Abstract: Three Specters (-Kujkul – Gespenst) are watching technological society: Fear – Illness – Death. Despite the denial of its Reality, this Trinity circulates by the empty streets of the most advanced scientific society. By spreading the Plague, an ancient Salvadoran mythical figure —el Cipitío— claims its current legacy. In Requiem Choir, It formulates the poetic axiom of Eternal Peace. By a dialogical imperative, the classic inversion of the speaker (I) and the listener (You) causes the mestizo Eros to be reflected by the native Thanatos. The testimony (-ix-pan; -ix-mati) of the nocturnal encounter with the Siguanaba and the Cipitío transcribes how the Life Drive is expressed by its antonym, the Death Drive, according to the law of union of opposites. If nn 1975, this couple of complementary and opposite principles transforms fraternity into fratricide, vice versa, according to the martial law of synodic revolution, in 2020 the hope is not to repeat the eternal return of the same.
Resumen: Tres espectros (-Kujkul – Gespenst) acechan la sociedad tecnológica: Miedo – Enfermedad – Muerte. Pese a negar su Realidad, esta Trinidad circula por las calles vacías de la sociedad científica más avanzada. Al propagar la Peste, una antigua figura mítica salvadoreña —el Cipitío— reclama su legado actual. En Coro de Réquiem formula el axioma mito-poético de la Paz Eterna. Por imperativo del diálogo, la clásica inversión entre el hablante (Yo) y el oyente (Ud. / Tú / Vos) provoca que el Eros mestizo lo refleje el Thánatos indígena. El testimonio (-ix-pan; -ix-mati) del encuentro nocturno con la Siguanaba y el Cipitío transcribe cómo la Pulsión de Vida la expresa su antónimo, la Pulsión de Muerte, según la ley de unión de los contrarios. Si en 1975, este par de principios opuestos y complementarios vuelcan la fraternidad en fratricidio, viceversa, aplicando la ley marcial de la revolución sinódica, ojalá en 2020 el eterno retorno de lo mismo no la repita.
I. Muerte y Enfermedad como Mito
I.I. Fratricidio mítico fundador
En El Salvador, todo el mundo letrado conmemora mayo de 1975 por el poeticidio de Roque Dalton (1935-1975). Representa el verdadero parricidio fundador de una revolución política fallida, mejor quizás, un fratricidio entre miembros iguales de una misma estirpe. No sólo existe la lucha de clases, sino la lucha a muerte la entabla la misma clase. Por aquella consigna freudiana —de “Tótem y tabú” (1913) a “Moisés y el monoteísmo” (1939)— el sacri-Ficio necesario del emblema poético inaugura una nueva era. Siempre el futuro lo inicia el ritual de una con-Sagración mortuoria.
Esta exigencia en réquiem recobra el sentido original de la palabra re-Volución, cuya dualidad (re-) invoca el eterno retorno de lo mismo. Hay un constante vaivén entre la continuidad y la ruptura. La novedad deriva de la repetición, como la memoria proviene del olvido. El tiempo prosigue el ciclo revolucionario de las estaciones. El día y la noche se engarzan en el amanecer y en el atardecer. Los conjugan esa madrugada del 3 de mayo, en retoño, y ese anochecer del 2 de noviembre, en antónimo moribundo.
En este crucero de las oposiciones complementarias, no extraña que la conmemoración letrada omita su faz oculta. En verdad, otra muerte trágica sucede esa misma fecha. Nadie la recuerda por tratarse de una enfermedad, oculta por la noche (tayuwa). Además, por tratarse de una fiebre (tutu:nik) que la provoca un Virus intangible, también la Corona el olvido. Su héroe sin nombre propio yace en el Panteón de La Bermeja, sin lápida que lo secunde (véase III).
Nadie evoca esa Muerte y, por esta sinrazón, la pandemia actual parece nueva. Sin embargo, al revelar el gozne que reconvierte los contrarios, el Espectro (-Kujkul) del Cipitío confiesa su presencia activa en el trastorno social contemporáneo. Su carácter epidémico perpetúa la dualidad de lo salvadoreño. Bajo ”el enorme sombrero”, su “pequeñez” anuda los contrarios en una sola unidad indisoluble. No sólo los enemigos en ruptura se reúnen —“revolución y muerte”, “perderemos” al caer enfermos y muertos— sino su oposición la reconcilia la dualidad de lo salvadoreño. A la Ciudad Letrada monolingüe, el Cipitío la obliga a reconocer la tradición indígena que la sustenta.
