El 34 % de los niños y adolescentes que emigraron de El Salvador hacia los Estados Unidos en 2017 lo hicieron solos o en compañía de una persona ajena al núcleo familiar.
Solo durante el periodo comprendido entre enero de 2016 y octubre de 2017, la Procuraduría General de la República (PGR) se hizo cargo de la representación legal de 2,288 niños y adolescentes, todos migrantes, quienes retornaron al país sin la compañía de ninguno de sus familiares. Jóvenes los cuales, ahora no solo enfrentan la pobreza, sino también el abandono.
De acuerdo a diferentes estudios, los salvadoreños migran debido a la falta de empleo, buscando mejores oportunidades económicas, por las amenazas y extorsiones, y por la inseguridad y violencia que afecta a miles de familias en el territorio nacional.
Resulta difícil imaginar la desesperación que puede estar atravesando un padre de familia, para que tome la decisión de enviar a un hijo menor de edad, para que atraviese, muchas veces solo, los incontables riesgos de la inmigración ilegal.
“Esta es una situación que nos preocupa” expresó la Vice Ministra de Relaciones Exteriores, pero si la migración ilegal le preocupa tanto al gobierno, ¿por qué no hace nada para solucionar sus causas?
La solución a la pobreza e inseguridad, y a la migración ilegal que es su consecuencia, no se soluciona con reproches al gobierno de Estados Unidos, sino generando empleos, oportunidades, seguridad e inversión en El Salvador.