De 1900 a 1932, la cultura, la tierra, la vida en estos años en El Salvador continuó sujeta en su economía a la agricultura comercial, sobre todo el cultivo del café. Tazumal aun estaba bajo tierra, igual que otras estructuras arqueológicas prehispánicas. En contraste, parte de la memoria mito poética literaria Náhuat pipil, fue valorada a tiempo, por un investigador alemán llamado Leonhard Schultze-Jena que arriba en 1930 y viaja a Izalco, antes de los sucesos del 32.
El valor de las exportaciones de café en 1901 constituía el 76%, en 1911 el 73%, en 1921 el 80%, en 1931 el 95.5%. Había bonanza, pero había miseria. Al parecer, frente al auge de dos materialismos enemigos, capitalismo y comunismo, el presidente de facto desde el 2 de diciembre de 1931, Maximiliano Hernández Martínez se propone – antepone como Estado “una cultura espiritual” que impulse la pintura y literatura a través de los vestigios de “lo nuestro” para una nueva nación culta y de todos. Según él. Pero la identidad, vivía en los remotos recuerdos y la oralidad de las personas con pies descalzos, que vestían refajos, cotones, caites.
A principios de siglo, se estima que la población en El Salvador es de 760.000 habitantes. La capital, sigue creciendo, nuevos parques y nuevas calles en la bella San Salvador. El país participa de nuevo en la Exposición Universal de París de 1900, por relaciones públicas, mostrar materias primas agrícolas, artesanías, etc.
En la ciudad aun pequeña, en comparación al presente, nace en 1901 Zelié Lardé, pintora primitivista; y en Armenia, Sonsonate Consuelo Suncín, pintora, escultora y escritora, amiga de la poeta Carmen Brannon “Claudia Lars”, Consuelo es conocida por ser esposa del autor de El Principito, Antoine de Saint-Exupéry.
Paralelamente a esto, el personaje Prudencia Ayala ya camina por las calles de Santa Ana, había nacido en 1885 en Sonzacate, pero se fueron con su madre a esa ciudad, en los albores del nuevo siglo, la niña observa el ambiente, no logra estudiar sino hasta segundo grado, aprende costura, escribe, lee las cartas, escucha voces que al parecer son profecías. Esta niña, atrevida, en 1930, ya tiene un apodo, La Sibila santaneca, una adivina, y con un bagaje político importante, desde sus luchas en Guatemala, exilios, publicaciones, ella quiso ser presidenta. Quiso. Las mujeres no teníamos derecho al voto en ese tiempo, menos a ser políticamente elegidas.
Investigadores como las de Carl V. Hartman o Schultze-Jena son las que me enfoco ahora, casi héroes desconocidos, que registran un legado. No era fácil salirse del entorno cómodo de una universidad, o museo, en Europa, y decidir investigar, aventurarse y conseguir financiar un viaje de expedición científica para lograr registrar lejanas culturas. Después de la visita de Carl V. Hartman, quien realizó fotografías y escritos de 1896 a 1899; concluye sus estudios en la región, recogió sus papeles, su cámara, sus cosas, y regresó a Suecia, conociendo a Los Izalcos. Demostrando lo valioso de las culturas americanistas en museos de Estocolmo.
En 1912, se funda El Ateneo, centro cultural de promoción del conocimiento, donde acudían intelectuales de la época, entidad que aún existe y tiene un local con fotos de todos los que lo han presidido desde su fundación.
El poeta Pedro Geoffroy Rivas, nace en Santa Ana en 1908, antropólogo y lingüista, abogado. Entre 1916-1917 los jóvenes Salvador Efraín Salazar Arrué “Salarrué”, Consuelo Suncín y Toño Salazar, obtienen becas en el exterior. Ocurren sucesos en estos años, por mencionar, el 7 de junio de 1917, el volcán de San Salvador hace erupción, la capital colapsa. Los parques son hospedajes ante tanto movimiento que sacude la tierra, hecho que registra el colombiano Porfirio Barba Jacob en su libro.
Ese año, allá en la capital cafetalera -la ciudad de Santa Ana-, nace Ernesto Interiano, rebelde y bondadoso, caballero y perseguido por sus dones con los desposeídos, Ernesto es amado por mendigos, y odiado por la ley, por justiciero de los borrachos, los perros y fiel defensor de los más débiles, su vida terminó en 1943, al calar su cuerpo las balas de un francotirador enviado por Hernández Martínez, ni el tiempo no se llevó su recuerdo, en las ventas de hierbas en los mercados, le veneran como un santo, el hermano Interiano es protector, según una postal.
En diciembre 1922, una manifestación de mujeres es disuelta a balazos en las calles de San Salvador, pedían derecho a sufragio, y repudiaban la continuidad de una familia en la presidencia.
Es así que a través de los años, la identidad de los pueblos indígenas originarios nuestros, ha sido sistemáticamente folclorizada o casi reducida a turismo, a una sala de museos, a danzas con trajes que no son indígenas.
