El Salvador
viernes 10 de enero de 2025

Entre la censura y el miedo. Raza y género

por Redacción


Hasta el 2021, en el Centro de América, existe una fuerte censura a reclamar la raza y la etnia como constitutivos de la identidad cultural. Asimismo, hay una severa sanción contra toda memoria de la sexualidad, que define el acto político del poder espiritual masculino. Pero, no hay espiritualidad masculina sin el cuerpo sexuado de la mujer.

Abstract: the taboo to name racial and ethnic disparity, as well as to discuss gender inequality prevails in Salvadoran critical studies until 2021. It is called «fantasy» or «fiction» any reference to African descend and to sexuality as a male prerogative of power and desire. Male fear of diversity —linked to multi-ethnic/racial distress— persists until now.

*****

Según la nueva historia académica, se llaman «relatos fantásticos» y referencias esotéricas», a la entrada a un lugar inédito en el país: un burdel de lujo (Miguel Huezo Mixco, «Salarrué. El artista de la dictadura», 2021). Ahí, «el hábito hace al monje» o «cuando la mona se viste de seda ya no es mona». Se trata del eterno retorno de lo mismo: sumisión racial y de género acallada. Al aplicar el simple espejismo del vestido, «el nirvana de su alcoba en el Barrio de la Vega» postula como biblioteca metafísica (Salarrué, «La mácula», en «Espiral», 1922). En «exotismo modernista», el prostíbulo sofisticado ofrece la antesala al viaje astral (véase ilustración final).

Igualmente sucede con el cuerpo desnudo de la «mujer negra» («Remotando»), quien también propulsa al hombre blanco al «infinito» luego de la cópula (alusión de MHM a «Remotando el Uluán», 1932 sin mención de lo femenino). El miedo viril a nombrar la hembra —el deseo carnal masculino— lo redobla el temor étnico mestizo que calla la negritud y la esclavitud. Mientras en otras latitudes «black lives matter», en El Salvador la hegemonía mestiza unirracial descalifica todo comentario de su representación letrada. A la “blancura” casi “transparente” (Salarrué, «Obras escogidas», 1969: 175) —una “blancura radiante” (202) de la realeza— se opone la negritud de su servidumbre esclava.

Además de la raza, la exigencia viril elimina todo testimonio de «la mujer negra… desnuda como toda mujer», quien sufre una doble represión: racial y de género («Remotando»). Tabú de la historia —»sus bellos senos de mármol enorme lirio de embriagador perfume»— ligada al poder del varón, el cuerpo sexuado ocupa el lugar de la fantasía. «Se unieron nuestros labios y nos besamos». De «O-Yarkandal» a «Remotando el Uluán» la opción metafísica es clara. El hombre ataviado entra al cuarto de la mujer desnuda —guardado por un esclavo negro— o, en cambio, la «mujer negra…desnuda como toda mujer», entra al cuarto del hombre blanco, para apoyar su deseo de «infinito». Hasta el 2021, en el Centro de América, existe una fuerte censura a reclamar la raza y la etnia como constitutivos de la identidad cultural. Asimismo, hay una severa sanción contra toda memoria de la sexualidad, que define el acto político del poder espiritual masculino. Pero, no hay espiritualidad masculina sin el cuerpo sexuado de la mujer.

La prohibición y el miedo suprimen todo debate, ya que la diferencia de opiniones siempre equivale al error del Otro, es decir, a la verdad suprema del Yo. Ese Yo siempre es un varón que se apodera de la Aletheia o del Anthos. El «conflicto de interpretaciones» sólo lo hacen posible las publicaciones de la dictadura: «Boletín de la Biblioteca Nacional (1932…; incluido Pedro Geoffroy Rivas), «La República. Suplemento del Diario Oficial» (1932…), «Torneos universitarios» (alianza gobierno, Universidad Nacional y élite de hombres letrados, incluidos F. Gavidia y Salarrué), «Revista El Salvador de la Junta Nacional de Turismo» (1935-1939, bilingüe; incluidos todos los enemigos del régimen), «Revista del Ministerio de Instrucción Pública» (1943-1944; incluido Oswaldo Escobar Velado), etc. En su mayoría, esos archivos los excluye la nueva historia académica crítica al hablar del 32 sin 1932.

