Una realidad innegable es que existe una verdadera crisis en el sector salud, no solo por las dos epidemias que enfrentamos como son el dengue y chikungunya, que han golpeado fuerte a nuestra población más vulnerable; además, tenemos una amenaza global que nos sobrepasa como es el ébola. Francamente no veo a nuestro sistema de salud preparado para afrontar esa enfermedad, si ni siquiera se han contralado las otras dos.
Pero a esto debemos sumarle las constantes amenazas de los médicos del hospital Rosales que buscan de cualquier manera evitar la marcación biométrica, hablando de cierres, protestas y reducción de labores, donde a los únicos que afectan no es al director de ese nosocomio, sino a los pacientes.
Es un puñado de médicos que se resiste a cumplir la medida impuesta por la Corte de Cuentas de la República, la cual mediante una auditoría ha establecido que el control de firmas que se hace diferenciado solo para médicos en el Rosales no funciona, pues el resto de empleados usan la marcación biométrica.
Reveladoras las declaraciones del Dr. Mauricio Ventura en una entrevista matutina hace unas semanas, donde indicaba que varios de estos médicos en realidad no quieren marcar porque tienen horas asignadas en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social y chocan con las horas asignadas en el Rosales. El ejemplo que utilizó fue: “Hay un médico que entra a las 7 am en el Rosales y sale a las 3 pm, pero también tiene un horario de 12 del medio día hasta las 3 pm en el ISSS”. Me llamó la atención, pues, a pesar que les tengo un gran respeto a los médicos por la cantidad de años que deben estudiar, no creo que puedan desdoblarse todavía.
Imagino que el director tendrá las pruebas que sustentan esta afirmación, la cual no ha sido negada por los dirigentes del sindicato, pero además existen varias denuncias que se retiran de sus labores, para atender sus cirugías privadas –la práctica privada es su derecho, pero ésta no debe estorbar su trabajo en el Rosales−. Para decirlo claro: muy médicos pueden ser pero si reciben remuneración de fondos públicos (de todos los contribuyentes) están obligados a cumplir con metas de atención, de operaciones y demostrar que cumplieron con el horario por el cual se les pagan sus honorarios.
Es lógico que quizás por ser especialistas no se les contrate por las 8 horas laborales, como se le contrata a otros empleados. Con mucha mayor razón debe de establecerse controles que permitan con transparencia y responsabilidad confirmar que en efecto el médico ha prestado sus servicios por el tiempo pactado.
Tengo claro que los salarios en este país son lamentables y la crisis económica nos lleva de encuentro a todos, que los médicos estudian varios años y que no logran colocarse en los hospitales nacionales porque no hay muchas plazas y todo el rosario de quejas de este sector que es el mismo de muchos profesionales en otras ramas.
Lo único con lo que no comulgo es que se deje de brindar el servicio de salud a los contribuyentes porque los médicos, tal como lo dijo uno de sus dirigentes “son denigrados al estar marcando biométricamente su entrada y salida”; no veo la indignidad en marcar junto al resto de compañeros de trabajo, enfermeras, auxiliares, administrativos y demás personal que labora ahí, todos son empleados públicos y en eso la ley no distingue las profesiones y el Estado puede establecer la manera de cómo exigirá el cumplimiento de los empleados por el tiempo que le paga por sus servicios.
Ir al Rosales es un viaje de todo el día, sobre todo si se viene del interior del país, el personal está sobrepasado y en muchas ocasiones –casi siempre- desquita sus frustraciones personales y laborales con los pacientes; el maltrato se da en todos los servicios e inicia con los vigilantes y termina con los médicos, quienes por una extraña razón tienen la costumbres: 1) de regañar al paciente, 2) gritarle al paciente, 3) vocear al paciente, 4) hacer esperar al paciente.
Probablemente el sistema de marcación biométrica no es la mejor manera de medir el desempeño de los médicos, claro, de ser cierto que los dos dirigentes de estos médicos han realizado en promedio 0.67 cirugías a la semana, en lo que va del año, pero sí garantiza que estén a tiempo en su consulta, que arreglen sus horarios, que su consulta privada sea fuera del horario que les ha contratado el Estado y, finalmente, los que no quieran someterse a este sistema tienen la oportunidad de abandonar esas plazas que tienen años de tener y dejar que nuevos médicos sean contratados.