La pianista María Mendoza de Baratta, sin ser lingüista ni antropóloga, hizo un trabajo etnolingüístico y etnomusical. Realizó recorridos investigando diversas expresiones culturales de danzas y sonidos. Su libro con décadas de investigaciones, se publica en 1951. Este trabajo, merece ser retomarse y estudiado con un enfoque antropológico, y quizás menos folclórico, para reconocer que ella, dejó un legado, antes de que se perdiera en muchos casos, solo quedan en el libro a dos tomos.
Salarrué, después de regresar de estudiar pintura en la academia Corcoran en Washington DC, escribe y dibuja, trabaja en revistas, en la década de los años veinte, y se publican los primeros libros como “El Cristo Negro” y “Oyarkandal”. Contrae matrimonio con Zelié Lardé y procrean a sus hijas Olga, Maya y Aida, también cultoras de las artes, viven y crecen en San Salvador. Mientras su padre trabaja en la cruz roja en San Marcos, o hace de jardinero a cambio de pinturas y pinceles, luego en la redacción del Diario Patria, fundado por Alberto Masferrer, donde publica artículos, cuentos, o relatos, ya creando en hojas sueltas sus Cuentos de Barro o de Cipotes.
El país, sigue “progresando” con las vías de transporte terrestre. Se abre el tramo Cutuco-San Salvador Texistepeque-Santa Ana. Es en 1927 que la conexión ferroviaria de Cutuco a San Salvador se conecta con Texistepeque hasta llegar a la estación de Santa Lucia en la ciudad de Santa Ana. El auge de la industria del café promovió el uso del tren para llegar a los puertos importantes como Acajutla, La Libertad y Cutuco. Desde donde partían miles de sacos conteniendo ese valioso el café salvadoreño.
Prudencia Ayala viene con su lucha a postularse a la presidencia de la República, regresa desde Guatemala, en julio de 1930, ya había publicado libros como “Inmortal amores de loca” y “Payaso literario en combate”, y llega bajo el brazo con sus tres ediciones del periódico Redención Femenina. Le es negado ese, que aún no es un derecho, de que una mujer pueda participar en política.
El 18 noviembre 1930. El intelectual mexicano, José Vasconcelos da conferencia en el país. En boga el misticismo, el vegetarianismo, las filosofías esotéricas, y los intelectuales profesaban en ellas. Es el poeta e intelectual, Julio Enrique Ávila quien lo recibe en la Universidad Nacional. Para 1930, unos 25 mil indígenas pueden hablar náhuat-pipil. En esa época, El Salvador tenia un millón y medio de habitantes.
Pero entre todo eso, algo increíble y sumamente curioso pasa, es la llegada del científico erudito. En el verano de 1930 llega a El Salvador, el antropólogo Leonhard Schultze (1872-1957) nacido en la ciudad de Jena, Alemania. Sin imaginarlo reprodujo el mas íntegro ciclo mito poético en náhuat-pipil. Posteriormente se le conoce como Leonhard Schultze-Jena, adoptando el nombre de su ciudad natal. Geógrafo, estudio la zoología, la etnografía, la antropología, era lingüista, de fácil compresión su redacción, su narrativa gustó y fue novedosa además poética, empático con diversos pueblos, sabía llegar a ellos.
Durante tres meses, desde su llegada, procedente de otras investigaciones en Guerrero, México, y en zonas diversas de Guatemala como Chichicastenango, Leonhard realiza una investigación de campo, sobre todo en Los Izalco.
Buscando historias orales, relatos que transcribió y se tardó cinco años en publicar. El paisaje, los ríos, las montañas, la geología, la flora y la fauna, la humanidad, incluyen estas memorias dictadas por el señor Ynes Masin y otros informantes. Al irse de nuevo a su país, se concentra en las publicaciones de su INDIANA I,II, II.
Leonhard tiene en sus cuadernos y apuntes, una cápsula del tiempo, en parte se convierten sus investigaciones en la memoria histórica de la literatura, que estaba ignorada. Hasta hoy, no ha habido otra investigación así. Y desde ese tiempo, ya es tiempo de compilar la actual memoria de las personas nahua-hablantes y todos los cambios ocurridos en esos cuentos contados por los anteriores habitantes de nuestras tierras.
En Alemania, después de concentrarse en sus transcripciones del náhuat al alemán, publicó en 1935 Indiana II. Mythen in der Muttersprache der Pipil von Izalco in El Salvador (Indiana II. Mitos en la lengua materna de los pipiles de Izalco en El Salvador). El “II”, es porque así titulo a sus tres investigaciones realizadas en esta expedición. Leonhard, visitó en plan de investigación, entre 1929 y 1930, México, Guatemala y El Salvador, luego publicó en alemán tres libros: Indiana I, II, III. El primer volumen “Indiana I. Vida, creencias e idioma de los Quiché de Guatemala” (1933), el segundo como mencionamos antes su nombre, “Indiana II. Mitos en la lengua materna de los pipiles de Izalco in El Salvador” (1935), y el tercero “Indiana III. Entre los aztecas, mixtecos y tlapanecos de la Sierra Madre del Sur de México” (1937). Al recopilar textos en lenguas indígenas, le permitió penetrar en el mundo espiritual de las comunidades estudiadas y conocer sus raíces prehispánicas. Un personaje que sin duda, tenia un empeño y dejo todo por hacer sus estudios de campo.
