Desempleo significa: “Falta de empleo”. Estar sin trabajo es un verdadero caos en este tiempo de recesión económica. Ya que la falta de un salario permanente hace que las cuentas por pagar crezcan considerablemente. Y generen una crisis en usted y en su familia, no solo económica, sino sobre todo emocional.
Existe un principio que dice: “El que no trabaje que no coma”. Con el cual entendemos, se establece la misión integral del ser humano, de convertirse en un ente responsablemente productivo. Curiosamente he podido observar que a las personas que tienen trabajo o empleo, les ofrecen nuevas y mejores ofertas laborales, con aumentos de salario. Mientras tanto, a los desempleados muy pocas veces les ofrecen trabajo.
Eso me recuerda otro principio que dice: “Toda labor tiene su fruto”. Claro, cuando un trabajador calificado produce y genera riqueza, a través de su trabajo y esfuerzo, se convierte en alguien laboralmente codiciable. Y los empleadores lo perseguirán hasta contratarlo y colocarlo, en una posición honrosa y solvente, económicamente hablando.
Si desempleo es igual a falta de empleo, y emplearse es ocuparse, significa entonces que el verdadero desempleo es la ausencia de ocupación. En otras palabras, si usted está sin trabajo, o sin salario, su problema reside en que usted está desocupado o sin ocupación. Lo que quiere decir, que si usted deja su comodidad y sale a buscar en qué ocuparse, tenga por seguro, que el salario vendrá más rápido de lo que usted pueda imaginar.
La mayor parte de personas desempleadas se sientan a esperar que el trabajo toque a su puerta. Mientras tanto viven una vida desobligada, sin ocupación alguna. Ellas creen equívocamente que emplearse tiene que ver solamente con tener un patrón o jefe, que les diga qué hacer y a dónde ir.
Esa es la razón de que muchas personas acostumbradas a pasar sin ocupación alguna por largo tiempo; cuando obtienen de pronto un trabajo, lo pierden rápidamente, porque no están preparadas para emplearse.
El verdadero desempleo tiene su origen en la desobligación. No hay excusa que valga. Cuando usted se dispone a ocupar su tiempo en una labor provechosa para usted y su familia. Alguien lo verá, y Dios mismo será el primero en ser movido a ayudarle, propiciando que un día usted esté en el lugar correcto con las personas correctas. Y su vida cambiará radicalmente.
Si ahora mismo no tiene en qué ocuparse, le recomiendo que busque un voluntariado donde pueda ayudar a su prójimo, o vaya a su iglesia y colabore en una actividad orientada a los jóvenes y niños. O finalmente acuda a un lugar donde pueda ofrecer sus servicios, y dígales que al final del mes, decidan ellos si le pagan o no. Atrévase a hacerlo. Tenga por seguro que después de ver su esfuerzo y labor, sus empleadores no podrán resistir darle una buena remuneración económica.
Recuerde que la clave de su futuro salario no está en buscar dinero; sino en ir tras una ocupación provechosa.