I.II. Del –ix-pan/mati, testimonio náhuat
En verdad, la exclusión de lo indígena imagina que lo mestizo reemplaza la tradición oral en su totalidad. Así lo confiesan la Siguanaba y el Cipitío, cuyos relatos en castellano omiten toda referencia a las lenguas ancestrales. Por decreto letrado la Siguanaba representa una mujer seductora quien castiga la infidelidad conyugal con la bobería varonil, mientras el Cipitío reencarna un Cupido indígena quien reparte pétalos de flores (Anthos) para enamorar a las adolescentes incautas. En ambos se expresa el Eros o impulso amoroso de vida como principio universal, hecho símbolo mito-poético en el trópico. Hasta el presente no se ofrece otra interpretación posible, salvo la de algún traidor.
No obstante, desde 1882 —Ley de Extinción de Ejidos y formación de un canon nacional monolingüe— la tradición indígena reclama su presencia en la Ciudad Letrada salvadoreña. Al admitir la diferencia, un espejeo invierte los valores uniformes, castellano-céntricos. Los trastoca la simple ley de la diferencia. Al congregar un interlocutor (Ud. / Tú / Vos), lo indígena invita al diálogo sin exclusiones. En ese instante, la soberbia erótica del Yo mestizo —Siguanaba seductiva, Cipitío seductor pueril— cede ante su reversión en réquiem. El instinto de Muerte le impone un nuevo ritmo a la vida cotidiana. Al salir de casa —al violar la cuarentena domiciliar— el transeúnte confronta la Muerte.
Sea bajo la apariencia de una amiga —disfraz náhuat de la Siguanaba— o de la figura del Cipitío sin tapujos —propagador de enfermedades— el ser humano visualiza su destino mortuorio. Salir de casa es enfrentar la violencia y la lacra malsana. Si a Dalton lo infecta el ropaje de la camaradería que envuelve a La Siguanaba náhuat —el instinto de Muerte, Thánatos— sin mayor prestigio literario, otro testimonio ocular conoce —(-ix-mati, -ojo-saber, eye-witness account)— la epidemia de la fiebre. El relato náhuat —transcrito por el lingüista estadounidense Lyle Campbell en 1975— testimonia el olvido. La faz oculta de lo salvadoreño la describe lo indígena.
I.III. Trimurti náhuat
En el encierro domiciliar, este 2020, “el Cipitío del Coronavirus” anticipa el olvido de toda conmemoración letrada. No sólo antes de la novela testimonial existen verbos testimoniales en las lenguas indígenas. Siempre permanecen en el desdén por decreto de la milenaria cuarentena intelectual. También ese testimonio prohibido lo restituye la experiencia actual. Existen el Miedo, la Muerte y la Enfermedad. Pese a los avances tecnológicos y científicos. El testimonio (-ix-pan; -ix-mati) certifica que el susto (-mu:tia) acecha a quien se atreva salir de casa.
Si quienes conmemoran el fratricidio de Dalton (1975) olvidan la presencia de la Calavera —Tzuntekumat o Punta del Tecomate, la Siguanaba misma— también quienes recuerdan ese crimen primordial desconocen que la epidemia la transmite el Cipitío (1975). Su carácter imprevisible —Enfermedad à Miedo à Muerte— hacen de la lógica de todo idioma una metáfora mito-poética (cuarentena (40) = treinta (30) días).
Por la repentina intrusión de la Peste (Cipitío) en la ciencia más avanzada, la mitología del olvido cobra plena vigencia. Sustituye la razón de la memoria. Sus relatos no hablan sino de ese mundo acallado por el saber positivo cuya verdad matemática destierra el trío “Enfermedad à Miedo à Muerte” a la ficción literaria. Los Espectros sólo deambulan por las calles abandonadas. Pobladas de desolación. La Calavera, la Siguanaba y el Cipitío convocan la realidad indígena de lo salvadoreño. La expanden en diáspora hacia los confines de la sociedad global. La tradición oral reclama su derecho a ofrecer una interpretación de la historia, pese a su constante rechazo. “Ya nech-ilwih ka nin tik tu-te:chan kah de mala suerte ki-mu:tia-t, Él (= nu-tatanoy, mi abuelo) me dice que aquí en nuestro pueblo que de mala suerte lo asustan”. La Enfermedad y la Muerte rondan a diario cada noche.