En 1931, en septiembre, la escritora chilena Gabriela Mistral, visita el país, pero no es ella la que dice la famosa frase “El pulgarcito de América”, es el poeta Julio Enrique Ávila, quien también recibió a Vasconcelos un año antes, él recibe a la escritora con esa frase de Bienvenida. Luego ella, la retomaría, aunque solo de palabra, pues mas bien habló sobre el “néctar negro”, nuestro café, sin mencionar las manos campesinas que los recogían en las fincas, y quienes luchaban por mejoras en esos momentos.
Aunque Arturo Araujo había ganado las elecciones, estando en el poder, el 2 de diciembre de 1931, su vicepresidente, el general Maximiliano Hernández Martínez, le da un Golpe de Estado. Hernández Martínez, con rasgos indígenas, moreno, culto, vegetariano, místico y teósofo, tras el golpe, se autonombró presidente, siendo ratificado al año siguiente por la Asamblea Legislativa. Prolongó su mandato durante trece años por medio de elecciones en las cuales el era el único candidato, y también a través de decretos legislativos.
El 22 de enero de 1932, estalla la insurrección de los pueblos campesinos, en el occidente, además que hace erupción el volcán de Izalco. Una de las mas grandes rebeliones indígenas y campesinas de la historia latinoamericana. Capturado el activista Farabundo Martí y fusilado en febrero, junto a los jóvenes Luna y Zapata. También, fusilado el líder obrero Miguel Mármol, sobre vive y camina entre los muertos y logra salvarse. Farabundo y Mármol habían fundado el Partido Comunista Salvadoreño (PCS). Por su lado, se vieron acorralados los trabajadores, e intentaron escapar. Pero las tropas del Estado, peinaron pueblos, cantones, caminos. No ha habido justicia para ellos. Hay silencio. Julia Mojica y su participación por las luchas campesinas. Feliciano Ama, fue ahorcado frente al pueblo en el parque de Izalco. Francisco Sánchez, fusilado frente al pueblo en el parque central de Juayúa. Muertos y muertos por los caminos. En grandes fosas. Rostros se fueron apagando en Tacuba, Ataco, Apaneca, Salcoatitán, Teotepeque, Jayaque, Tepecoyo, Sacacoyo, Sonsonate, Izalco, etc.…El caracol silenció su sonido para llamar a reunión, para la palabra en el bosque. Las cuevas, la golondrinera, los caminos escondidos fueron mas refugio.
¿Que habrá pasado con Ynes Masin? El hombre que le contó historias a Schultze-Jena.
Miles de pobladores atacaron cuarteles y tomaron poblaciones. Los insurrectos exigían la distribución de la tierra, mejores condiciones de trabajo, educación, y hablaban del fraude electoral. El gobierno respondió con la masacre de miles de indígenas y campesinos. Entre 10.000 y 30.000, la mayoría hombres de 12 años en adelante. Fueron las mujeres, quienes resguardaron lo que quedaba de nuestra identidad. Para el indígena, el uso de la tierra y la recolección de los frutos eran parte inseparable de su existencia cotidiana. La tierra en que vivían era parte trascendental de su ser; era el misterio de donde procedían, del cual dependían, y al cual habrían de volver. Es probable que una gran parte de las personas observadas por Schultze-Jena, fueron asesinadas en el genocidio del 32.
En 2014, que el Dr. Rafael Lara Martínez, recoge la traducción e interpretación del libro elaborado por el alemán Leonhard Schultze Jena, en 1930, quien investigó los mitos de los pipiles de Izalco y los plasmó en un libro escrito en náhuat y luego traducido al alemán. Durante la conquista y la colonia española, códices que podrían revelar la filosofía o modo de ver la vida del indígena, fueron destruidos, la interpretación y traducción intenta llenar ese vacío histórico.
Entonces qué es ¿Lo Nuestro? ¿Por qué esa palabra? Hoy gracias a su esfuerzo, conocemos las memorias remotas que recogió Hartman y Leonhard, en tiempos distintos, ellos que viajaron en barcos, caminaron, transbordaron trenes, y mas, llegaron aquí en tiempos remotos con un interés común: registrar vida e identidad de los nuestros. El tejido de la memoria que resiste.
PRIMERA PARTE: El Salvador: tierra, vida y cultura (260 dc-1932) Parte I
SEGUNDA PARTE: El Salvador: tierra, vida y cultura (260 dc-1932) Parte II
TERCERA PARTE: El Salvador: tierra, vida y cultura (260 dc-1932) Parte I