Es fácil juzgar, afirmar, reclamar… ¿Por qué defiende a Nayib? ¡Usted es de izquierda! Estas son solo algunas expresiones que he tenido que responder a quienes sí me interesa explicar, mientras que a quienes no únicamente he escuchado.
Soy una abogada con convicción. Ejerzo mi profesión con decencia, determinación y exaltando mi oficio, para intentar rescatar solo un poco el deteriorado prestigio de esta carrera. Por eso una abogada como yo no necesita cuestionar o valorar si me conviene “políticamente” aparecer ahora defendiendo a un hombre de izquierda, como a un expresidente de derecha, porque a una abogada como yo no le interesa lo que piensan los que no piensan.
Sí, ¡no piensan! Porque cuando murió Francisco Flores, solo unas horas después de su deceso, di declaraciones a la prensa para afirmar que él falleció siendo inocente por mandato de Ley. Ahí todos los areneros me querían, los mismos que me juzgan cuando soy parte de un selecto equipo de abogados que asesoramos al señor alcalde Nayib Bukele. Por eso digo que no piensan.
Sí, ¡los que no piensan! más que en sus intereses mezquinos, en sus intereses políticos, en sus intereses financieros… solo en sus intereses.
Yo creo en defender causas justas, sin importarme la afiliación política de un usuario, porque no tengo “clientes”, tengo “usuarios”. Gente que busca mi servicio, esperando un resultado que puede ser bueno, o malo, pero trabajo con ahínco, con fuerza sobre la base de la ley, una ley que se cuadra muchas veces a los interese de los más poderosos y sí contra este sistema lucho un sistema corrupto, sucio, vergonzoso; pero aun cuando sé que existe no me acostumbro a él, y me niego en rendirme.
¡Qué me va a importar tu color político!… tu himno, o sobre que banderas marcas la papeleta… No me importa.
Me importa la madre que es golpeada por un hombre, que además no les da alimentos a sus hijos.
Me importa la causa de un hombre que tuvo que pagar en un juzgado a los resolutores para lograr un beneficio, me importa denunciarles hasta que sean procesados.
Me importa Claudia, quien fue violada por un hombre con poder, y que después de seis años la Fiscalía no hizo nada, porque se protegía al agresor.
Me importan muchas familias que dicen haber perdido todo porque las casas en las que vivían les fueron quitadas y fueron tirados a la calle de forma arbitraria.
Me importa llegar a las escuelas y hablarles a los niños, niñas y adolescentes, sobre los peligros de entrar a las pandillas.
Me importan las mujeres, los niños y niñas abusadas por sacerdotes y pastores, a quienes hay que denunciar y lograr severas condenas
Me importa mucho la niña que es abusada por su maestro; el abogado que cobrar y no hace su trabajo.
Me importa denunciar al estafador, al hurtador, al difamador.
Me importa abrir la mente de las personas para promover en ellos la pérdida de sus miedos y denuncien.
Me importa acusar al juez que cobra para resolver. Me importa defender al imputado vulnerado. Me importan tantas cosas, pero lo que no me importa, es lo que piensan los que no piensan. Soy una abogada libre.
Soy una abogada sin partido. No tengo ataduras y me tomo la foto con quien yo quiera. Ya quisieran los que me critican tenerme como su abogada, porque cuando ese día llega entonces de verdad me conocen.
Soy una abogada a la que aman u odian. Esa soy yo a quien le guste. No me etiqueten, no soy ni de aquí ni de allá.
Amo la justicia y mi trabajo porque lo que hago está lleno de pasión y emociones, porque cada uno de mis casos pertenece a un ser humano, a una vida, y ellos sí me importan. Me importan tantas cosas, pero lo que no me importa es lo que piensan los que no piensan.