En febrero, el día 14, se celebra el día de San Valentín. Esto viene de la relación antigua grecolatina de personajes como Cupido y Eros; figuras mitológicas que representan el amor. De hecho la celebración era de los enamorados, no de la amistad. Esto último empezó, para variar, con la ofertas del comercio con el fin de aumentar las ventas de productos alusivos que no fuera del amor y de enamorados, sino que de todas las formas de afecto. Era el sigloXIX.
Eros y cupido, dioses del amor paganos de Grecia y Roma respectivamente, fueron sustituidos por el santo mártir de la Iglesia Católica, San Valentín, cuando la cristiandad cambia e impone valores, en medio de un sincretismo, necesario y arbitrario, en el mejor de los sentidos,para sustentarse mejor ideológicamente. Lo sincrético, vuelto tradición ya no se cuestiona y ayuda a la cohesión social. Es, además,asumido por el grueso de la población como suyo. Así ha pasado en esta celebración.
El comercio, a veces de manera burda y con pocos buenos sentimientos reales, ocupa los llamados “días especiales del calendario”, para vender más. En una democracia, están en su derecho. Igual tenemos el derecho de no necesariamente hacerlo únicamente porque sí.
En algunas fechas, estas ventas son de productos verdaderamente innecesarios, pero que ha funcionado en las masas consumidoras de todo, en particular en las fechas de celebración. Así es en Navidad, día de la madre, del padre, del maestro, de la enfermera, de todo y de tantos días. Las diferentes sociedades lo han asumido como bueno, necesario y hasta agradable.
Como siempre abundan las ofertas, desde los posibles regalos cargados de cursilería, hasta el consumo en restaurantes, lugares de fiestas, discotecas, etc. Celebrar es lo que importa, en ocasiones sin tener el dinero suficiente.
Pero en este caso particular, ¿qué es lo que realmente mueve a los consumidores? ¿Será realmente el amor, el cariño amistoso por los amigos, el fraternal por los hermanos, el filial por los padres, o será lo superficial de los anuncios, del deseo de comprar, aunque no se tenga mucho dinero para hacerlo?
Realmente funciona más la moda, el particular día, el quedar bien o al menos tratarlo; todo menos el verdadero afecto, el sincero, el que no necesita regalos materiales porque se entrega y se recibe todos los días, así nomás, per se, porque queremos y nos quieren.
Tarjetas alusivas, chocolates en forma de corazón, paletas de caramelos de la misma forma, peluches, comida o cena en Centro Comercial o restaurante, cajitas de música, camisetas, blusas y hasta teléfonos celulares. Lo que sea, pero muchos celebrarán como siempre. Ojalá también regalen amor y amistad. Estos últimos no tienen precio y no aumentan las deudas financieras, solo las sentimentales.