II. Coda
El olvido resucita y obliga a reconocer la universalidad de ese legado ancestral. A cuarenta y cinco (45) años del fratricidio y de la Peste (Cipitío), en este 2020, la conmemoración se desdobla al respetar —quizás por vez primera— un doble testimonio ocular (-ix-pan, -ix-mati). Desde su olvido legendario, transcribe la experiencia cotidiana de este mundo tecnológico en el encierro. Sean cuales fuesen los nombres que los abriguen — Enfermedad à Miedo à Muerte— la trinidad mítica expande su señorío global. Como Zanate en luto, el trimurti vuela hacia los cuatro rumbos de lo global.
Este axioma primitivo elemental lo señala el relato siguiente del Cipitío (véase III). El duende diminuto transmite la fiebre hoy llamada Corona del Virus terrenal. El Cipitío clama que la pulsión de Muerte pervive al centro del algoritmo más civilizado. Distorsiona el saber que por orgullo científico omite lo ancestral. Al decreto de una Ciudad Letrada monolingüe no sólo se agrega la exclusión de los idiomas indígenas. También se añaden otros rubros reductores de la diferencia. Vida sin Muerte; Eros sin Thánatos; Día sin Noche; Sol sin Luna; Diálogo sin Interlocutor; Ciencia sin Experiencia…
También la Siguanaba declara un equívoco semejante, la misma exclusión de la diferencia (véase IV). Travestida, su figura representa el señuelo de la amistad. Sólo quien reconoce su verdadera silueta —Espectro (-Kujkul, Gespenst) mortuorio al acecho— evade el destino fatal que le depara. Tal es la trampa del disfraz. El envoltorio cotidiano reviste todo objeto natural, recubre todo sentimiento agrio de dulzura. En esta coartada del mito —con-fusión de las palabras y lo Real— Dalton muere asesinado por esa fiebre fratricida que hoy quizás retransmite el Cipitío, mientras el abuelo del narrador reconoce en la camaradería más cordial, la dualidad de la Calavera y la Siguanaba (véase IV). Al salir de casa, la amistad ofrece la emboscada de la Muerte; La Muerte, la amistad eterna.
La Enfermedad —como el virus actual— señala la fluidez fronteriza entre el animal —ánima en pena— y el ser humano (véase “El concepto de –Kujkul – Gespenst. Palabra y Dinero”, para la transformación social de los humanos en cerdos). “Ki:sa se: animál ke yehemet k-ilwia-t tsun-tekuma-t, sale un animal que ellos lo dicen Punta-Tecomate/Calavera”. Al calar en la vera histórica del ser racional, Tzuntekumat lo transmuta en ser para la Enfermedad, el Miedo y la Muerte. Ojalá que ese Trimurti —Ejecutivo, Legislativo y Judicial— no imponga su Ley marcial de vigilancia cada vez que se salga de casa.
III. Versión daltónica del Cipitío náhuat (1975)
El Sipitillo transcrito por Lyle Campbell
(Santo Domingo de Guzmán, julio del l975)
(El sipitillo es una criatura sobrenatural parecido al pulgarcito con rasgos del jinete descabezado.)
1) ne sipiti:yuh ni-k-i:xmati nu:san ka ki:sa tah-tayuwa nu:san wan nu:san a las doce de la noche.
el Sipitillo yo-lo-conocer/ojo-saber también que salir PL-noche también y también a las doce de la noche.
2) ne sipiti:yuh chikitik-chín ma: tumak ne i-xumpe.
el Sipitillo pequeño-DIMIN pero enorme el su-sombrero.
3) tesu ombrón, tesu ko:h-tik, chikitik-chín puru henteh.
No grande/hombrón, no alto pequeño-DIMIN pura gente.
4) kah ki-chih kombenír ki-chih ganár nu:san.
quien lo-hacer convenir lo-hacer ganar también.
