Cuando el ambiente laboral dentro de una empresa se vuelve tenso, es porque algo no anda bien en relación a la comunicación interna. Lo que pocas veces se detecta y mejor se atribuye a aspectos de insatisfacción por parte de los subalternos. Y claro está, que la falta de satisfacción puede ser consecuencia de muchos factores o variables.
Pero sin duda alguna, la comunicación tiene que ver con la fuente principal de todos los conflictos, malos entendidos y diferencias de criterio que surgen en una organización y que, por consiguiente, repercuten finalmente en la armonía laboral.
Muy a menudo he podido observar que en la mayor parte de empresas, la falla se da primeramente en la comunicación vertical. La cual tiene que darse en dos direcciones, la ascendente y la descendente. De jefes a subalternos y viceversa. Pero lo común es ver, cómo los jefes hacen llegar instrucciones e información a sus subalternos, para que éstos ejecuten las tareas asignadas por los primeros.
Pero muy pocas veces los subalternos cuentan con los canales adecuados para expresar sus aportes, inquietudes y opiniones a sus jefes superiores. Lo cual entorpece el entendimiento entre ambas partes. Perjudicando drásticamente el alcance de los resultados. Es justamente como en una familia, donde los padres dan órdenes a sus hijos adolescentes, estableciéndoles límites, esperando la mejor conducta de parte de ellos; pero sin ni siquiera, escuchar sus necesidades y lo que sus hijos piensan al respecto. Lo que naturalmente genera rebeldía y resistencia oculta en los jovencitos.
Si entendiéramos que la comunicación es al alma de una familia, como la es también en una organización de negocios. Entonces tanto los padres, como los líderes al frente de los equipos de trabajo, se ahorrarían grandes dolores de cabeza y mucho dinero. De modo que si atendiéramos oportunamente el tema de la comunicación evitaríamos un sin número de conflictos internos.
Es triste darnos cuenta cómo en los gobiernos, los proyectos de desarrollo social más prometedores nunca llegan a iniciar y los que se implementan fracasan, tan solo, porque no hubo acuerdo entre los sectores sociales y económicos involucrados, por la ausencia de una comunicación adecuada. Pues no es suficiente, tener un sistema sofisticado para compartir información, se trata de alcanzar un buen entendimiento por medio de una comunicación asertiva.
¿Cuántos divorcios y familias disfuncionales son producto de la mala comunicación? ¿Cuántos hijos terminan extraviados en las calles siendo vulnerables y víctimas de influencias negativas, por ausencia de un padre o de una madre, que estuvieran dispuestos a dialogar con ellos. ¿Cuántas sociedades comerciales o consorcios económicos se derrumban, porque sus juntas directivas no supieron comunicarse a tiempo, y ponerse de acuerdo para tomar decisiones oportunas e inteligentes.
En ninguno de los casos, no hubo quién se levantara con un liderazgo efectivo, trabajando como mediador y facilitador, para que las partes llegaran a una feliz conciliación. Sin embargo, todo tiene solución, si nos hemos equivocado, podemos remediarlo.
Si usted mi querido amigo lector, está viviendo en su hogar, o trabajando en su empresa en medio de un ambiente tenso y denso, sepa que la solución está en enfocarse en mejorar la calidad de la comunicación, que usted y las demás personas a su alrededor están practicando. Porque recuerde que la comunicación es el alma de toda organización.