Para nadie es desconocido que he mostrado mi apoyo a las candidaturas de Armando Flores para Santa Tecla y Nayib Bukele para San Salvador; ambos me parecen excelentes cartas del FMLN, con altas probabilidades de ganar en esos municipios.
Los criterios de apoyo los endoso en el sentido que ambos, desde mi punto de vista, han demostrado que pueden realizar un buen trabajo generando muy excelentes resultados para los ciudadanos; además, en ambos casos, siento una cierta apertura en del partido de gobierno. La candidatura de Armando Flores es obviamente apertura a un no militante, candidatura apoyada por una iniciativa ciudadana como Santa Tecla Activa, y, en el caso de Nayib, queda claro que a pesar de estar afiliado al partido no ejerce su trabajo como un militante más, de hecho ha generado muchas críticas contra su partido, además de poseer su propio caudal político y a la hora de las elecciones se busca sumar y multiplicar esfuerzos.
Hasta ahí me parecieron razonables esas candidaturas, lo que no me parece razonable es que el FMLN se haya sumado a ARENA y los demás partidos y no estén cumpliendo con la Ley de Partidos Políticos en el tema de la participación de mujeres en un porcentaje de al menos el 30%. Para el caso, los dos partidos mayoritarios han comenzado a mostrar sus cartas y así como cae el velo del morbo sobre esa información, cayó la esperanza otra vez de las mujeres de ocupar posiciones de toma de decisión y participación más amplia en los círculos de poder; y nada, nuevamente nos quedamos esperando. Otra vez las figuras que brillaron son las de los hombres, ni el FMLN que se ufana de tener el 35% de participación femenina por estatuto, nos dio la sorpresa.
¡Qué lamentable!, muchas esperábamos ver más mujeres para estas nuevas elecciones, y una mayor participación de ellas en este gobierno, no entiendo al partido de gobierno, es penoso que teniendo la oportunidad de tener más mujeres en posiciones fundamentales, estando al frente por ejemplo de la Policía Nacional Civil, o siendo más arriesgados, poner una mujer como Ministra de Defensa, no quisieron.
Una conducta que me llama la atención, puesto que todos/as sabemos que ARENA y el PCN partidos de oposición, de derecha conservadora, capitalista, androcéntrico y patriarcales, y, siendo los que inicialmente se opusieron al tema de porcentajes de participación de mujeres, extrañamente ambos partidos son los únicos que pusieron a mujeres en la presidencia de la Asamblea Legislativa: Dra. María Julia Castillo (PCN), período 1983-1984 y Gloria Mercedes Salguero Gross (ARENA), período 1994-1997 y el FMLN teniendo en dos periodos consecutivos la presidencia de dicho Órgano y teniendo cartas como Lourdes Palacios, Lorena Peña y Jackeline Rivera, no se decantó por colocar a ninguna de ellas en ese cargo muy a pesar que su jefa de fracción sea mujer.
La verdad que se pudo hacer más para promover la representación de mujeres en posiciones de decisión reales y no como rellenos. Es entonces obvio que los partidos confían más en los liderazgos masculinos por tradición y esto es simplemente por una cultura machista, lo que les permite confiar más en hombres que en mujeres, aunque en sobrados ejemplos se ha demostrado hasta la saciedad que tanto las mujeres como los hombres tienen el mismo nivel y las mismas capacidades, lo que nos deja claro que el machismo no es patrimonio de una ideología política en especifico, es un mal que se da tanto en la derecha e izquierda.
El famoso 30% y el cacareado 35% no se ven reflejado en las actuales candidaturas. Parece que esos porcentajes estarán reflejados en las concejales pero no la figura de alcaldesa en cabeceras departamentales, ni en los municipios del gran San Salvador, es decir, al final se cumplió el argumento que dieron algunas personas, que el legislar la participación de las mujeres en estatutos o en la ley de partidos no garantizaría para nada que este porcentaje se viera reflejado en posiciones reales de poder; o sea, con llevar más mujeres en mandos medios hacia abajo están cumpliendo con la ley, mas no con el principio de igualdad y menos con las expectativas de las mujeres.
Interesante ver la apertura de nombrar a Francisco Laínez como embajador de nuestro país. Por supuesto que el señor tiene sus credenciales, pero si el partido tiene la apertura de nombrar a este personaje, foráneo ¿por qué no nombrar a una Sandra Barraza, que al igual que él tiene muy buenas credenciales? Visto así parece que la apertura significa el pago de las coaliciones y/o apoyos recibidos durante la campaña, sean estas en pactos ante la población o no, prefieren colocar como subdirector del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, a una persona señalada por acoso sexual y ante la incapacidad de demostrar su inocencia tuvo que conciliar. Y por los rumores se sabe que es sobrino de un alto dirigente del partido en gobierno ¿Qué pasa, estamos construyendo nación o pagando favores políticos y familiares?
Personas como Julia Evelyn Martínez, Lourdes Palacios, Lorena Peña, Nayda Medrano, Jackeline Rivera, quedaron fuera. Las diputadas, entiendo, correrán por una nueva candidatura en la Asamblea Legislativa, pero no podemos negar que todas pudieron aportar en otras posiciones dentro del actual gobierno.
No se trata de colocar mujeres por el hecho de ser mujeres. Se trata de que las mujeres siempre tienen todo cuesta arriba. Deben ser mejores que los hombres en lo académico, ético y profesional, para sobresalir y aún sobresaliendo en sus propios partidos o desde la sociedad civil o desde la academia, no son tomadas en cuenta. Se pensó que haciendo la regulación de porcentaje serviría para obligar a los partidos a abrir espacios para ellas, pero parece que ellos cumplirán la ley y pondrán el 30% pero de relleno. Es lamentable, una burla más… Es así como mujeres valiosas y emprendedoras, que tienen mucho que aportar pero a quiénes el patriarcado, al generar las reglas, les vuelve a hacer la jugada del sombrerito –popular en el futbol-.
Pero lo que más me entristece es que muchas compañeras y organizaciones observan esta situación y se han quedado en silencio, comprando el discurso “no es el momento políticamente correcto para hacer el reclamo” “No tenemos ni 100 días, no realicen acciones que desestabilicen”. “No le hagan el juego a la derecha; si reclaman les darán armas”. “Tranquilas compañeras, ya vamos a resolver”…
No podemos seguir guardando silencio, el tema de participación de las mujeres, es una lucha que se ha dado por años, porque no nos han regalado nada, desde el derecho a ser dueñas de nuestros cuerpos y no propiedad de los maridos, al derecho de acceder a la educación, al derecho al voto y así todo cuanto tenemos hemos luchado por tenerlo. Y por el panorama todo indica que debemos seguir luchando porque a las mujeres no se nos obsequia nada y los derechos que tenemos los hemos ganado, obligando al patriarcado a reconocerlo, aumenta y aprieta la lucha al tener que volvernos hacia los “aliados naturales” y responderle a otras mujeres… ¡No compañera, no podemos seguir esperando el momento políticamente correcto; en el patriarcado, ese momento, no existe, se genera!