5) axta ki-maka tutu:nik ke:man kin-mu:tia.
hasta lo/e-dar fiebre cuando los-asustar.
6) ya:ne (=yahane) k-ilwia-t sipiti:yut.
éso le-decir-PL Sipitillo.
7) varios tesu k-i:xmat-ke-t ma: ka ki-chih kombenír ki:sa, ki:sa con la noche, las doce de la noche, tayuwa.
varios no lo-reconocer/ojo-saber-PRET-PL no que lo-hacer convenir irse, irse con la noche, las doce de la noche, noche.
8) ne siyuhti ne nu-piltsin ki-mu:tih ka ya:h-ki ki-mu:tia tsana-t ne: tik ne mi:l.
la vez el mi-hijo lo-asustar que ir-PRET lo-asustar estornino-ABSOL allá en la milpa.
9) yahika ki-mu:tih-a, ina k-ita-k ne sipiti:yuh, ina.
de modo que lo-asustar-ya, decir lo-ver-PRET el Sipitillo, decir.
10) su:siu el pelu:du wan tumak i-xumpe, wan chikitik-chín.
sucio el peludo y enorme su-sombrero, y pequeño-DIMIN.
11) yahika ya k-i:xmati nu:san ne sipiti:yuh.
así es que él lo-conocer/ojo-saber también el Sipitillo.
12) ki-mu:tih.
lo-asustar.
13) axta kukuya-k, ki-mak tutu:ni-k.
hasta ponerse enfermo-PRET, lo-dar fiebre.
14) apenas ni-k-pahtih, ni-k-mat reme:dyuh.
apenas yo-lo-curar, yo-lo-saber remedio.
Traducción semi-literal:
El Cipitío lo conozco también que sale las noches también, y también a las doce de la noche (1). El Cipitío es pequeñito, pero enorme es su sombrero (2). No es hombrón, no es alto, es pequeñito pura gente (3). Quién lo/e haga-convenir / conviene, lo/e hace-ganar /gana también (4). Hasta le da fiebre, cuándo los asusta (5). Éste le dicen Cipitío (6). Varios no lo conocen, que no lo/e haga-convenir / conviene, sale, sale con la noche, las doce de la noche, noche (7). La vez (a) el mi hijo lo asusta; fue, lo asusta zanate ahí en la milpa (8). Así es, lo asusta ya, cuenta, lo vio el Cipitío, cuenta (9). Sucio es, el peludo y grande es su sombrero, y es pequeñito (10). Así es, él lo conoce también el Cipitío (11). Lo asusta (12). Hasta enfermó y le da fiebre (13). Apenas, lo curo, lo sé remedio (14).
Nota del estilo:
La traducción calca el ritmo melódico y sintáctico característico de la narrativa náhuat. Esta cadencia literal la señalan varios aspectos ausentes en castellano y en otras lenguas indo-europeas. En primer lugar se trata de la repetición, como en la música “pop” o minimalista actual. En segundo lugar, existen saltos en la persona gramatical entre el singular y plural —(5) y (7)— además de verbos conjugados en serie. Su referencia temporal sólo la marca uno de ellos (8), (9) y (13), mientras los otros permanecen en un presente indefinido, quizás atemporal. Por último, se anota la esfera epistémica que asocia el saber (-mati) al conocer visual o testimonial (-ix-mati). Antes de toda canonización de la novela testimonial, el náhuat y otras lenguas indígenas acuñan verbos semejantes que la memoria letrada remite al olvido.
IV. La Siguanaba, señuelo de la amistad
La Siguanaba (Santo Domingo de Guzmán, junio de 1975), transcrito por Lyle Campbell.
Narra la aparición de un espíritu femenino nocturno el cual adquiere un sesgo distinto a la tradición mestiza. Su figura mortuoria, casi animal, la despoja de toda intención seductora. Figura mito-poética nocturna, la Siguanaba adopta el semblante de una mujer conocida quien engaña al hombre. Como la calavera (tsun-tekumat), su presencia evoca el miedo, el susto y la muerte. Sin intención sensual—propia de la versión mestiza—la fisonomía animal la emparientan al “cucuy”, ya que posee “patas de gallina” y grandes ojos. El hombre la captura hasta acreditar su verdadera identidad voraz. Empero, al descubrirla, ella escapa hasta huir en una gran poza. Más que a la esfera del deseo carnal —al castigo de la bobería—el motivo náhuat-pipil concierne la vivencia de la Muerte y el valor masculino por enfrentarla.
