Hace nueve años, el pueblo votó con la esperanza de un cambio. Se esperaba que Mauricio Funes, un analista de izquierda, sin profesión, ni experiencia empresarial, pero con un rostro fresco, que se decía cercano a los pobres y admirador de monseñor Romero, fuera quien iba a resolver los problemas históricos que aquejan a la mayoría de los salvadoreños
Pero Mauricio Funes y el FMLN no cumplieron. Vimos más de lo mismo, incapacidad en el ejercicio de la función pública y corrupción, tanta y tan notoria que el mismo expresidente se encuentra asilado en Managua.
Dijeron que los errores cometidos en ese periodo presidencial habían ocurrido porque aquel presidente no era un socialista comprometido, la solución era poner a uno de verdad para profundizar los cambios en el país.
La oportunidad les llegó en manos del presidente Salvador Sánchez Cerén. Pero ¿cómo está nuestro país?
A nueve años de gobierno socialista, nuestros hospitales están desabastecidos, nuestras escuelas destruidas, nuestros policías, médicos y maestros sin insumos y sin estímulos salariales, nuestras calles en ruinas, las finanzas públicas hundidas en la insolvencia; mientras que su gestión de gobierno tiene un rechazo del 75% de la población
Pero los salvadoreños somos optimistas y no perdemos las esperanzas de un futuro mejor, de un futuro que está a 12 meses de distancia.