Por ley, estamos en el período de «Silencio electoral». Período en el cual debe respetarse al votante y darle su espacio para reflexionar acerca de su decisión por quién votará este próximo tres de febrero. Lamentablemente no se respeta totalmente ese espacio, pues algunos todavía continúan enviando mensajes con intención de solicitar el voto a través de las redes sociales.
Es importante cuidar nuestras motivaciones al momento de tomar una decisión tan importante para el rumbo de nuestro país.
No votemos por temor. Dejar que sea el miedo lo que guíe nuestra decisión no nos llevará a buen puerto. Este tiempo debe servirnos para recuperar la calma y analizar detenidamente toda la información a la que hemos sido expuestos.
No votemos por venganza. Algunos de nosotros tendemos a sentir que el voto es un mecanismo de resarcir el daño que consideramos nos han hecho en el pasado.
No votemos por costumbre. Ir a votar solamente para cumplir un deber y hacerlo sin análisis, es renunciar a nuestra capacidad pensante y de hacer incidencia en nuestra nación.
No dejemos de votar. Si por alguna razón, teniendo todas las facultades para emitir el sufragio, consideramos dejar que otros lo hagan y no retornar nuestro privilegio ciudadano; ponemos en riesgo nuestro sistema democrático.
Por ello este próximo 3 de febrero ¡Vamos todos a votar! Pero vamos por amor a este gran país que Dios nos ha dado. Vamos por amor a El Salvador.