En el mundo actual, las empresas privadas y públicas, tienen que ser competitivas para poder mantenerse vigentes. Hoy, el consumidor tiene un papel preponderante en los mercados. Usando la presión pueden lograr que se cambie de hábitos y prácticas que atenten con la paz ambiental y social de los pueblos. Esto lo están reconociendo las empresas y empresarios que están forjando una nueva ética en el mundo comercial, la cual ahí va lentamente avanzando, propiciada por las enfermedades que padece el planeta y por un cambio generacional que se está dando en los mandos de las cúpulas empresariales y aún políticas.
Y como en todo, a Costa Rica llegan tarde estos movimientos. Algunos los asimilamos y los adoptamos por convicción (hay empresarios visionarios que lo han hecho) y otros se hace por la fuerza de la presión comercial internacional (de los consumidores y grupos ambientales). También ha jugado un papel importante el surgimiento de nuevos aparatos administrativos y jurídicos que promueven estos cambios (Tribunales ambientales, Setenas, Sala IV, Defensorías, etc). O sea, un buen empresario o un buen profesional de administración de empresas, hoy no puede desconocer el rol que juega lo ambiental y social para abrir nuevos nichos de mercados, para mantener los actuales y para continuar siendo competitivos. Desgraciadamente, esto en la mayoría de los casos, se aprende a golpe como hemos dicho. Las universidades no preparan a los futuros profesionales en estos campos, y si lo hacen es tangencialmente. Las Academias no van al mismo ritmo que el mundo empresarial avanza (salvo algunas raras excepciones).
Por eso yo creo que es conveniente que se constituya una especie de Agencia Privada para contribuir con el sector empresarial a abordar este nuevo paradigma de la competitividad: la responsabilidad ambiental y social. Esta Agencia puede fortalecer los esfuerzos de los que asuman el reto de mejorar su competitividad y dejarse de andar con “pichuleos” ambientales y sociales, y en conjunto emprender grandes obras y proyectos que lleguen realmente a impactar el desarrollo socioambiental del país.
No sería una Agencia para andar defendiéndose de las críticas ambientales y denuncias que les puedan presentar. No. Es una forma de demostrar haciendo. Propiciando el cambio y siendo parte de él. Un grupo de empresas comprometidas con el cambio y el reto de esta nueva competitividad podrían unirse para:
1. Establecer un Código de Ética de Responsabilidad Ambiental y social empresarial.
Solo conformarán la Agencia quienes lo suscriban y firmen.
2. Comprometerse al cumplimiento legal ambiental y social que rige al país.
3. Operar bajo sistemas de Gestión/administración ambiental y de responsabilidad social.
4. Promover esta nueva ética empresarial a todo nivel.
5. Definir proyectos de gran alcance social ambiental y social. Por ejemplo, entre muchas otras cosas:
– no sembrar unos arbolitos aquí o allá. Ejecutar grandes proyectos de reforestación en áreas prioritarias.
– no promover recoger papeles o vidrio o desechos en la oficina. Ejecutar un gran proyecto de recuperación y reciclaje mediante la financiación de un Centro de Acopio de gran envergadura.
-promover el uso de tecnología ambiental mediante la facilidad de financiamiento e importación de equipo y maquinaria eficiente ambiental y energéticamente.
En fìn, queremos contribuir a que las empresas logren una mejor competitividad bajo el amparo de la responsabilidad ambiental y social. Este es el reto del futuro que nadie que quiera mantener una empresa puede ignorar.