El mundo del dinero se está transformado. El acelerado avance de la informática y la digitalización de la economía están creando nuevos paradigmas de transacciones financieras y alternativas de capital.
Un mundo sin dinero en efectivo y donde cualquier persona pueda transferir la propiedad de su dinero con un simple click, mueve una nueva realidad en las próximas décadas. En este nuevo escenario digital, las criptomonedas emergen como la gran alternativa dentro de los mecanismos de pagos innovadores.
Una criptomoneda, criptodivisa o criptoactivos es una moneda digital o virtual que puede ser intercambiada y operada como cualquier otra divisa tradicional, cuya principal característica es que su emisión no es controlada por ninguna entidad o gobierno, y sólo se emite una cantidad previamente determinada y a una velocidad también definida con anterioridad y conocida públicamente.
Funciona como medio de intercambio, unidad de cuenta o depósito de valor, su precio se determina por la relación entre la oferta y la demanda.
Su valor depende de la confianza que los participantes tengan sobre la calidad presente y futura de sus atributos para ser ampliamente aceptada como medio de pago, depósito de valor, unidad de cuenta y en el mundo físico con tarjetas de crédito u otros proyectos de inversión bursátiles, aunque su gran mayoría siguen siendo completamente intangibles, basada en la tecnología clipto, la que permite la creación y procesamiento de monedas digitales y sus transacciones a través de sistemas descentralizados, que suelen ser desarrollados como código por equipos que incorporan mecanismos de emisión a través de un proceso llamado «minería,» que consiste en poner a trabajar una granja de ordenadores al servicio de una red blockchain para crear y poner en circulación nuevas unidades de criptoactivos como Bitcoin, Ethereum o cualquier otro a cambio de una recompensa económica.
En esta red blockchain se verifican, emiten, confirman y validan las transacciones por los agentes denominados “mineros”, quienes compiten por ser los primeros en resolver problemas matemáticos complejos y poder publicar el siguiente bloque de transacciones en un libro contable común vía internet, descentralizado y diseñado para registrar las transacciones en un entorno protegido, que garantiza que nadie hackee el sistema o haga fraude para beneficiarse.
Esta cadena de bloques o blockchain representa un desarrollo netamente disruptivo que provoca el temor de los bancos respecto a esta tecnología, porque en la teoría pura de la cadena de bloques, muchos de los procesos informáticos y software de un banco tradicional pasarían a ser obsoletos.
Para llevar a cabo el conjunto de los procesos necesarios y los cálculos matemáticos para validar y procesar las transacciones de las criptomonedas en los datacenters, y mantener la operación de los ordenadores, máquinas y computadoras, con su respectivo sistema de refrigeración, requieren un altísimo consumo de electricidad que no ha parado de crecer.
Lo que abre otra posibilidad de negocios para países como el nuestro en donde se tiene una capacidad instalada de energía que está ociosa y que conllevaría también a invertir en ampliar nuestro sistema de transmisión y la instalación de nuevas subestaciones para hacerle frente a esta demanda de energía y de las criptodivisas.