Cuando muchas personas ven todo perdido todavía existimos otros varios que vemos la luz al final del túnel. El solo despertar de la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia, sumado al trabajo realizado por la Sala de lo Constitucional y al Instituto de Acceso a la Información pública, nos demuestra que mientras exista voluntad de hacer las cosas bien las instituciones harán su trabajo. ¡Si tan solo la Corte de Cuentas de la República despertara de su letargo y junto a la Fiscalía General de la República y el Tribunal de Ética Gubernamental! y les podría decir “gobierne quien gobierne, estamos hechos”.
Por ello es importante apostar a las instituciones, tecnificarlas y brindarles todo el apoyo financiero que necesitan para desempeñar su trabajo, que los funcionarios que sean la cabeza que dirija estas sean persona íntegras y comprometidas con la función que deben realizar, que aprendan a no estar agradecidos y genuflexos a los funcionarios que los colocan en esos cargos, ya sea porque pueden solo nombrarlo o que sean sometidos a un proceso de elección de segundo grado, donde el agradecimiento se extiende a varios partidos.
Desde el momento que un funcionado es nombrado en uno de estos cargos, sobre todo de estos que son los que ejercen la contraloría del Estado, debería borrar los números de celular de sus amigos políticos, como un acto de independencia. Para muchos esto parece radical, personalmente no lo creo, quien elije a estos funcionarios –Asamblea o Presidente- cumple un mandato, lamentablemente no existe ese análisis en los que se someten a estas elecciones, más bien se genera un agradecimiento casi bovino, más aun cuando hay un vínculo con el partido en el gobierno y sus aliados.
Ahí se terminó de fregar la cosa porque ya no solo media el agradecimiento personal sino que también se suma la consabida disciplina y lealtad al partido antes que los intereses de la nación lo que lleva a muchos funcionarios a que en lugar de investigar, exponer y denunciar actos de corrupción de los funcionarios que están sujetos a ellos. Lo que sucede es que terminan por proteger, ocultar y levantar los platos rotos porque el interés superior del partido no les permite ver qué es mejor extirpar un mal funcionario, tristemente algunos se inclinan por el análisis pueril de “si no lo cubrimos, aceptar su corrupción y quitarlo genera más daño al partido”.
Ya les vi la sonrisa que han desplegado de oreja a oreja, pero lamento decepcionarles al aclarar que esto no es un invento del FMLN y sus aliados, la práctica de atrofiar las instituciones y poner personas genuflexas al frente de ellas viene desde tiempos del PCN, seguido por PDC y continuado por su mayor exponente que ha sido ARENA.
Por supuesto que esto debía de cambiar. Por ello estoy resaltando que esto ha cambiado en un par de instituciones, pero un par, no ha sido en todas; necesitamos que el engranaje de instituciones que se encargara de hacer la contraloría del Estado continúen el camino hacia la independencia de los partidos políticos, que no estén sometidos a disciplina partidaria ni supeditados a ningún otro funcionario de elección popular sea este el mismo señor Presidente de la República o los diputados y diputadas de la Asamblea Legislativa.
Al tener instituciones fuertes que puedan empujar procesos sin necesidad de recibir llamadas de sus amistades, que no detenga ni encubran o busquen arreglar las irregularidades o actos de corrupción de sus amigos o de personas que son protegidos de algún alto funcionario, donde un ciudadano común y silvestre que tiene información sobre la comisión de posibles ilícitos en alguna institución del Estado sienta la libertad de llegar y poner la debida denuncia, sabiendo que esta caminará hacia una investigación completamente aséptica donde se deducirán responsabilidades pero sobre todo que habrán consecuencias para el funcionario de probarse los casos. Será entonces que podremos estar seguros que hemos madurado como país y avanzado por primera vez con paso decidido a una verdadera democracia, la cual no se limita a tener elecciones libres cada cierto tiempo.
Pero a pesar de mis grandes expectativas no dejan de surgir los temores. Estos funcionarios de los que estoy hablando pronto terminarán sus periodos al frente de dos instituciones importantes IAIP y Sala de Constitucional. Y por lo que se observa en el horizonte los partidos buscarán retomar el poder para volver a atrofiar las instituciones y pondrán, según me temo a funcionarios leales a sus intereses, de esos que sudan ideología y con incapacidad de ver más bondades que la de los suyos.
Por ahora tengo esperanza, pero veo a la distancia una nube negra que empieza a formarse, espero que los rayos del soy la atraviesen y no se pose nuevamente en nuestras instituciones hoy liberadas.