El Salvador
sábado 28 de diciembre de 2024

Breves reflexiones de la nueva Política Pública de Cultura 2014-2024

por Redacción

“Cómo iba yo a transitar de la palabra París a la palabra Paranguatirimicuaro, me gusto poder pronunciar Xochiquetzalt, Nezahualcoyotl…y me pregunte si los conquistadores se habían dado cuenta quiénes eran sus conquistados…”
Elena Poniatowska (discurso al recoger el Premio Cervantes 2013)

“En especiales condiciones de talento surge el presentimiento de la diversidad del alma humana, rompen el mito de la unidad de la persona.”
Herman Hesse (Lobo Estepario)

El 21 de mayo fue Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, según la UNESCO. La celebración busca recordar y comprender el valor de la diversidad cultural, y cuán necesaria es esta para la convivencia, particularmente porque como lo expresa el artículo 1 de la Declaración Universal de UNESCO sobre la Diversidad Cultural, es en la diversidad donde se manifiesta la originalidad, la pluralidad, la innovación, y la creatividad.

El referido artículo confirma que la diversidad cultural es tan necesaria para el humano, como la diversidad biológica lo es para los seres bióticos no humanos, conocidos también como “seres sintientes”.

Hace algunos días, la Secretaría de Cultura de la Presidencia hizo de acceso público la Política Pública de Cultura 2014-2024. En la historia de El Salvador, como república, estamos frente a la primera política explícita en el tema de cultura y de gestión cultural. Este documento hace un esfuerzo por incluir a todos los sectores vinculados por esa diversidad cultural, que este día se celebra: niños, niñas, adolescente, mujeres, pueblos indígenas, personas con capacidades especiales (aunque la política los refiere como discapacidades); personas con distintas posiciones religiosas, políticas, con desempeños laborales diferentes, tales como las trabajadoras sexuales, domésticas, entre otros, tomando en cuenta las recomendaciones de la Política Cultural de Integración Centroamericana del CECC-SICA.

La política denota el abordaje holístico y transversal que el tema requiere, así como el cambio de paradigmas y ampliación del concepto Cultura. Su estructura refleja de forma modesta los componentes necesarios para la construcción de una política pública: diagnóstico situacional, visión de futuro, desarrollo de las estrategias para cerrar la brecha situacional entre el diagnóstico y la visión de futuro.

Recuerdo que, ni aún en la época en que El Salvador tuvo un Ministerio de Cultura, donde si no me falla la memoria su último ministro fue el Lic. Julio Adolfo Rey Prendes (QDDG), se había contado con un documento explícito que proyectara el hacer de la agenda política-cultural. Cabe recordar que fue el primer gobierno de ARENA quien eliminó dicho Ministerio, relegándolo a un departamento dentro del Ministerio de Educación, y sus competencias fueron repartidas entre el Ministerio de Educación, Ministerio del Interior (hoy Gobernación) y Ministerio de Economía (ver Decreto del Órgano Ejecutivo No. 4 del 22 de agosto de 1989, D. O. Nº 153,Tomo No. 304, del 22 de agosto de 1989).

Es sabido que las políticas son declaraciones de gobernabilidad en un tema específico, que reflejan la intencionalidad de “hacer” de quien toma las decisiones, es decir, de quien ostenta los “hilos de poder”, por lo que el “no hacer” en un tema determinado no debe verse como un aspecto carente de política; sino más bien como parte la política misma. Para el presente caso, el instrumento en comento refleja ausencia de algunos espacios gestión cultural, las cuales quizás puedan ser retomadas al momento de su revisión o evaluación como instrumento de gobernabilidad.

Quisiera hablar en concreto de 3 aspectos que a mi parecer no lograron trascender de las consideraciones situacionales a la acción estratégica de la política: reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas, medio ambiente y gestión estética- cultural del desarrollo urbano.

1.Reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas:

El 25 de abril de 2012, diputados de diversas fracciones políticas de la Asamblea Legislativa acordaron hacer una incorporación al Art. 63 de la Constitución, a través del Acuerdo número 5, en la sección relacionada a la cultura, la cual fue publicada en el Diario Oficial del 9 de mayo de ese mismo año, y que reza:
“Art. 1. Incorporase un inciso al Art. 63, de la siguiente manera:

“El Salvador reconoce a los pueblos indígenas y adoptara políticas a fin de mantener y desarrollar su identidad étnica y cultural, cosmovisión, valores y espiritualidad”.

Como es sabido, de conformidad al Art. 248 de la Constitución Salvadoreña, para que una reforma de la Carta Magna pueda operar, se necesita de una ratificación de la siguiente Asamblea Legislativa, de la que emitió la reforma. Han pasado ya 2 años de dicha incorporación sin que se haya dado la ratificación necesaria. ¿Qué ha pasado con esa intencionalidad política del Acuerdo de Reformas Constitucionales numero 5?, ¿por qué esta situación de vacío alrededor de los pueblos originarios de El Salvador, no es retomada o al menos mencionada en la Política? ¿O es que dicho compromiso ya no merece ser tomado en cuenta en una política tan trascendental como la que se está analizando?

Si bien es cierto el referido instrumento hace mención de articular la política con los Convenios 169 y 104 de la OIT, ambos instrumentos relacionados con derechos de pueblos indígenas, solo el 104 ha sido ratificado por El Salvador, el 169 sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes, no es parte del marco habilitador salvadoreño. Pero entonces, ¿por qué se hace alusión a un instrumento internacional que ni siquiera es parte del sistema legal salvadoreño (OIT 169), pero no se menciona ni siquiera prístinamente, el espacio de acciones públicas que abriría el Acuerdo de Reformas Constitucionales número 5?

No se omite que la política plantea no menos de 3 estrategias para los pueblos indígenas, pero cuando define su origen étnico- racial (ver página 55 de la Política), los circunscriben a los “NÁHUATL” hablantes, “NÁHUATL”, (cuando los expertos, investigadores, antropólogos, lingüistas salvadoreños han reforzado hasta la saciedad que la lengua originaria hablada en esta tierra es el Náhuat y no el Náhuatl, este último hablado en México).

¿Reflejan las omisiones antes planteadas un abordaje sustantivo de la política, en cuanto a la consideración real y política de los pueblos originarios de El Salvador?

En las siguientes entregas se harán otras esteparias reflexiones sobre el tema de medio ambiente y gestión cultural del desarrollo urbano, esfuerzo que nace del amor e identidad con los pueblos originarios en el día mundial de la diversidad cultural.