A la lectura de evaluar la correlación entre ese flagrante silencio y la toma del congreso en EEUU, esto es, el intento de negar la diversidad étnico-racial y de discutir la sumisión de género. Por una distinta manera de nombrar los hechos, el término jurídico de «acoso sexual» —acuñado hacia la segunda mitad del siglo XX— lo antecede el «derecho de pernada», ampliamente descrito en la literatura regionalista, también bajo el silencio actual. Por estas omisiones flagrantes, la nueva academia debería aceptar su condescendencia con la negativa a reconocer la igualdad de derechos representativos de los grupos subalternos que acalla: afro-descendientes y mujer. Pregúntenles a Gnarda, personaje de 1932, y a otras «patriotas» sin «derecho» de «respuesta. Sin derecho a la palabra debido a su filiación étnica y de género.

Captura de pantalla 2021-01-12 a la(s) 10.11.54

2d-s

Captura de pantalla 2021-01-12 a la(s) 10.12.35

d-s

 

Bibliografía mínima de la apertura dictatorial según el Boletín de la Biblioteca Nacional
Director: Julio César Escobar

Índice abreviado

No. 1, 10 de mayo de 1932

“Sangre bajo el sol” por Arturo Ambrogi, pp. 3-8.

“Emoción viviente” por José Valdés, pp. 11.

“Escritores salvadoreños – Salarrué” por Quino Caso, pp. 12-14.

“Intelectual en el amplio sentido de la palabra […] buscar la verdad […] artista de imaginación estupenda […] verdadero regionalista [….] sabor criollo […] empezó a manifestarse allá por 1922 en la revista Espiral […] últimamente trabaja en Patria y en Vivir (Diario-Revista de esta ciudad)”.

“La botija” por Salarrué, pp. 15-16.

“Agar o la venganza de la esclava” por Francisco Gavidia, pp. 20-23.

 

No. 2, 10 de junio de 1932

«Se puede vivir den la pluma?» por José María Peralta Lagos, pp. 5-7.

«La literatura en El Salvador» por Alberto Masterrer, pp. 12-15.

“Cantares. La fiesta de la raza”, por Francisco Gavidia, pp. 16.

«Francisco Gavidia visto por Toño Salazar», s/pp.

“Esbozo.. La cabellera de Edith, por Francisco Gavidia, pp. 17.

“El rancherío abandonado” por Arturo Ambrogi, pp. 18-20.

«El nacimiento de agua» por José Llerena, pp. 24.

«Lirio celeste» por Vicente Rosales y Rosales, pp. 25.

«Cromos del invierno» por Quino Caso, pp. 25.

«Poemas de Carlos Bustamante, pp. 26.

«Otra más…» por Roberto Suárez Fiallos, pp.27-29.

 

No. 3, 1º de julio de 1932

Editorial, pp. 1-2.

“Los países más cultos hacen campaña intensa en pro de la cultura popular […] y en tales tendencias la biblioteca es el factor más importante […] El Salvador […] necesita difundir el libro […] saber seleccionar el material bibliográfico”.

Índice bibliográfico por Salvador Cañas, pp. 3-4.

“invitación que Uds. [= el Boletín de la BN] hacen a los jóvenes para que lean a los clásicos” [como] Alberto Masferrer”.

“La elegía II de Netzahuacoyotl”, por Francisco Gavidia, pp. 6-7.

“Salarrué colorista” por Luis Alfredo Cáceres Madrid, pp. 7-8.

“vaguedad lila […] es el Fray Angélico del paisaje de otro mundo mejor”.

