Hay una cultura de la violación tan arraiga en nuestra sociedad, donde cada día se les enseña a nuestras niñas que deben cuidarse de no dar malas señales a los varones, donde ande con minifalda o con un vestido largo si ocurre una violación será siempre su culpa.
Esta sociedad les enseña a los niños que en la agresividad está su hombría, que les dice que no deben llorar ni expresar sus sentimientos, que estos deben ser reprimidos porque eso no es de hombres.
Aquí donde la gran discusión se centra en si debemos o no utilizar un lenguaje inclusivo porque este es inútil y no ayuda a sacar a las mujeres de la condición de exclusión y de pobreza, donde muchos hombres reclaman la falta de ciudad varón, donde se considera normal burlarse de las mujeres porque sea lo que sea lo que le sucedió ella y solo ella es la culpable.
Sí aquí donde una mujer para lograr respeto de su compañeros de trabajo o de su colegas debe dejar de lado su feminidad y transformarse en un macho más de la manada, asumiendo los roles de opresores, reproduciendo conductas machistas o deben asumir la postura pasiva y dócil del bello sexo y cuidar su belleza, su casa, sus hijos, asumiendo posiciones conservadoras y volverse una guardiana del patriarcado enseñando en sus hogares a mantener roles que permitan al machismo tierra fértil donde crecer y donde enraizarse más, mantener el estatus quo no por sumisión o creencia, sino porque eso les enseñaron a ellas y sus madres, a sus abuelas y nuestras ancestros..
Este país celebró el Día Internacional de la Mujer bajo una lluvia de ofertas para celebrar a las mujeres en su día, además de mensajes de políticos, funcionarios e instituciones repetitivos con la frase “celebración”.
El 8 de marzo no es una celebración y no es una época que debe ser aprovechada por los comerciantes para vender toda suerte de cosas que se deben regalar a la mujer para reconocerlas un día dentro de los 365 del año. Esta fecha es para conmemorar la lucha histórica de las mujeres y en especial de aquel grupo de mujeres que entregó su vida por buscar el reconocimiento cierto de derechos a los cuales tenemos que tener por nuestra calidad de seres humanas.
Cada derecho que tenemos las mujeres, aunque algunas los vean como fútiles y gusten consultarles a los hombres sobre otros derechos como autonomía del cuerpo, han sido alcanzados por mujeres para las mujeres, han sido más bien los hombres quienes aún en esta época buscan desde cualquier espacio vulnerar, tan sencillo como eso.
El voto, el participar como candidatas, el usar pantalón, el opinar, escribir, leer y otra serie de derechos de los que hoy gozamos no ha sido regalado por nadie, todos han sido alcanzados en base a lucha y resistencia de nuestras mujeres.
Hoy en día muchas mujeres sienten miedo de auto denominarse feministas, lo consideran anti femenino, como si la lucha por nuestras reivindicaciones ya hubiera pasado de moda, como si hemos llegado hasta la cúspide y no hay nada más por lo que debamos luchar. Es lamentable leer articulistas que nos llaman a volver a los hogares y tomar los delantales, aprender a cocinar y subliman la maternidad y el matrimonio como el fin último de la mujer, más triste cuando son jóvenes con cero ánimo de lucha y con una enorme facilidad de acomodamiento a la construcción social donde han sido educadas, donde es más importante la realización personal de él que la propia.
No se trata de atacarnos entre mujeres pero comprender que muchas hermanas, educadas bajo el mismo sistema que las feministas, asumieron el rol y la reproducen.
Grande nuestro trabajo por la lucha de la verdadera igualdad y que el resto de mujeres no teman llamarse así misma feministas, paciencia de nuestra parte y generar el interés para que nuestras hermanas salgan del estadio del oscurantismo donde han sido colocadas por este patriarcado capitalista, el que les ha enseñado que lo correcto es cuidarse de no ser violada y jamás ve como opción que los varones deben de dejar de violar.
No debería ser difícil comprender que las mujeres debemos tener derecho a decidir sobre nuestra vidas de la misma forma que la hacen los hombres y no conformarnos con las opciones que establecen en razón de lo que tenemos entre las piernas. Las mujeres pueden ser lo que deseen siempre y cuando la sociedad deje de acosarlas porque han llegado a cierta edad y no se han casado o no tienen hijos, peor aún si teniendo familia deciden enfocar buena parte de su tiempo en su desarrollo personal y profesional. Los hombres en política lo hacen con la mayor tranquilidad del mundo pues hay una mujer en casa que se preocupa porque todo este bien mientras él se vuelve un hombre público dedicando todo su esfuerzo a ello. Raros y contados los casos de mujeres que logran hacer eso y mantienen su familia, la gran mayoría no logran realizar sus ambiciones personales legítimas, porque el apoyo para ellas no existe en el seno de hogar.
Así la lucha diaria, desde que amanece hasta que termina el día, cada día es de lucha y todos los días son día en que las mujeres debemos demostrar que somos buenas en lo que hacemos y nos enfrentamos a esta sociedad que llama bruja o puta a la que no se somete a los estándares de realización que debería de tener por haber nacido mujer y en este país.