El Salvador
miércoles 27 de noviembre de 2024
Voces

Haciendo magia…sin ser magos

por Redacción


Dos de las selecciones de fútbol más exitosas de los últimos tiempos se han visto en una vorágine de situaciones en las cuales a pesar de sus buenos resultados, no poseen el apoyo necesario y el mensaje que se le manda a la juventud con esta situación es: “háganse deportistas para que después no los apoyemos”.

Crisis de resultados, procesos inconclusos, procesos conclusos que no tienen buenos resultados ¿Realmente alguno no ha escuchado estas expresiones?  ¿Serán expresiones usadas por analistas deportivos con conocimiento de causa? o solo será retorica para justificar inversiones mal encaminadas.

A nadie escapa que nuestro país pase por una crisis social compleja y estructural, donde se intentan hacer esfuerzos de inversión deportiva como una respuesta temporal y cosmética, esperando que un discurso, un par de fotos y una pelota puedan generar un cambio significativo dentro de la comunidad que es asediada por oscuros fenómenos sociales puestos al descubierto y en el tapete de la opinión pública únicamente por hechos delictivos que los medios de comunicación cubren.

Realmente jamás habíamos tenido la inversión económica que estamos teniendo en deporte y jamás habíamos tenido tan poco resultado, los de antes se quejan que todo era mejor, los de ahora que hay inversión pero que esta no llega a quienes tiene que llegar, el público quiere ver una selección ganadora (o que por lo menos no venda los partidos) y poco le importa que jóvenes de otros deportes logren medallas significativas, la prensa abre y cierra los ojos a discreción según sea el árbol caído al cual podrán hacer leña, al igual que lo hace la empresa privada a la hora de hablar de apoyo a los deportistas,  esta es la realidad deportiva salvadoreña.

¿Señor me da trabajo? Dice un joven que logró hacer los puntos para ir a las olimpiadas hace unos años. Otro cuenta la historia de cómo se clasifico a una competencia internacional usando zapatos prestados. Recientemente dos de las selecciones de fútbol más exitosas de los últimos tiempos (la Selección Nacional de Fútbol de Amputados y la Selección de Fútbol Playa), se han visto en una vorágine de situaciones en las cuales a pesar de sus buenos resultados, no poseen el apoyo necesario y el mensaje que se le manda a la juventud con esta situación es: “HÁGANSE DEPORTISTAS, PARA QUE DESPUÉS NO LOS APOYEMOS”.

¿Pero y entonces la inversión está mal? Me preguntó una de las profesoras  que asisten a una de mis cátedras. Yo respondí que no, la inversión no es mala, el dinero que se brinda no es el suficiente, pero debería de verse reflejado en algún momento, pero el problema no es simplemente los recursos, sino el uso y los planes de desarrollo que se tienen para esta inversión y también el desarrollo de estos planes a nivel operativo.

El otro día jugué fútbol en una cancha de una comunidad dónde entrena un señor que tiene el puesto de conserje, y discúlpenme, pero si alguien se le contrata como conserje lo ideal es que desempeñe su puesto. Esto no es más que un indicador de que se piensa que el deporte es fácil y se desmerita la formación profesional que tienen cientos de personas en las universidades, porque la idea que hay es que cualquiera puede encargarse del deporte.

Ahora pregúntense: de todos los componentes de las estructuras deportivas: ¿Cuantos licenciados y licenciadas  en educación física y deporte hay en posiciones significativas? ¿Cuántos de los administradores o gerentes tienen una especialidad en administración deportiva? Aquí de la dirección del deporte hablan abogados, ingenieros,  arquitectos y una larga lista de profesionales ¿pero qué pasa que no hablan los que se han preparado académicamente para ello? Y esta es la realidad de El Salvador, yo personalmente nunca he visto un licenciado en educación física ejerciendo en un tribunal o construyendo un edificio.

Si no entendemos que la inversión científica, técnica y académica del deporte es la clave para desarrollarnos en este aspecto, seguiremos viendo (como es en el día a día) decisiones mal tomadas. Queremos plantearle a nuestros niños modelos a seguir fundados en historias de deportistas que han sido abandonados a su suerte, preparados por un gremio profesional visto de menos, protegidos por una legislación que nadie respeta, y soportado por un aparato deportivo listo para brindar las mejores excusas, eso es como que si les dijéramos: esperamos que haga algo mágico, pero no estamos dispuestos a invertir en ti para que seas un mago.