 

No. 4, 10 de septiembre de 1932

«Corazón» por Vicente Rosales y Rosales, pp. 1.

“Tragedia” por Alberto Masferrer, pp. 3-4.

“¿Tiene sus símbolos el alma salvadoreña?” por Raúl Andino, pp. 5-8.

El zenzontle, la campánula, el amate (bajo su sombra descansa el señor de Cuzcatlán de su cruda guerra contra el blanco”.

“Mesones trágicos”, “Ciudad dichosa” por José Valdés, pp. 8-9.

«Vitrinas» por Serafín Quiteño, pp. 10-11.

“Antirrealismo en pintura” por Luis Alfredo Cáceres, pp. 11-12.

«Lardé visto por Salarrué», s/p.

«El profesor Lardé» por José Gómez Campos, pp. 13-14.

«A la deriva» por Carlos Bustamante, pp. 14-15.

“Carta de amor a la ramera”, por Alberto Guerra Trigueros, 15-18.

“Mitología de Cuscatlán (Cosmogonía, Los dioses, Los bacab, Los arbolarios, Chasca, la virgen del agua, La Siguanaba, Cipitín)” por Miguel Ángel Espino., pp. 19-22.

“Toño Salazar (Huellas de identidad)” por Salvador Cañas, pp 24-26.

“El pulgar inconfundible de espiritualidad” como dice Salarrué

“Charleston” por Gilberto González y Contreras, pp. 27-29.

“Descendiste a nuestra sensualidad”.

“La molienda” por Arturo Ambrogi, pp. 30-37.

 

No. 5, 10 de noviembre de 1932

Editorial, pp. 1-2.

“Acontecimiento doloroso: la muerte de Alberto Masferrer […] símbolo de la historia de la literatura salvadoreña […] su obra florecerá eternamente”. Urge a “leer y escribir” como política estatal.

“Mirando frutas indias. El mango” por Francisco Luarca, pp. 6-7.

“La mitología de Cuscatlán (Nahualismo, El tigre del sumpul, Lolot, el nahualista chontal, Los pájaros nahuales, Atlahunka, el teponahustista de la corte de Atlacatl, roba a la princesa Cipactli) por Miguel Ángel Espino, pp. 8-13.

«Canción a la alegría de un día de sol» por Quino Caso, pp. 13-14.

«La guerra nacionalista contra William Walker» por Alfonso Rochac, pp. 15-29.

«El canto de la savia» por Camilo Campos, pp. 29-30.

“El rey mendigo” por Alberto Guerra Trigueros, pp. 30-33.

Dibujo de A. Masferrer en su lecho de muerte por J. Mejía Vides, entre 38-39.

“Pobre ladrón nocturno” y “Periodismo” por Alberto Masferrer, pp. 38-40.

“La muerte del cisne”, por José Valdés, pp. 43-45.

 

No. 6, 10 de enero de 1933

“La mitología de Cuscatlán… Literatura infantil nacional. Introducción” por Miguel Ángel Espino, pp. 7-12.

“Pablo Grossac” por Arturo Ambrogi, pp. 13-15.

“Un ejemplo” por Alberto Masferrer, pp. 16-17.

«Lucero» por Miguel Ángel Ramírez, pp. 17-21.

«Pishquito» por Roberto Suárez Fiallos, pp. 21-22.

«La cuestión lingüística del tú y del vos» por José Linares G., pp. 24-25.

“Hoy te estoy recordando” por Pedro Geoffroy Rivas, pp. 35.

“recuerdo que eras blanca […] que tenías el cabello de humo […] que una noche me besaste en silencio”

“Elogio del silencio” por Quino Caso, pp. 36.

“Patio” por Gilberto González y Contreras, pp. 37

“hundirme en el hondo letargo”

 

No. 7, abril de 1933

“Editorial. Hacia una exposición de libros”. Carta al Estimado amigo Salarrué, pp. 1-2.