1) nu-amiguh i-gustuh na ni-k-chiwa kontár cuentos de cosas ke chiw-ki susedér nin tik nu-te:chan.
mi-amigo su-gusto yo yo-lo-hacer contar cuentos de cosas\que hacer-PRET suceder aquí en mi pueblo.
2) a:n ni-k-chih kontár una cosa ke nu-tatanoy nech-chiw-ki kontár.
ahora yo-le-hacer contar una cosa que mi-abuelo me-hacer-PRET contar.
3) ya nech-ilwih ka nin tik tu-te:chan kah de mala suerte ki-mu:tia-t.
él me-contar que aquí en nuestro-pueblo que de mala suerte lo-asustar-PL.
4) ki:sa se: animál ke yehemet k-ilwia-t “tsun-tekuma-t”.
dejar un animal que ellos le-decir-PL “calavera-ABSOL”.
5) yahika nu-tatanoy nech-chiw-ki akonsehár kah te: ma: ni-nehnemi tayuwã porké ta-mu:tia-t.
de modo que mi-abuelo me-hacer-PRET aconsejar que no que yo-caminar noche porque algo-asustar-PL.
6) ke:man yaha yawi katka derechoh ne kayeh, yah ki:s-ki i-i:xpan siwa:na:wal. cuando él ir ANTES derecho la calle, él salir-PRET la-antes Siguanaba.
7) ya klaroh k-ita-k kah wi:ts ne siwa:-t, pero en ese rato yaha k-i:xmati-ki, k- ita- k yaha se: siwa:-t i-tu:kay Lionah.
él claro lo-ver-PRET que venir la mujer-ABSOL, pero en ese rato él la-reconocer-PRET, la-ver-PRET una mujer-ABSOL su-nombre Leonarda.
8) kunih yaha ki-nu:ts-ki.
luego él le-hablar-PRET.
9) k-ilwia, “ka:n ti-yah-tuk, Lionah?” le-decir,
“¿dónde tu-ir-PERF, Leonarda?”
10) “ah, ni-pa:xa:lua ke:n-ake:n taha ti-ki:s-tuk ti-pa:xa:lua”.
“oh, yo-caminar sólo-como tú tu-dejar-PERF tu-caminar”.
11) “se me afigura”, k-ilwih yaha, “tesu ti-Lionah”.
“se me afigura”, le-decir él, “no tu-Leonarda”.
12) “tayika te:, naha ni-Lionah”.
“¿porqué no? yo yo-Leonarda”.
13) “pero ni-k-chiw-ki sentír kalor, ni-ki:s-ki ni-pa:xa:lua se: nu-ra:tuh
nu:san”. “pero yo-lo-hacer-PRET sentir calor, yo-dejar-PRET yo-caminar mi rato sola”.
14) kunih ne ta:ka-t tesu tan miedoso.
entonces el hombre-ABSOL no tan miedoso.
15) k-i:xtih i-sinidór al descuido.
lo-quitar su-ceñidor al descuido (disimuladamente).
16) ke:man ne siwa:na:wal ki-chiw-ki sentír ki-maka-tuk dos vueltas wan k
ilpih. cuando la Siguanaba lo-hacer-PRET sentir lo-dar-PERF dos vueltas y la- amarrar.
17) ka:n k-ilpih, k-ilwia, “bueno a:n ti-yawi-t ka mu-chan ti-yawi-t ti-k-ita-t su
cierto kah taha ti-Lionah”.
donde la-amarrar, le-decir, “bueno, ahora nosotros-ir-PL a tu-casa nosotros ir-PL nosotros-lo-ver-PL si cierto que tú tu-Leonarda”.
18) “pues, ti-yawi-t ti-k-ita-t ka nah ni-kalaki nu-chan”.
“pués nosotros-ir-PL nosotros-lo-ver-PL que yo yo-entrar mi-casa”.
19) k-wi:ka-k ne siwa:-t i-chan ne-yuk siwa:-t i-tukay Lionah wan Lionah ki
chiw-tuk sentír suhsul sesek.
la-llevar-PL la mujer-ABSOL su-casa la otra mujer-ABSOL su-nombre
Leonarda y Leonarda lo-hacer-PRET sentir mucho frío.
