El Salvador
martes 24 de diciembre de 2024

Mangos y jocotes

por Redacción


La gastronomía también es identidad cultural, nos gusta recordar otras épocas y disfrutarla.

Ambos son frutos apetecidos y consumidos en gran escala por los salvadoreños, sus cosechas se dan aproximadamente al mismo tiempo. Previo, durante y un tanto posterior a la Semana Santa, de tal manera que sus versiones en miel de atado, como le llaman a la de panela de la caña de azúcar, se consumen mucho durante la cuaresma y los tiempos santos de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Son pues, elementos naturales de la cultura popular gastronómica salvadoreña.

Ambos se disfrutan desde que están recién nacidos en sus respectivos ramajes, es decir verdes y por supuesto ácidos. En los bares, cantinas y fiestas familiares o de cualquier índole, acompañan la ingesta de bebidas alcohólicas con un poco de sal y se les llama “boquitas”, o “bocas”; que en otras partes se conocen como bocadillos. Del jocote se usan hasta las hojas tiernas, las cuales también son ácidas.

Los mangos llegaron apenas a finales del siglo XVIII, los trajeron de la India; los portugueses a Brasil y los españoles a Hispanoamérica, por lo tanto a El Salvador. Existen muchas variedades, pero la más común fue la primera que llegó a la que los salvadoreños denominamos “indios” en alarde nacionalista, y no por su origen, sin que los habitantes prehispánicos los hayan conocido, como sucedió con otros productos en América, hasta la llegada de los Europeos.

En “las fértiles campiñas” los mangos son cultivados, pero muchos árboles crecen solos, cuando alguna semilla dejada al azar es fecundada por esa fertilidad. Existen los bosques, pequeños o grandes, pero también, con muchos elementos en contra; crecen en las ciudades, dentro o fuera de las casas, a orillas de los ríos y carreteras por lo que se pueden apreciar por todos lados, al igual que grupos de chicos y grandes cortándolos para disfrutarlos.

Los mercados se inundan de mangos y jocotes. Se consiguen baratos y se comen casi todos los días, normalmente solos, ya sea verdes, sazones o maduros con limón y sal, pero también están los combinados con salsas, roja, negra y/o picantes, además de la sal y el alguashte, como le llamamos en El Salvador a la semilla de ayote o calabaza, tostada y molida para usarse en polvo o con agua. Y nos sirve para hacer guisos como los pitos, los garrobos, cangrejos, iguanas, pollos y otros con esa deliciosa salsa.

Maduro el mango es muy dulce, tanto que lo prohíben para los diabéticos, pero éste, como el jocote, también se consumen en refrescos, a cual más delicioso, incluso combinados. Los árboles de mango son frondosos y dan mucha sombra; lo de jocote son más bien pequeños.

El jocote sí es originario de Mesoamérica y Perú, ese sí es de nuestro país. Particularmente disfruto de los de corona y los pitarrilla, son dulces y tienen mucho que comerles. Del de corona se hacen hasta festivales en algunos municipios salvadoreños y se cultiva a gran escala para consumo nacional y exportarlo. En otros países les llaman ciruelas. Posee cualidades medicinales y se usa para la industria farmacéutica. También hay festividades para los mangos.

El mango se consume como componente, principal o no, de ensaladas; tanto de frutas como de verduras, juntas o separadas. Se hacen, jugos, sorbetes, pasteles, mousses, y dulces varios. El jocote también es usado similarmente, pero complica un poco el que tenga más semilla que pulpa comestible, aunque al salvadoreño no le importa para nada. También se disfrutan mermeladas de uno y otro fruto.

La gastronomía también es identidad cultural, nos gusta recordar otras épocas y disfrutarla. El mango y el jocote, ya sea tal cual bajan de su respectivo árbol o procesados de todas las maneras mencionadas y de otras más, sustenta también la actual salvadoreñidad.

Disfruten las procesiones de Semana Santa y todos los actos litúrgicos; también de la manera más sana y familiar posible: la playa, la montaña, lagos y ríos o visitando poblaciones del interior del país. En todas partes en que nos movamos seguramente encontraremos, en cualquier presentación, deliciosos mangos y jocotes.