Dar cima a sus deseos

“Del arte de los Izalco. Jícaras” por Luis Alfredo Cáceres Madrid, pp. 3.

“¿Quién enseñó al indio a grabar sus sueños?”.

“Canto al campesino desolado” por Arturo R. Castro, pp. 11.

 

No. 8, junio de 1933

“Un libro de Alfredo Espino. Carta prólogo de Alberto Masferrer”, pp. 4-5.

“En la montaña o el alma del indio” por José Valdés, pp. 6-7.

“Preliminar del libro “Voces del terruño”. La poesía de nuestro campo” por Francisco Miranda Ruano, pp. 8-11.

 

Nos. 9-10, julio y agosto de 1933

“La obra cultural del supremo gobierno” (foto de MHM), pp. 3-4

«El doctor José Matías Delgado de don Miguel Ángel García»

“La palabra “ingenios del título del Quijote” por Francisco Gavidia, pp. 17-19.

“Andares” por Miguel Ángel Asturias, pp. 32.

 

No. 11, noviembre de 1933

Editorial. Discurso del Director de la Biblioteca Nacional”, pp. 1-3.

“Entre nosotros, por ejemplo, los sentimientos elevados, amplios, luminosos van teniendo amorosa acogida […] por el señor Presidente de la República General Max. H. Martínez y a iniciativa del Ateneo de El Salvador […] que se esfuerza por la cultura salvadoreña [como Salarrué, el hombre llamado a recoger el estandarte de los intelectuales salvadoreños […] se resiente un nuevo despertar […] estamos frente a una política nueva. La política de la cultura”.

“La personalidad de Masferrer” por Mario Vargas Morán, pp. 7-10.

“El arte nuevo” por Salarrué, pp. 30-31.

Epígrafe de Krishnamurti

 

Nos. 12-13, enero de 1934

“Meditación bíblica, de Calixto Velado” por Francisco Castañeda, pp. 5-8.

“El señor de la burbuja” de Salvador Salazar Arrué” pp. 9-10.

“Salarrué un generoso émulo de Lord Dunsahy” por David Vela, pp. 24-27.

“El verso alejandrino”, “Stella”, “El idilio de la selva”, pp. 28-32.

“Voces de la prensa. Actividades literarias en el año de 1932” por Juan Felipe Toruño (el Ateneo, no, 145), pp. 51-55.

Dharma. Órgano de la Sociedad Teosófica Teotl, noviembre de 1932

—“no hay religión más elevada que la verdad”. vaso

Salarrué: Remotando el Ulúan

Alemán Bolaños: Sandino, el defensor de la soberanía nacional

“También los indios tienen corazón” de Roberto Suárez Fiallos + “Pájaros sin nido” de Pedro F. Quiteño

 

No. 14, mayo de 1934

“Juan Ramón Uriarte” por Julio César Escobar, pp. 1-5.

“El Salvador es un desierto literario […] Camilo Campos […] José Valdés […] Alberto Masferrer…”

“José Mejía Vides” por Serafín Quiteño, pp. 11-13.

“Un libro, un corazón” por Julio Enrique Ávila, pp. 14-15.

“Ritmos de las cosas vulgares” por ramón de Nunfio, pp. 16

“Un pueblo que cabe en un libro” por Amparo Casamalhuapa, pp. 21.

«“Cuentos de barro” de Salarrué, es como si dijéramos la jarra embellecida que contiene la linfa espiritual del proletariado salvadoreño”.

“Prólogo a Bombas de Francisco Espinosa” por Adhemar Gehain, pp. 22-23.

«Anuario Estadístico de El Salvador», 1932: la sección «Estadísticas de la delincuencia» confirma la diferencia radical de género al establecer el «número de delitos cometidos» por «sexo»: 5003 hombres y 564 mujeres (pp. 288). 

Captura de pantalla 2021-01-12 a la(s) 10.15.42