Las futuras elecciones para alcaldes y diputados en El Salvador representan un cambio generacional en la arena política y generando posibles voces gubernamentales. La nueva juventud partidaria debe de estar compuesta por una mayor sensibilidad al entorno social, donde deberá priorizar una latente actitud de nutrir, cuidar y desarrollar sus bases políticas, sin excluir la unificación para la planeación de nación con el fin de encontrar la sostenibilidad gubernamental.
Desde este momento, se puede visualizar algunas de sus características. Dentro de las más prominentes se encuentra un espíritu de mejora continua, influyente desde un sistema de valores que prioriza la motivación, consenso y diálogo, pasando a la realización de trabajo en equipo.
Los nuevos líderes se ven ante la necesidad de balancear las presiones sociales de origen político-económicas; especialmente por parte del electorado, del partido político y de organizaciones claves para el desarrollo. Su éxito a largo plazo, se basará en un balanceo adecuado de cada situación y resaltando las características más prominentes de su liderazgo.
Es de reafirmar que la política y la economía siempre van de la mano. Los nuevos líderes deben reconocer que es necesaria una matriz tributaria que contribuya al crecimiento y fortalecimiento de nación, basada en la efectiva utilización de los recursos públicos e implementar acciones para mejorar los sistemas de recaudación fiscal. Nuevos impuestos no es necesariamente un sinónimo de crecimiento.
Los aspectos económicos serán los temas más retadores que los nuevos líderes tratarán desde el suelo de la Asamblea Legislativa o en los gobiernos locales, exponiendo su nivel de efectividad, transparencia e intolerancia a la corrupción, sosteniendo una relación con los temas de violencia, pobreza y salud.
América Latina y España pasan por una crisis política adentro de sus partidos. Esta radica en la falta de entendimiento del sentir social y liderazgo político, siendo el relevo generacional una de las soluciones, pretendiendo obtener personas identificadas con sus representantes y funcionarios públicos, capaces de efectuar su cargo, ofertando soluciones viables y creciendo en credibilidad para abolir el desinterés político.
El crecimiento de un país se basa en trabajo colaborativo, con visión a largo plazo y no en propuestas efímeras, fraccionarias e individuales.