El estanco de la educación salvadoreña continúa reflejándose en la incoherencia de la oferta universitaria, en contraste con lo que la productividad demanda. Los índices nacionales de desempleo corresponden al 6.1%, de acuerdo con los datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2012. Estos también constituyen la gran mayoría de profesionales graduados en carreras altamente saturadas en el mercado laboral.
Los mil 582 abogados, 3 mil 902 profesores y mil 503 administradores de empresas que universidades privadas y la Universidad de El Salvador (UES) certificaron en 2011, de acuerdo con el informe estadístico del Ministerio de Educación (Mined), están expuestos a ser parte del 10.6% de la población juvenil desempleada, tal y como lo muestra la EHPM de 2012.
La obstrucción de la oferta universitaria en carreras que presentan saturación en el ejercicio laboral apunta al rezago de lo tecnológico con respecto a lo educativo. Por ejemplo, un sondeo realizado por Diario1 tomó como referencia Profesorado y Ciencias Jurídicas para desglosar los factores que empujan a la población juvenil a elegir estos pregrados. Dicho sondeo se basó en las estadísticas del reporte de graduados del Mined de 2011.
En primera instancia, la Universidad Pedagógica de El Salvador sirvió como parámetro por ser la universidad que más jóvenes gradúa en el campo de la docencia. Las relaciones sociales a las que un profesor está expuesto, transmitir conocimientos y las herramientas que proporciona la pedagogía para ayudar a las personas, son las razones más comunes que mueve a la juventud a inclinarse por esta.
Un dato peculiar es que ningún joven encuestado señala el elemento vocacional que la profesión implica; por el contrario, todos apuntan al gusto personal por la misma y la decisión propia a la hora de seleccionar los estudios universitarios sin que los padres intervengan. Las pocas oportunidades de emplearse como docente en el país no parecen preocupar ni incidir en la determinación de certificarse en dicha carrera.
Al respecto, el representante de la gremial de Bases Magisteriales, Luis Mario López, comenta que parte del problema radica en los mecanismos de admisión de las instituciones educativas. Señala que la vocación, uno de los requisitos de exigencia más importante para los aspirantes al ejercicio de la docencia, ya no es relevante. A esto responde que los números de jóvenes que optan por esta carrera sean considerablemente altos.
López indica que el alto índice de desempleo para el gremio está relacionado a su sobresaturación en la demanda estudiantil y a las pasadas decisiones de los gobiernos en el sistema educativo, en cuanto a la calidad de la formación del profesorado. “La vieja decisión que tomaron los gobiernos del pasado, de cerrar las escuelas normales como formadoras de docentes y la apertura cada vez más grande para los profesorados y las licenciaturas en educación de los últimos años, ha confirmado que no ha sido útil para el país. Al contrario, se fue perdiendo la calidad de la educación”.
Es contundente cuando explica cómo el desempleo se desarrolla en el gremio: en la actualidad, más de 20 mil docentes hacen largas filas para acceder a una plaza. Los que cada año logran adquirir empleo son profesionales de avanzada edad, a diferencia de décadas atrás donde la situación de la educación en el país pintaba diferente, según el sindicalista. Esto significa que, en la larga espera, el gremio se está envejeciendo, sin antes haber comenzado el ejercicio docente.
Profesor y taxista
Desde pequeño, quiso ser profesor por ese sentimiento particular de querer ayudar a los niños en su formación escolar. José Luis Casco tiene 34 años, está casado y tiene un hijo. En 2011 se graduó como profesor de Educación Básica para I y II ciclo de la UES. Con mucho esfuerzo logró culminar la carrera que siempre soñó estudiar.
José no ha obtenido un empleo fijo como docente. Por ahora trabaja en una escuela pública bajo un programa de donantes que cubren económicamente algunas plazas del MINED. Su situación es tambaleante debido a que, cuando la donación finalice, quedará otra vez desempleado.
Trabajar como taxista ha sido una de las alternativas para solventar las necesidades de su familia. Por la mañana dicta clases de lenguaje a y por la tarde atiende el taxi en una de las calles más transitadas de la colonia Santa Clara, en San Jacinto. Cuando no hay demanda del servicio, hace trabajos de fontanería.
Al hablar de su profesión y la situación de desempleo que le toca vivir a los docentes expresa que está “decepcionado porque según el historial de la carrera, para poder obtener una plaza, tengo que esperar diez o hasta 15 años. Yo realmente no sé cuánto tengo que esperar para poder tener una plaza formal”.
Mientras se apoya en el taxi, un Datsun rojo un poco desvencijado, relata cómo el año pasado se dedicó por completo al negocio de viajes por la falta de empleo como profesor. Entre pagos del carro, gastos en gasolina, y alguna reparación, lo único que percibía eran $9 a $10 al día. “La pasaba a raya. No lograba sostenerme”, dice.
La opción de emplearse en un colegio privado no ha sido considerada debido a los salarios bajos que ofrecen, entre $125 y $150 por media jornada.
José expresa, con su mirada y tono de voz, resignación ante la difícil situación laboral de los docentes. Cuando el Mined abre una plaza, 400 aspirantes se avocan a llenar su aplicación. Al final solo uno lo logra. En medio de la plática, una señora apresurada se acerca y le pregunta si está disponible. Inmediatamente, él le responde con un “venga seño, ¿a dónde la llevo?”, y se sube al carro. El primer viaje de la tarde y con suerte al final del día logrará ganar $10.
