Los jóvenes de posguerra se caracterizan por su falta de compromiso político y apatía a participar en cualquier actividad en la que no creen y no tienen confianza. Sobre esta problemática, podemos afirmar que la juventud es el eje central de los dos principales problemas de la región, el desempleo y la inseguridad ciudadana. También destacar la existencia de problemas como la exclusión social, el aislamiento social, el hueco normativo y la presencia de subculturas marginales y violentas, que dan como resultado esa apatía y falta de compromiso.
A continuación, se hace una breve reflexión de algunas dificultades y retos que vive la juventud hoy, así como una acercamiento de lo que pudiese ser una opción de corto y mediano plazo para crear oportunidades para la inclusión social y ambientes de participación deseados para los jóvenes. Ante lo complejo y amplio del tema, esta reflexión presentará una propuesta basada en el empoderamiento.
Durante los últimos años se ha acentuado el interés por identificar las circunstancias que favorecen el desarrollo saludable de los adolescentes (Carnegie Council on Adolescent Development, 1989; Moore & Halle, 2000; Roth & Brooks-Gunn, 2000) y cómo facilitar este proceso a través de la formulación de políticas sociales y programas de intervención como la promoción de competencias para la adaptación.
Desde esa perspectiva, no podemos ignorar los efectos de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), en la manera de ser, hacer, sentir y expresarse de los jóvenes; un efecto tal que los ha llevado a llamarlos “nativos digitales”. Al respecto, Seal-Wanner (2007) afirma que las nuevas tecnologías no solo les pueden enseñar a los jóvenes a ser adultos pro-activos, autosuficientes, creativos y productivos, sino que les facilita algo que en otros contextos no tienen: control. En el ciberespacio, ellos controlan qué hacer, cómo hacerlo, cuándo y con quién hacerlo.
Debido a la exposición a dispositivos conectados a internet, tienden a ser autodidactas y aprenden más por medio de las plataformas tecnológicas. Para que sus ventajas sean mucho más efectivas, una propuesta educativa debe contemplar el perfil promedio de los niños y jóvenes que hoy se encuentran en plena formación escolar, y quienes, de acuerdo con la Dirección General de Estadística y Censo (DIGESTIC), representan cerca del 55% de la población en el país.
Los indicadores sociales revelan avances en los últimos 20 años, pero también la existencia de una condición de vulnerabilidad social generalizada. “Según cifras de 2014, casi dos de cada cinco salvadoreños son pobres. De hecho, 27 de cada 100 jóvenes de 15 a 29 años no estudian ni trabajan, siendo en su mayoría niñas y mujeres que realizan tareas de cuido de sus propios hijos o algún otro familiar en situación de dependencia».
La formación moderna debe ajustarse a las nuevas generaciones, si queremos otorgarles una educación de calidad. Y la mejor manera de lograrlo es a través de un aprendizaje significativo que logre ir más allá que las clases tradicionales, que pueden ser aburridas y hasta tediosas para los integrantes de la generación Z.
La pregunta a responder: ¿Cómo comenzar a brindar el llamado aprendizaje significativo? El reporte Educación y Habilidades para el Siglo XXI, desarrollado a principios del presente año por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO, mostró que los jóvenes entre 15 y 25 años de edad en dichas regiones no solo desean aprender más allá de los tópicos tradicionales (tales como aritmética o gramática), sino que además tienen una profunda preocupación por contar con las bases necesarias para ser críticos, convertirse en ciudadanos responsables y conocer más sobre el mundo. Y creen que la mejor manera de lograrlo es a través de modalidades distintas y herramientas interactivas.
Alinear lo que se enseña con las aspiraciones, los deseos y las necesidades de los jóvenes; y usar distintos espacios y formas para educarlos representa el desafío más grande para lograr un sistema de formación moderno y de alto impacto para la generación Z. Existen modelos probados internacionalmente que han confirmado que las tecnologías son un eficiente habilitador de nuevos aprendizajes, basta con mirar el tipo de innovación que desarrollan países como Suiza, Suecia, Finlandia, Reino Unido, USA y China, y el consecuente desarrollado en educación y economía que conlleva.
Ahora bien, ¿qué se necesita para empoderar a los jóvenes de hoy? ¿Cómo fortalecer su capacidad para controlar sus circunstancias y alcanzar sus propios objetivos? ¿Qué líneas de acción se pueden o deben proponer y desarrollar para favorecer el ejercicio de poder y la toma de decisiones? Inicialmente, es importante entender, como lo afirman Jennings et al. (2009), que el empoderamiento es un proceso de acción social que puede tener lugar tanto individual como grupal. Por una parte, el empoderamiento individual consiste en desarrollar capacidades que integren la percepción de control personal, una actitud proactiva ante la vida y una comprensión crítica del entorno. El empoderamiento grupal, implica procesos y estructuras que aumenten la competencia de sus integrantes, proporcionándoles el apoyo necesario para manejar el cambio, mejorar el ambiente y fortalecer los vínculos que renuevan o mantienen la calidad de la vida.
