenían que mostrar la cabeza de algún supuesto responsable del crimen del cardenal mexicano.
No lo detienen
Jorge Carrillo Olea, el zar antidrogas de México en 1993, fue entrevistado por la periodista mexicana Anabel Hernández en el 2009.
En ese momento, Anabel, famosa y muy reconocida en México por revelar conductas de los miembros de los cárteles de la droga, grabó la conversación en la residencia de Carrillo en Cuernavaca, Morelos.
Carrillo contó, en esa ocasión, que cuando se cercioraron que «El Chapo» Guzmán estaba en El Salvador llamaron a las autoridades locales.
El exzar de la droga afirmó, en la entrevista, que cuando le dijeron a las autoridades salvadoreñas aquí estaba. “A ellos les temblaron las piernas. Las autoridades salvadoreñas informan: ‘sí, aquí está detectado”, dijo el general mexicano.
“Nosotros le decimos: ‘deténganlo’. Y no lo detienen, nada más lo asustan como si fuera una rata. Le hacen notar que ya lo vieron. Después «El Chapo» se regresa a Guatemala”, dijo el general Carrillo Olea (ver página 23 del libro “Los señores del narco”).
¿Qué fue lo que realmente ocurrió en ese momento? Una fuente consultada por Diario 1 y que ejercía un cargo importante en ese entonces en la policía explicó que aquellos eran tiempos de transición de la vieja a la nueva policía.
Supuestamente lo que ocurría es que la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA), también sabía que en El Salvador estaba «El Chapo» Guzmán y querían llevárselo a ese país, sobre todo, un agente con antepasados franceses. Los mexicanos también querían llevárselo para su territorio para apagar las malas percepciones que producía, en ese país, el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
Las manifestaciones del general Carrillo Olea dejan a la policía salvadoreña de ese entonces como un “cuerpo acobardado”. Pero, quienes conocieron estos hechos, en esa época, dicen que el asunto no es que le tuvieran miedo a Guzmán.
Lo que sucedió, supuestamente, es que en esos tiempos de transformación de la Policía Nacional a la Policía Nacional Civil (PNC), todas las actuaciones de los agentes y superiores eran muy vigiladas, principalmente por funcionarios y asesores de las Naciones Unidas. Eran parte de la vigilancia de los Acuerdos de Paz.
Lo que habría sucedido es que, antes de detectarse a «El Chapo» Guzmán en El Salvador, las autoridades de esa época detuvieron, antes, a un miembro de un cártel colombiano. Sin juicio, ni pedir una solicitud de extradición, ni cumplir otros requisitos legales, al colombiano lo entregaron a las autoridades estadounidenses. Lo fletaron en un avión privado estadounidense.
Esas ilegalidades las detectaron los funcionarios de ONUSAL quienes criticaron el servilismo hacia la DEA de Estados Unidos y las violaciones de derechos humanos.
Como los mexicanos querían, casi de inmediato, a Guzmán y eso no lo podían cumplir las autoridades salvadoreñas entonces decidieron, según se explica ahora, “espantarlo” del país para que fuera detenido en Guatemala.
«El Chapo» Guzmán quería quedarse un buen tiempo en El Salvador alejado de su país. Para cumplir con eso repartió una buena fortuna entre autoridades y civiles salvadoreños. Dinero le sobraba. Pero cuando se dio cuenta, o le hicieron ver, que las autoridades locales sabían de él decidió largarse.
Pero el día en que lo fotografiaron cantando corridos rancheros en San Salvador, no pensaba irse de aquí. Muy poco después de esa bebida de tequila y cervezas en la plaza El Trovador tendría que dejar, apresuradamente, la lujosa casa que sus amigos le habían rentado en San Salvador.
Dos versiones
Sobre la forma cómo salió «El Chapo» Guzmán de El Salvador hay dos versiones.
Las autoridades mexicanas antidrogas de esa época mencionan que, de alguna manera, policías salvadoreños le hicieron ver a «El Chapo» que lo tenían bajo su mira. Supuestamente lo asustaron y el mexicano, y sus colaboradores más cercanos, prefirieron huir hacia Guatemala.
Pero hay otra versión entre ex funcionarios de la época: que, astutamente, al grupo que protegía en El Salvador a Guzmán se le infiltró un agente policial quien le vendió pánico y lo llevó hasta Guatemala. Le dijo que lo pescarían en cualquier momento y que lo mejor era huir. Una vez en Guatemala, lo entregaron a autoridades de ese país. Estos a su vez, se lo llevaron a los agentes antidrogas de México.