20) yahika mu-kets-tuk peyna bien tayuwa ki-tatia ti-t pal panu i-sesek.
así es que REFLEX-levantar-PERF temprano bien noche lo-quemar lumbre- ABSOL para pasar su-frío.
21) kunih, ke:man ahsi-k ne ta:ka-t ke k-wi:ka ne siwa:-t ilpih-tuk wan i
sinidór, k- ilwia, “nana Lionah”.
Entonces, cuando llegar-PRET el hombre-ABSOL que quien la-llevar la
mujer- ABSOL amarrar-PERF con su-ceñidor, le-decir, “nana Leonarda”.
22) “señor”, k-ilwih kal-ihti-k, “uni ti-nemi?”
“Señor”, le-decir casa-adentro-en, “¿que tu-ser?”.
23) “nikan ni-nemi, señor; tay ti-k-neki?”
“aquí yo-estar, señor; ¿qué tu-lo-querer?”.
24) “ah, nin n-al-wi:ka se: siwa:-t t-ina kah taha”.
“oh, ella yo-DIR-llevar una mujer-ABSOL algo-decir que tu”.
25) “ka ne: ni-k-na:mik tik kayeh ka ne: kahkuwik”.
“a allá yo-la-encontrar en calle en allá arriba”.
26) “ni-k-ilwia, ‘Doña Leonarda, ka:n ti-yaw’?” “yo-le-decir,
¿Doña Leonarda, adónde tu-ir?”.
27) “’ah, ni-ki:s-tuk ni-pa:xa:lua nu:san ke:n-ake:n taha ti-ki:s-tuk ti-pa:xa:lua.’“ “’ah, yo-ir-PERF yo-caminar sola sólo-como tú tu-ir-PERF tu caminar.’”
28) “’taha tesu ti-lionah’, ni-k-ilwih”.
“’tú no tú-Leonarda’, yo-le-decir”.
29) “’tayika te:, ni-Lionah.’“
“¿porqué no? yo-Leonarda”.
30) “al descuido ni-k-ilpih wan nu-sinidór wan nin n-al-wi:ka pal ni-wi:ts ni-k- ita su cierto ka tesu ti-nemi”.
“al descuido yo-la-amarrar con mi-ceñidor y aquí yo-DIR-llevar para yo-venir yo- lo-ver si cierto que no tú-ser”.
31) “tayika te:, nah nin (ni-)nemi, mas bién ni-sek-miki”.
“¿porqué no? yo aquí yo-ser, pero más bien yo-frío-morir”.
32) “yahika ni-mu-kets-ki ni-k-tatia ti-t pal ni-mu-tutu:nia”. Así es que yo-REFLEX-levantar-PERF yo-lo-quemar fuego-ABSOL para yo REFLEX-calentar”.
33) “naha tesu ni-ki:s-tuk, ni-mahmawi”.
“yo no yo-irse-PERF, yo-miedo”.
34) kunih ne siwa:-t pe:h-ki mu-tih-tila:na. entonces la mujer-ABSOL comenzar-PRET REFLEX-PL-colgarse. (34) La mujer comenzó a colgarse.
35) ki-chiwa hwersah wan k-ilwia, “xi-nech-sutuma”.
le-hacer fuerza y le-decir “IMP-me-desamarrar”.
36) “nah ni-k-neki-ya ni-yaw”.
“yo yo-lo-querer-ya yo-ir”.
37) de la gran hwersah ke ki-chiwa-t sabér ke:n ki-chiw-ki ne ta:ka-t ki-ka:xantih. de la gran fuerza que le-hacer-PL quien saber cómo lo-hacer-PRET el hombre-ABSOL la soltar.
38) ka:n ka:xani-k kunih weli-k sutumi-k, ki:sa mu-talua.
donde soltar-PRET que poder-PRET desamarrar-PRET, irse REFLEX-correr.
39) pero antes de que ya mu-sutuma tay ora pe:h-ki ki-chih hwersah pal yawi, mu-chiwa fihár ne ta:ka-t ka ne siwa:-t ne i-ih-ikxi tesu i-ih-ikxi ke:n pal henteh. pero antes de que ella REFLEX-desamarrar que hora comenzar-PRET lo-hacer fuerza para ir, REFLEX-hacer fijarse el hombre que la mujer-ABSOL los su-PL- pies no su-PL-pies como de gente.