Abogado por tradición familiar
Ciencias Jurídicas fue la segunda carrera sondeada por este diario. La población juvenil, entre segundo y tercer año del pregrado de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), fue abordada para aclarar por qué Derecho se ha convertido en la profesión de mayor demanda.
A diferencia de los factores que influyen en la elección de la pedagogía, direccionados en la contribución social que realizan a la educación del país, los estudiantes de lo jurídico son incitados por tradiciones familiares en el rubro. Jóvenes que se respaldan en bufetes familiares y promesas de futuros herederos en el oficio de su progenie. Otro punto relevante es el interés por la política que este sector manifiesta.
El desempleo, en este caso, no es inquietante para algunos de los aspirantes a la abogacía privilegiados por la tradición jurídica familiar que facilitará el ejercicio de la profesión. Empero, para la gran mayoría de universitarios en Derecho la ocupación laboral es incierta.
Ciencia y tecnología: una necesidad en la educación
El problema de la sobresaturación en la demanda universitaria, que en lo práctico no cuenta con espacios de empleo, ha significado retraso en la productividad de El Salvador, según entidades competentes en el tema. Al direccionar la oferta educativa superior hacia las exigencias actuales en la ocupación del país, se toma la tecnología como la mayor apuesta.
Esta alternativa viable está dentro de las posibilidades para enrumbar la educación superior. Sin embargo tambalea cuando el director nacional de Educación Superior del Mined, Francisco Marroquín, enfatiza que los sistemas educativos y las iglesias son los organismos más resistentes al cambio. A pesar de eso tiene claro que “en el país se necesita la educación científica y tecnológica”.
Franzi Hato Hasbún, ministro de Educación, en la pasada conmemoración del aniversario del gremio docente, celebrado el 22 de junio en el Instituto Nacional Francisco Menéndez (Inframen), manifestó que “nuestro sistema educativo es un funeral. No se orienta ni se incentiva el saber, la comunicación ni el conocimiento”. Sostiene que reforzar la educación la investigación e innovación, sustentadas en la formación tecnológica, es un reto para el progreso del país. “Garantizar una educación para la vida y para la producción concibiendo el desarrollo y la innovación”, acotó.
El impulso de la ciencia y la tecnología en la educación superior parece un reto en El Salvador. El trabajo del Viceministerio de Ciencia y Tecnología se presenta como una respuesta a la transformación educativa, tal y como lo plantea Marroquín. La formación de profesores y el sistema becario para la especialización en áreas tecnológicas y científicas, son algunos de los objetivos del Viceministerio que, por ahora, descansan a la espera de la aprobación por parte de la Asamblea Legislativa de un préstamo de $60 millones destinado para la entidad.
Imaginarse a jóvenes que estudien carreras enfocadas en la tecnología y ciencia, como Ingeniería Mecánica, Eléctrica, en Telecomunicaciones o Biomédica, supone un giro en la orientación de la educación. Sin embargo, surge una alternativa ante la situación actual de rubros demandados.
En este punto, buscar la especialización de las áreas resultaría eficaz, sin importar que los jóvenes sigan inscribiéndose en las carreras sobreexplotadas. Así, un abogado en comercio internacional o en derecho ambiental tendría más posibilidades de empleo que uno dedicado a lo penal, y así a partir de la productividad salvadoreña.
Godofredo Girón, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Don Bosco, se refiere a algunos campos en los que se podría enfocar los esfuerzos tecnológicos de la educación en el país: área medioambiental, tecnología de la información, energías renovables, electrónica y microelectrónica.
En Centroamérica, Costa Rica ha sido uno de los países que ha dirigido una alta inversión en la educación. El III informe de la Educación 2011, como parte del programa Estado Nación, presenta el compromiso del gobierno costarricense en un aumento de hasta del 1,5% del PIB en 2015, en el Fondo Especial para la Educación Superior (FEES). Esto significará más financiamiento en la educación superior pública que abrirá oportunidades a la juventud.
El informe detalla que el sistema universitario cuenta con una amplia oferta académica que se concentra en áreas como Ciencias Sociales, Educación y Ciencias Económicas. Asimismo, explica que el sector público universitario es el que mayor diversidad aporta en cuanto a la promoción educativa que cubre rubros estratégicos que contribuyen y responden al progreso de la nación, como Ciencias Básicas y Recursos Naturales.
En El Salvador, la inversión dirigida a la orientación educativa a las necesidades de país todavía está en pañales. En Costa Rica las oportunidades de estudio en grados de maestría y doctorado ya son un hecho. Esto constituye parte de las claves para el desarrollo de la educación que ha implementado el país centroamericano.
La coherencia entre la oferta universitaria y la demanda laboral en el país implicará la inserción laboral de jóvenes que contribuirán a la solución de problemas reales y a la productividad en la que El Salvador está inmerso. La ciencia y tecnología dibuja una salida para el desempleo profesional. Que las universidades dejen de funcionar como una fábrica de profesionales en serie, sin atender las necesidades de la nación, es un tema que seguirá latente en el sistema de educación.