El Salvador
miércoles 15 de enero de 2025

Un “crápula” pretende presidir la Corte Suprema de Justicia

por Lafitte Fernández


Fue tan vil la patraña que construyó, junto con un actual diputado que también es abogado, que hasta quisieron transformar un delito contra el honor en una tentativa de asesinato contra una persona que estaba acusada a mi lado en una querella privada.

Bosco Valverde, un viejo amigo mío y extraordinario periodista costarricense que falleció hace algunos años, siempre usaba una palabra que me resultaba muy fuerte: “crápula”.

Bosco- a quien recuerdo casi todos los días de mi vida- la usaba para calificar a los disolutos, a los depravados, a los deficitarios de escrúpulos.

La mañana de este miércoles, mientras desayunaba, me sorprendió leer en un diario local que un verdadero “crápula”, al mejor estilo de Bosco, es uno de los candidatos firmes a ocupar la presidencia de la Corte Suprema de Justicia.

Deben creerme que cuando leí su nombre, casi me atraganto con el pan. Sobre todo porque sé, y tengo pruebas, que es quizá uno de los abogados más inmorales, desalmados y disolutos que he conocido en mi vida. Y eso que he conocido bastantes de esa tribu.

La primera facultad que tiene es que traiciona a sus clientes. Yo soy uno de los que traicionó de la forma más descarada e indecente. Me dejó fuera del país sin más armas que mi verdad.

De acuerdo con intereses que jamás fueron los míos, me engañó, me dio instrucciones que parecían aceptables para urdir su embuste y casi me manda a la cárcel en un mes de diciembre que no quiero recordar.

Todos quienes le rodeaban en ese momento (hasta su hija), se quedaron sin habla con lo que hizo. Y hasta tengo las grabaciones donde se reconoce su conducta de embustero.

Fue tan vil la patraña que construyó, junto con un actual diputado que también es abogado, que hasta quisieron transformar un delito contra el honor en una tentativa de asesinato contra una persona que estaba acusada a mi lado en una querella privada.

Pocas veces se verá una conducta más indecorosa en un abogado como esa. Por supuesto que su nombre estará en un libro que escribo sobre mi vida en este país. Por supuesto que tendré la mejor tipografía lista para escribir su nombre y el de sus cómplices.

Por eso es que, totalmente sorprendido, leí el nombre de ese abogado, que nunca ha dejado de ser el mejor candidato a delincuente.

Que ARENA apoye ese nombre, me parece un agravio para todo un país. Que otro partido pequeño lo haga, no me sorprende. De todas maneras, quien más lo apoya ha sido siempre su jefe y su contratista, como el más grande de los desvergonzados.

Todos los que han trabajado con ese aspirante a presidir la Corte Suprema de Justicia saben, hasta los últimos detalles, cómo su método es traicionar clientes vendiéndolos en otras aceras.

También le conocen, con detalle, sus truculencias, sus compras de consciencias, sus peticiones de apoyo a cambio de convertirse en el peor de los mercenarios. Por eso sus asistentes lo dejaron abandonado. Por eso nunca hablan bien de él.

Para colmo de males, todos sabemos qué intereses irá a escoltar en la Corte Suprema de Justicia.

Es muy fácil encontrarle sus asocios, sus patrocinadores políticos y, lo peor de todo, todos saben quién pondrá en venta su nombre en un despacho particular.

Si ese hombre- porque me cuesta escribir de él que es un abogado- sale electo, renacerán las grandes subastas de sentencias realizadas en la oficina de un diputado tan crápula como él, o el mejor postor podrá lograr que engaveten expedientes, como se hacía en el pasado.

No entiendo la necedad de algunos diputados de apoyar su nombre. Lo peor es que todos saben cómo opera ese hombre y para quien trabaja.

Tal vez sería bueno que el grupo de clientes a quienes siempre traicionó, a pesar de que se le pagaba por sus servicios, lleguemos a la Asamblea Legislativa con pancartas, para que a algunos les dé vergüenza de presentar ese nombre.

Ya no son tiempos de meter delincuentes a la Corte Suprema de Justicia. Basta con tener una pizca de honradez para borrar ese nombre de cualquier lista. Me temo que los diputados honrados son los peores biógrafos: si encargan una pequeña investigación sobre ese hombre que ni siquiera debe autollamarse abogado, sabrán qué clase de “crápula” tienen al frente, al mejor estilo de Bosco Valverde.