El Salvador
miércoles 15 de enero de 2025

Bajo las faldas de Washington los italianos quieren jodernos

por Lafitte Fernández


Cuando se adjudicó a los italianos el negocio de la geotermia (después de una cadena de maniobras), el mismo día se modificó el pacto entre CEL y ENEL para arreglarles todo a los europeos. Se cambiaron las reglas del juego en medio de la oscuridad y los traidores caminaron, sin demoras, por caminos llenos de monedas.

Estos inversionistas italianos son ambiciosos y avasalladores. Quieren el negocio redondo de la geotermia salvadoreña. No importa lo inmoral que fue. Mucho menos si fue legal o no. Lo importante para ellos son las ganancias. El resto es ortopédico. El derecho romano es el único pastor del poder.

El caso de la geotermia salvadoreña es de antología. Nunca ha dejado de serlo. Sobre todo ahora que los inversionistas italianos pretenden, en el Banco Mundial, esconder la forma cómo se metieron en el negocio de la geotermia salvadoreña.

Los italianos de ENEL no se entretienen en bagatelas. Quieren jugar con todas las estrellas de su lado. A Messi lo quieren en la banca. Es argentino y es de aquellos que protestan contra los métodos del Banco Mundial.

Por si alguien tiene duda, los italianos acaban de notificar a los salvadoreños que sólo ellos deben tener garganta para gritar.

Al resto de imbéciles que quieren destapar la forma cómo se alzaron con la geotermia nacional, los quieren callar, desde hace mucho rato.

¡Y ahora quieren que a los salvadoreños decentes los calle el Banco Mundial!

La posición de ellos es simple: exigen que les den el 53.5% de las acciones de la geotermia nacional porque un arbitraje internacional, realizado bajo las enaguas del Banco Mundial, así los autorizó

¡Bonito negocio! Esos italianos dicen que invirtieron como $100 millones (sin que exista un alma que pueda probar esa cantidad), para alzarse con la mayoría de una empresa estatal de geotermia que vale más de $1,000 millones.

A veces pienso que nunca han dejado de vernos la cara de tercermundistas o come chicles de a cinco por diez centavos.

¡Con las ganancias de dos años de la geotermia estatal (más de $100 millones anuales ) se pagan la inversión que hicieron, y les sobra!

Esta historia empezó cuando hace algunos años el expresidente Elías Antonio Saca entendió que el negocio de los italianos era chuco y ordenó que no les traspasaron más acciones, como querían, por una dudosísima inversión que, además, poco hacía crecer la producción energética del país.

Llegó luego Mauricio Funes. Este entendió mejor cómo habían jugado los italianos y sus colaboradores salvadoreños, matriculados casi todos en el partido ARENA.

Funes no sólo les limó los colmillos a los italianos sino que mandó, literalmente, un camión repleto de documentos a la Fiscalía General para que acusaran penalmente a los responsables del chanchullo.

Con ese caso se graduó en grandes asuntos el Fiscal General Luis Martínez, aunque ahora no estoy seguro si algunos quieren dejar caer el asunto. Antes de que Funes actuara, los italianos corrieron a un centro de resolución de disputas entre inversionistas y estados, con sede en Washington. Ahí ganaron un primer gran round.

Pero no fue, jamás, una lucha por la decencia del negocio ni por su legalidad. Ahí le dijeron a El Salvador: ¿Funcionarios suyos firmaron eso? Pues entonces cumplan.

Lo que el Banco Mundial jamás prohibió es que los salvadoreños conocieran la verdad sobre cómo se entregó parte de la geotermia nacional a los italianos. Al banco Mundial no le preocupa la decencia o la indecencia de los negocios. Ahí está la policía de los negocios y aunque se roben el testamento, el muerto debe entregar la herencia.

La regla es sencilla. Aunque hubiesen sobornado a la mitad del país , pintasen las leyes del país del color que quisieran y los inversionistas hubiesen asaltado el Banco Central, la inversión se respeta. Así lo decreta el centro de controversias del Banco Mundial.

Las leyes locales, resbalan

Cuando se conoce, con algún detalle, cómo consiguieron los inversionistas italianos participar en la geotermia estatal, la piel se eriza.

Es realmente indignante cómo se alzaron con las cosas.