40) sino ke i-ih-ikxi puro i-ih-ikxi tihlan.
sino que su-PL-pies puros su-PL-pata gallina.
41) kunih ina-k yaha, “ini tesu ye:k”.
entonces decir-PRET él, “ésto no bueno”.
42) “ini nu-kuhkul”.
“éste mi cucuy”.
43) “pero ni-k-chiw-ki hregár, porke ni-k-ilpih”.
“pero yo-la-hacer-PRET fregar, porque yo-la-amarrar”
44) mu-kwep-ki k-ita tik i-ka:rah; k-ita-k tuh-tumak i-i:x, tesu ke:n i-i:x henteh. REFLEX-volverse-PRET la-ver en su-cara lo-ver-PRET PL-grandes su-ojo, no como su-ojo gente.
45) kunih yaha algo mu-mu:tih.
luego él algo REFLEX-asustarse.
46) pero, ki-piya-k balór, pero hwersah ki-chiw-ki hwaltár.
pero, lo-tener-PRET valor, pero fuerza lo-hacer-PRET faltar.
47) ka:n mu-sutun ne siwa:-t ki:s-ki mu-talua, yah mu-chiw-ki arrepentír.
donde REFLEX-desamarrar la mujer-ABSOL irse-PRET REFLEX-correr, él REFLEX-hacer-PRET arrepentirse.
48) “na ni-yaw ni-mu-kwepa ni-k-ilpia”.
“yo yo-ir yo-REFLEX-volverse yo-la-amarrar”.
49) ki:sa mu-talua i-ipan, pero de nada sirvió.
irse REFLEX-correr la-antes, pero de nada sirvió.
50) ya mu-taluh asta ahsi-k te:n a:-t, mu-kumin-ki tik se: ombrón posah. ella REFLEX-correr hasta llegar-PRET orilla río-ABSOL, REFLEX-aventar-PRET en una gran poza. (50) Corrió hasta llegar a la orilla del río y se echó a una poza grande.
51) ka:n mu-kumin-ki tik ne posah, ne: k-i:x-puluh; te:-ya k-ita-k; ne: puliwi-k ne siwa:-t. cuando REFLEX-aventar-PRET en la poza, allá su-cara-no más la-ver-PRET; allá desaparecer-PRET la mujer-ABSOL.
52) naha nech-chiw-ki kontár nu-tatanoy kah esas cosas, pues ke:man yaha hoben ki-kak-tuk kah ki-chiw-tuk susedér tik te:chan.
yo me-hacer-PRET contar mi-abuelo que esas cosas, pués cuando él joven lo- oir-PERF que lo-hacer-PERF suceder en pueblo.
53) yahika a:n nu-amiguh ni-k-chih kontár pal ki-mati ka nemi tsun-tekuma-t wan nemi siwa:na:wal pal kah te: ki-piya balór ki-mu:tia.
de modo que ahora mi-amigo yo-lo-hacer contar para lo-saber que ser “calavera- jarra-ABSOL” y ser Siguanaba para que no lo-tener valor lo-asustar.
Traducción poética semi-literal
La traducción prosigue la intuición oral, la cual calca a la letra el texto que escucha. Si en El Salvador se dice “andá, bañate, regresá y ayudame —verbos conjugados en serie— en Nuevo México, no se devuelven libros sino “los traigo pa’tras”. Tampoco se entra, sale, sube ni baja. En cambio, yo siempre “voy pa’dentro/fuera/rriba/bajo”. Casi nadie “sale corriendo/caminando…”, sino “corro/camino pa’fuera”. En el habla coloquial, este procedimiento disonante resulta tan acostumbrado que la normatividad gramatical jamás lo reemplazará. Tal es el presentimiento lingüístico de la siguiente glosa.
