Sí señor, yo recibí sobresueldos
Algunos de los actuales diputados, funcionarios y exfuncionarios son implacables y duros con este tema, pero también recibieron sobresueldos.
En los años 90 en adelante, los presidentes de la República usaban la partida secreta –que era legal y establecida así en el presupuesto general de la nación− de forma discrecional. Bueno, por eso se llamaba secreta. Quizá muchos no recuerdan que los presidentes de la República, la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema de Justicia tenían partidas secretas.
Por un pleito interno en ARENA por la presidencia de la Asamblea Legislativa entre Gloria Salguero Gross y Roberto Angulo Samayoa, en el año 1997, el entonces presidente de la República, el gordo y pusilánime Armando Calderón Sol se decantó por Salguero Gross, porque ella ofreció abolir las partidas secretas del Órgano Legislativo y la Corte, no así las del Ejecutivo.
El gordo bonachón no vislumbró la trampa de Salguero Gross, quien se daba aires de pureza pero en la práctica siguió con el mismo guión político de la época: comprar voluntades para las votaciones en la Asamblea Legislativa. Pero, como ex terrateniente acostumbrada a que todo era su finca, pronto tuvo uno de los mayores problemas de la historia contemporánea: la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia se entrampó y El Salvador estuvo durante un mes sin Órgano Judicial.
Para resolver este impasse se tuvo que recurrir de nuevo al mecanismo de la partida secreta para comprar voluntades.
Los diputados “no caminaban si no los azotaban”. Las decisiones trascendentales eran motivadas por dinero. ¿Cuál es la diferencia hoy? Ninguna.
Desde 1994 hasta 2019, siempre hubo sobresueldos para jefes de fracción en la Asamblea Legislativa, diputados importantes, ministros y encargados de instituciones autónomas, cuya ilegalidad estriba en no haber declarado esos ingresos al fisco, no en recibirlos.
Hace dos años, en una mesa que compartían seis personas en un restaurante de San Salvador, al calor de los tragos, alguien preguntó a un célebre y famoso exfuncionario público: ¿Usted recibía sobresueldos? La respuesta fue: “Sí señor, yo recibí sobresueldos”. Lo triste y deleznable es que este exfuncionario es un “Querido Hermano (QH)”.
Una comisión especial de la Asamblea Legislativa investiga actualmente los sobresueldos a exfuncionarios públicos. Algunos de los actuales diputados, funcionarios y exfuncionarios son implacables y duros con este tema. Critican, se rasgan las vestiduras, pero también se bañaron y se siguen bañando en el mismo chorrito.