Para empezar, se abrió una licitación supuestamente pública en la que sólo participaron ellos, los italianos.

En el gobierno de Francisco Flores ( 2001), se le mintió al país. Se dijo a los salvadoreños que participaron tres empresas transnacionales. Pero todo fue una farsa. Las dos firmas restantes sólo recogieron papelería básica pero jamás hicieron propuestas. ¡De ese tamaño comenzó a construirse la farsa!

A mi juicio, y con el perdón de cualquiera, ese engaño debería bastar para mandar a cualquiera a la cárcel.

Cuando se adjudicó a los italianos el negocio de la geotermia (después de una cadena de maniobras), el mismo día se modificó el pacto entre CEL y ENEL para arreglarles todo a los europeos. Se cambiaron las reglas del juego en medio de la oscuridad y los traidores caminaron, sin demoras, por caminos llenos de monedas.

Son tantas las anomalías que se cometieron para beneficiar a los italianos que cualquiera podría escribir un libro de certera vergüenza nacional. Pero nada de eso se dijo, nunca, en Washington. Siempre se dijo: que se jodan los salvadoreños.

Lo peor es que un grupo de nacionales plantearon dos caminos de defensa de los italianos cada vez más desvergonzados: unos dijeron que no importaba el delito que precedió el pacto con los italianos, la firma de los traidores debe respetarse. Los italianos deben ser, entonces, los dueños de la geotermia nacional.

Otros dijeron que lo que sucedió con la geotermia estatal, no debía llegar a la Fiscalía General. Templaron sus gargantas hasta decir que no debía criminalizarse una política pública.

Eso significa que si un gobierno decide vender un parque público, esa es una decisión de una administración legalmente constituida. Oponerse a eso es “criminalizar una política pública”. En pocas palabras: róbense lo que quieran….las decisiones de un gobierno democrático no se llevan a la Fiscalía General. (¡De verdad , a este país le faltan demócratas auténticos!).

De nuevo bajo las faldas

Los inversionistas italianos vuelven, ahora, a la carga en Washington. Ahora parecen más descarados. Pretenden que se impida a la Fiscalía General de El Salvador acusar a nadie, penalmente, por la forma cómo entregaron la geotermia nacional.

Pero los italianos no sólo quieren parar al Fiscal General. Intentan ponerle una zancadilla y un bozal a la Asamblea Legislativa para que los diputados no se atrevan a darle un nuevo rumbo a la geotermia, a pesar de ser un bien nacional y no un patrimonio que se inscribe en Roma.

Esos italianos también quieren que se espose a magistrados de la Sala de lo Contencioso porque aceptaron un recurso de un abogado que está dispuesto a pelear contra el contrato que se firmó con los europeos.

El juego de esos italianos es atrevido: saquen del juego salvadoreño a todos aquellos que se opongan a nosotros. ¡Banco Mundial, ordene!

Lo que quieren es clarísimo: que se inutilice todo lo que en el país está contra ellos y que metan dentro de eso a magistrados, diputados y hasta el Fiscal General. Así de ambiciosos son los italianos.

En ese juego ya callaron a periodistas y medios de comunicación. Sobre todo para que nadie comprenda que la geotermia nacional se privatizó sin pasar una ley por la Asamblea Legislativa ( eso es lo más grave de todo).

Los serviles y achichincles tratan de vernos caras de bobos diciéndonos que una ley general que mandó a modernizar el sector energético los autorizó a privatizar la geotermia son pasar por la Asamblea Legislativa.

Para que tengamos una idea de la trampa ramplona que quieren construir los defensores de esa privatización groseramente ilegal, eso sería como si una ley obligara a mantener los parques públicos limpios.

Entonces un gobierno decide vender los parques y privatizarlos (basado en esa ley), porque cree que la empresa privada los mantendría más limpios.

¡No sé qué cara quieren seguir viéndonos esos inversionistas italianos! Y dicen que todo lo que hacen los salvadoreños decentes para pelear por la geotermia estatal es “terrorismo legal”

A veces creo que los inversionistas italianos quieren recordarnos al emperador Domiciano, quien tuvo la extravagancia de inventar un nuevo método de tortura: prendía fuego a los genitales de sus víctimas.

Pero deberían saber que aquí habrá gente que ni quemándole los testículos se quedará muda ante el asalto de la geotermia nacional.