En la actualidad, las opiniones sobre los temas más relevantes del acontecer nacional e internacional provienen de los adultos. Pero, ¿qué pensamos los jóvenes? Creo que es hora que nosotros también hagamos oír nuestra voz.
Para empezar, es importante escuchar qué pensamos sobre nuestros diputados. Por ejemplo, Diego Pérez, de 15 años, dice: “Considero que debemos reducir el número de diputados, debido a que algunos de ellos ni se dan a conocer o, simplemente, no participan en muchas decisiones. Y si lo hacen, votan por su partido político, es decir, por lo que les conviene. Votan por ellos mismos y no por El Salvador”.
Estoy segura que este sentir y pensar de Diego Pérez es compartido por muchos jóvenes salvadoreños.
La actitud y preparación de nuestros diputados también es cuestionada y criticada. Los jóvenes creen que la mayoría no posee ninguna experiencia profesional. También afirman que muchos son incultos al no saber mucho del país o de otras culturas.
Asimismo, la mayoría concluye que la actitud de algunos no es la mejor durante las sesiones plenarias o en debates públicos. Los jóvenes hacen ver que no es apropiado que cuando alguien está haciendo uso de la palabra los demás estén ensimismados en sus aparatos electrónicos de última generación.
Es claro que los jóvenes tienen más percepciones negativas que positivas de los diputados. Pero todo tiene una parte buena. Pese a todo esto, siempre hay algunos que tratan de poner un gran aporte, su “granito de arena”, porque sí están interesados en el país y en cómo poder mejorarlo.
En lo personal, opino que no son muchos los jóvenes que tienen “su propia voz” sobre este tema. La mayoría, sin informarse y sin interesarse por informarse, piensan que los diputados son los que roban y no hacen nada, porque estas opiniones son las que más oímos. Sin embargo, todo joven o adulto, para poder opinar, tiene que observar, oír a los demás, para poder formarse su propio juicio.