Un día, llegó a mis manos el libro que dispone ser según la autora, como “una segunda parte de El Principito”, el libro “El Principito”, originalmente publicado a mediados de los años cuarenta del siglo pasado por el conde, piloto aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, es ya una lectura universal. Fue Abigaíl Suncín quien llegó al museo para dejármelo y que lo pudiera leer. Han pasado meses desde ese entonces. En la noche de ese día, cuando lo recibí, comencé a leer sin mucho ánimo. Avancé bastante y en dos días lo terminé. Me gustó la narrativa de Abigaíl y sus acuarelas.
Esa rosa, que aparece en el libro “El Principito”, según dicen, es ella, Consuelo. Un texto escrito terminado en Nueva York, en la casa que rentaron llamada The Bevin House, después Antoine volaría en su afán de participar en la segunda guerra mundial, Consuelo lo despidió en esa ciudad de fondo el río Hudson, a pesar que ya estaba mayor, insistió, posteriormente desapareció en los aires del mar mediterráneo, al caer su avión en julio de 1944. El libro El Principito es un éxito en el mundo. Pero Consuelo es la heroína.
Ya he leído los escritos de Consuelo Suncín de Saint Exupéry compiladas en “Memorias de Oppéde”, o “Memorias de la Rosa”. Pero este, es un texto surgido en el imaginario para poder dar voz y vida a la vida de Consuelo, basándose en sus propias memorias personales. Al conocer la personalidad de Antoine de Saint Exupéry, según los relatos de la propia Consuelo, he logrado conocerla. No es alguien superficial. Logró sobrevivir y mezclarse entre la sociedad de países como Estados Unidos, México, Francia, Argentina.
Pero esto es una locura, en el libro “La Pequeña Rosa del Principito”, retoma la forma y personajes del libro de Saint-Exupéry, pero agrega los sucesos desde la infancia en la vida de aquella salvadoreña nacida en Armenia, Sonsonate, en 1901, trigueña, de ojos grandes de ensueño y cabello hasta los hombros.
Los personajes, que fueron parte de su vida, toman “vida” y son expuestos en forma fabulesca y personificados en animales, como el Búho personifica a Vasconcelos, el Quetzal personifica a Enrique Gómez Carrillo quien fue su esposo y murió en 1927, La Rosa que es Consuelo misma, el Águila de Cabeza Blanca es Bernard, el Perro, el Ave Fénix, etc. Ella atraviesa hermosas historias en el tiempo, pero también diversas proezas y dificultades, hambrunas, felicidad y tristeza, siempre sumergida en el arte, dibujando, escribiendo, esculpiendo.
Entre los seres mas respetables en la vida de Consuelo está Gómez Carrillo, así otros personajes. En la vida, Gómez Carrillo “El príncipe de la crónica guatemalteco”, muere pronto, pero es quien al final vuelve ella a juntarse a él, en su tumba, y están juntos. Es ahí donde La Rosa reposa desde su muerte en 1979, en el cementerio Père Lachaise de París, donde alguien colocó una plaquita que dice A NOTRE AMIE REGRETEE.
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Nota: La Pequeña Rosa del Principito, de 130 páginas, puede adquirisse en Librería La Ceiba.