“Yo no olvido el Año Viejo” es una canción de Crescendo Salcedo que seguramente va a sonar en las casas de todos los salvadoreños este 31 de diciembre. Pero la verdad es que sí hay mucho que olvidar y mucho más que esperar de este 2019.
Para empezar, no solo debemos olvidar un año viejo, sino quince. Olvidarnos de tres malos gobiernos consecutivos, que nos dejaron un expresidente preso, uno asilado y otro que no apareció por ningún lado.
Queremos olvidarnos de ofrecimientos de los diputados en la campaña, que nos ofrecieron que iban a hacer las cosas distintas, pero se tardaron cuatro meses en elegir magistrados, dándose arañazos, luchando por poner a sus cheros en la Corte.
Queremos olvidar los audios de Funes, poniéndose de acuerdo con Saca para implicar al expresidente Flores en un delito que no existió. Sinvergüenzas disque de izquierda y disque de derecha, poniéndose de acuerdo para hundir a sus enemigos y partir un partido político.
Yo si quiero olvidar que en los últimos 10 años fuimos el país que menos creció en Centroamérica, lo que provocó desempleo, crecimiento de las “maras” y esas caravanas de migrantes que prefieren arriesgar su vida en el desierto, que seguir viviendo en El Salvador.
Pues yo si olvido el año viejo… ¿Y cómo no? Si ya casi vamos a cambiar de administrador en Casa Presidencial.