Por primera vez ingresé a las instalaciones de la Universidad de El Salvador. Sé que es una institución histórica en este país por su incidencia sociopolítica en el siglo pasado y en la enorme formación de profesionales en diferentes profesiones para esta república. La colega y amiga Tania Primavera me invitó a unas conferencias que tratarían de la vida de las hermanas Mirabal y de Prudencia Ayala, algo que poco se sabe, poco se lee y dice en la actualidad, y corremos el riesgo de caer en los errores cometidos en las décadas que nos han antecedido.
Cuando entré al teatro universitario con una expresión de agrado pude saludar al embajador dominicano en El Salvador, con quien he podido conversar asuntos de la integración centroamericana y lo felicité de antemano por la iniciativa de hablar de la vida de las hermanas Mirabal. Había venido la rectora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Emma Polanco, con la finalidad de hablar de dichas hermanas que fueron dominicanas.
Tania Primavera habló con un gran entusiasmo y además con seguridad de su ponencia sobre Prudencia Ayala, que ella resaltó que tuvo la valentía de ser alguien que fue contracorriente, alguien que fue una mujer sencilla, una costurera que soñó un El Salvador distinto, un país con mayor apertura hacia las mujeres en la política y pudo denunciar los abusos del gobierno de esa época en el intervalo de Romero Bosque y Arturo Araujo. Tania destacó que los artículos que ella ha podido ver relacionados a Prudencia Ayala se puede ver un cierto menosprecio por la actitud tan valiente y heroica de Ayala en ese momento.
Estas ponencias se realizaron en el contexto de la apertura de la Cátedra de Género en la Universidad de El Salvador y se habló de las hermanas Mirabal y Ayala, además me llamó mucho la atención que el Licenciado Danilo Ramírez, quien funge como director del Centro de Estudios de Género en dicha institución haya mencionado de las mujeres próceres y el dijo: “Muchas veces se niega que hubo mujeres próceres, pero si las hay” e inmediatamente me puse a pensar en la madre de José Matías Delgado, quien fue doña Ana de León, Felipa Aranzamendi, Manuela de Arce y muchas más que la historia ha callado y ocultado.
Estamos en deuda con las mujeres próceres y estos espacios académicos son importantes para que las nuevas generaciones podamos conocer quienes fueron y además que las nuevas generaciones de políticas, profesionales mujeres, madres de familia, todas que son de este país puedan tener ejemplos a seguir en la reivindicación de los derechos de la mujer.
La firmeza y convicción de escritoras como Tania Primavera Preza debe motivar a muchos, porque ella ha hablado de Prudencia Ayala tan olvidada por nosotros en la actualidad y que desde esa década (1930) no se ha visto una mujer política que quiera ser presidenta de El Salvador. Me complace manifestar que en 2014 obtuvo una condecoración post mortem que es la Orden José Matías Delgado, una medalla de plata. José Matías Delgado y Prudencia tienen algo en común, soñaron un mejor país y querían cambios verdaderos.
En este tiempo mucha gente joven exigimos cambios en los partidos políticos y todo el estamento en sí, para comenzar podría comenzarse teniendo mujeres en los altos cargos de dirección.