A la pregunta, ¿qué pasa con los jóvenes de hoy?, la respuesta no puede ser una fría descripción de sus características ni un minucioso análisis de sus problemas. Más bien, debe ser una reflexión sobre cómo fortalecer y ampliar su poder y toma de decisiones. Ante esta situación, los jóvenes deben dejar de verse como objetos de tratamiento o intervención, y considerarlos como actores y participantes que deben poder decidir ante las situaciones que afectan y restringen su bienestar y desarrollo, tal es el caso de la participación en programas de fomento de las TIC´s.
Los jóvenes tienen el potencial y las posibilidades tecnológicas de ser los artífices clave de ciudades más inteligentes y sostenibles (ejemplo cuidad de Panamá). Una vía para superar estos desafíos consiste en invertir en ciudades inteligentes haciendo un mejor uso de la tecnología disponible y mediante una mejor planificación urbana. Para ello, será crucial desarrollar más ampliamente las competencias y las capacidades tecnológicas de los jóvenes, fomentando al mismo tiempo sus oportunidades y habilidades de emprendimiento e innovación con vistas a conseguir ciudades más eficientes e inteligentes. No se requiere haber terminado el bachillerato para iniciar el proceso de formación y desarrollo en TIC, hablamos de Contenidos Educativos Digitales (CED) como una propuesta en educación para los jóvenes a través de procesos de formación multimodales, como propuesta el diseño de ambientes virtuales de aprendizaje: el caso de un MOOC.
Uno de los aspectos importante para que una propuesta educativa llegue a ser desarrollada, reside en la motivación del estudiante. La actitud ante el aprendizaje es necesario para lograr los objetivos deseados desde un modelo didáctico. Los MOOC, que responden a las siglas de Massive Open Online Courses (cursos en línea, masivos y abiertos), han sido reconocidos como la formación hacia el futuro, este ambiente avanzado lo reconocen con gran esperanza y no solo estudiantes de universidad. Este es el caso del MOOC y su aplicación: “Innovación Educativa y desarrollo profesional, Posibilidades y límites de las TIC” del Proyecto Europeo ECO (Elearning, Communication, Open-Data) analizando lo que responde el alumno y el grado de motivación que presentan ante esta propuesta.
Este proceso autodidáctica se fundamenta en el uso intensivo de las TIC´s, mostrando una gran posibilidad en la utilización de tecnología de parte de los jóvenes y ofrece la oportunidad para que los docentes puedan crear sus propios cursos online por medio del “sMOOC Paso a Paso”. Es una herramienta que utilizada adecuadamente pudiese crear las bases de una política educativa de fomento digital, de cobertura masiva, desarrollar las ciudades inteligentes y hasta clúster de desarrollo de aplicaciones a la medida más adelante, a continuación se presenta un ejemplo reciente.
Cisco anuncia un programa de mil millones de dólares para Smart Cities , las llamadas «ciudades inteligentes»; muchos funcionarios financieros luchan por financiar los programas que harán que las ciudades sean inteligentes. Para ayudar, Cisco (NASDAQ: CSCO) presentó la iniciativa de Aceleración del Financiamiento de Infraestructura de la Ciudad. Es un programa de mil millones de dólares destinado a facilitar, agilizar y pagar a las ciudades de todo el mundo a financiar y adoptar tecnologías que transformarán y mejoraran sus comunidades. El programa ayuda a las ciudades a reunir el tipo o conjunto de instrumentos financieros adecuados para financiar e implementar tecnología innovadora con una inversión inicial mínima. El programa ayuda a las ciudades con soluciones informáticas como base de desarrollo local. El financiamiento de los ingresos compartidos, por ejemplo, incluso permite que una ciudad vincule el financiamiento a los resultados deseados y amplíe los presupuestos operativos futuros a través de las fuentes de ingresos de los nuevos servicios que posibilita una infraestructura digitalizada.
Está claro que para emprender cualquier política requiere de los recursos adecuados y del tiempo para ejecutarlo, es por eso que se debe iniciar un proceso serio y sostenible de búsqueda de apoyos y donaciones principalmente de países que ya transitaron este camino, ya que esta cooperación debe de ir acompañada de apoyo en especies como asesorías y consultorías en TIC´s para ser ejecutada de manera formal y sostenida en el tiempo, como la presentada por Cisco.
Esta propuesta pudiese ser el inicio de una política de desarrollo sostenible basada en plataformas educativas digitales, (PED). Y será la plataforma sobre la que se construya un nuevo motor de la economía, Desarrollos Tecnológicos Sustentables para el mercado local y para exportar, donde los jóvenes de hoy podrán crear y/o formar parte de firmas de desarrollo tecnológico, TIC´s, o del futuro.