Mi amigo es su gusto, yo lo hago-contar/cuento cuentos de cosas que (se) hizo suceder/sucedió aquí en mi pueblo (1). Ahora lo hago-contar/cuento una cosa que mi abuelo me hizo el cuento (2). Él me dijo que aquí en nuestro pueblo que de mala suerte lo asustan (3). Sale un animal que ellos lo dicen “Calavera/Punta de Tecomate” (4). Así es, mi abuelo, me hizo aconsejar/aconsejó, que no camine de noche, porque asustan (5). Cuándo él va-antes/iba, derecho la calle, él/ella salió ante sus ojos Sihuanaba (6). Ya claro la vio que viene la mujer, pero en ese rato él la conoció, la vio una mujer, su nombre es Leonarda (7). Entonces, él le habló (8). Le dice, “¿dónde has ido, Leonarda?” (9). “Ah, paseo sola como vos has salido, paseás” (10). “Se me afigura, le dice él, no sos Leonarda” (11). “¿Por qué no?, yo soy Leonarda” (12). “Pero lo hice sentir calor, salí, paseo un mi rato sola” (13). Así es(tá) el hombre, no es(tá) tan miedoso (14). Lo quita su ceñidor al descuido (15). Cuándo la Siguanaba lo hizo sentir, le ha dado dos vueltas y la amarra (16). Dónde la amarra, le/o dice, “bueno, ahora vamos (a) tu casa, vamos, lo vemos si (es) cierto que vos sos Leonarda (17). “Pues vamos, lo vemos que yo entro (a) mi casa” (18). La llevan a la mujer (a) su casa de la otra mujer, su nombre es Leonarda, y Leonarda lo ha hecho sentir/ha sentido mucho frío (19). Así es, se ha levantado temprano, bien noche, lo quema fuego, para pasa su frío (20). Entonces, cuándo llegó el hombre, que la lleva la mujer amarrada con su ceñidor, le dice, “nana Leonarda” (21). “Señor, le dice casa adentro, “¿ése sos/andás?” (22). “Aquí estoy/ando, señor, ¿qué lo querés?” (23). “Ah, yo hacia-aquí traigo una mujer, lo cuenta sos vos” (24). “Que ahí la encuentro en la calle, que ahí arriba” (25). “Le digo, “Doña Leonarda, ¿dónde vas?” (26). “¡Ah!, he salido paseo sola, sólo como vos has salido, paseás” (27). Vos no sos Leonarda, le digo” (28). “¿Por qué no?, soy Leonarda (29). Al descuido la amarro con mi ceñidor, y aquí hacia-aquí la traigo, para vengo, lo veo si es cierto que no sos/es vos” (30). “¿Por qué no?, yo aquí estoy, más bien muero de frío (31). “Así es, me he levantado, lo quemo fuego, para me caliento” (32). “Yo no he salido, temo” (33). Entonces la mujer comenzó, se cuelga (34). La/e hace fuerza y le dice, “desamarrame” (35). “Yo lo quiero, voy” (36). De la gran fuerza que la/e hace saber, cómo lo hizo, el hombre la suelta (37). Cuándo soltó, pudo, desamarró, sale, se corre (38). Pero antes que ya se desamarra, qué hora comenzó, la/e hace fuerza, para va, se hace fijar el hombre que la mujer, no son sus pies cómo de gente (39). Sino que sus pies son puras patas de gallina (40). Entonces, cuenta él, “esto no es bueno” (41). “Esto es mi cucuy/espectro” (42). “Pero la hice fregar, porque la amarro” (43). Me volví, la veo en su cara, la/e vi sus grandes ojos, no son cómo el ojo de la gente (44). Entonces ,él algo se asusta (45). Pero lo tuvo valor, pero fuerza lo/e hizo falta (46). Cuándo se desamarra la mujer salió, se corre, va, él lo hizo arrepentir (47). “Yo voy me vuelvo la amarro (48). Sale, se corre detrás de ella, pero de nada sirvió (49). Ella se corre, hasta llegó a orilla del agua, se aventó en una gran poza (50). Cuándo se aventó en la poza, ahí lo/e-cara-desparece ya no la vio, ahí desapareció la mujer (51). Yo/a mí me hizo contar mi abuelo que esas cosas, pues cuándo él es joven, lo ha oído que las han hecho suceder en el pueblo (52). Así es, ahora mi amigo lo hago contar, para lo sabe, que hay/anda la Calavera/Punta de Tecomate y hay/anda la Sihuanaba, para quién no tiene valor lo asusta (53).