En El Salvador, la irrupción y el desborde del ciudadano es canalizado excepcionalmente por la salida electoral en el 2019, condicionado a la espera de mejoras de bienestar. Es un impasse excepcional. En tanto los salvadoreños sin cultura civilista, sin identidad nacional, como en Costa Rica, Panamá, Colombia, Chile, Argentina. Es previsible preguntar: ¿qué hubiese ocurrido socialmente si el TSE a punto de excluir en el 2018 la inscripción del candidato de la generación X -Milenial, hoy Presidente Nayib Bukele?
Sorpresivamente aparece el Ejército Nacional de El Salvador, define su posición política que no le corresponde por ley: que debe permitir la inscripción de un partido, dado que no masacrarían la revuelta social. El “poder electoral” del TSE, monopolio de tres partidos, se retracta. Era la chispa pública para provocar el desplome de Reformas de Estado del Acuerdo de Paz, el TSE. Pero prosigue en cerrar la inscripción de nuevos partidos. La Constitución no estable límite de número de partidos. Cerrar el espacio legal es atizar el fuego al desborde político-social.
Hasta el momento la voluntad soberana ciudadana está bajo control social de un líder: Presidente que usa el poder mediático. Ejemplo, canaliza la presión de opinión pública a los diputados, para aprobar y modificar el Presupuesto de la Nación o leyes, y en el desenlace para que un Acuerdo de partidos de rotar la Presidencia canaliza la llegada de un Presidente de Asamblea por el diálogo. Señal débil de que los partidos no cumplen los acuerdos, pactos y apenas funcionan bajo presión ciudadana que no serán elegidos en el 2021 y que la Independencia de los Tres Poderes por el Acuerdo de Paz, no tienen rumbo mientras tanto no exista un Proyecto de Nación, basado en ordenamiento territorial de la nación más pequeña de América.
Hasta este día no asoma ningún indicio de un debate de país. Puedes ocultar cómo opera el modelo económico nacional, el MCCA, ocultar el agotamiento del sistema capitalista extractivo que no derrama gotas de bienestar con sus Multinacionales, y que los nuevos ajustes por los impactos del TTP de la Zona Pacífica, advertido por ASI en el 2016, no aparecen en medios de comunicación, ni redes sociales.
Se nos olvida que desde 1992 se anula el debate del modelo económico, se admite esto es blanco o es negro. Ejemplo: se anula, prohíbe y oculta pactos, alianzas, como en 1998 el Proyecto de Nación. En 1996 el Manifiesto de ANEP. Pacto de San Andrés 1995. Vinculados estratégicamente a la apertura comercial y la unidad interna del empresariado.
Los ciudadanos quieren explicación, medidas, decisiones con una señal fuerte del GOES, que permita ver el rumbo. Los intelectuales y empresarios industriales en repliegue no tienen espacio real para exponer propuestas de educación, modelo económico, recuperación del Rio lempa. Desarrollo de cultura, patrimonio nacional como el centro histórico de San Salvador. La formación en el Arte.
El rumbo es para encauzar la economía hacia el capitalismo responsable que plantea el Foro Económico Mundial. No es lluvia de ideas. Pero falta la gran empresa, el comercio, los industriales, los financieros nacionales. La espera del ciudadano, es el GOES que dé pautas de Rumbo de Nación. El GOES no puede hacerlo en solitario, sin empresarios de todos los tamaños.
Solo un anuncio de plan público-privado estratégico, inversión masiva y máxima puede encender la chispa del motor rumbo nación, permite el diálogo inter generacional. Ejemplo es el potencial generado en el nuevo ciclo de crecimiento económico del siglo 21 por la generación X –milenial, al levantar pequeñas, medianas, grandes empresas, dar empleo, trabajar con ética, solidaridad, sacrificio, cooperación, creando micro empresas, crecen, pero llega un momento en que el modelo frena su potencial.