miércoles 23 de octubre del 2024

¿Qué pasó en Costa Rica?

por Redacción

Hasta hace pocas semanas, mostraba solo cinco o seis puntos de apoyo entre los votantes costarricenses. Esos números lo mostraban con un desempeño apenas discreto. Sin mucho músculo para nada. Conseguir un par de diputados, y nada más, era a lo más que podía aspirar.

Luis Guillermo Solís es hoy, sin embargo, el hombre con más probabilidades de ser el próximo gobernante de Costa Rica. Pasó del infierno a la gloria no porque las encuestas fallaran. Tengo la impresión de que ese politólogo, historiador y académico es de los pocos casos que suben como espuma en días y horas. Acabó como caballo ganador de las elecciones costarricenses por una cabeza y casi dejó cada músculo de sus patas en la carrera final. Tengo la enorme sospecha que, en la segunda vuelta que sucederá en abril, él será el ganador frente a Johnny Araya, del Partido Liberación Nacional (PLN), tradicional partido socialdemócrata.

Conozco a Luis Guillermo desde hace muchos años. Hombre listo, honrado, con una larga carrera como funcionario que empezó hace muchos años. Fue hasta secretario general del PLN, partido con el que tendrá que luchar en abril. Creo que se fue de ahí por ser consecuente. Por diferenciarse.

Luis Guillermo conoce bien El Salvador. Viajaba mucho aquí porque fue jefe de gabinete de la Cancillería y, en algún tiempo, embajador itinerante en toda Centroamérica. Es estudioso, profesor de Historia y Ciencias Políticas y vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica.

Solís viene de la socialdemocracia. Todavía se considera un socialdemócrata. Fue un hombre muy cercano a Oscar Arias Sánchez desde su primer gobierno en 1986. En aquellos años, Luis Guillermo era de los que siempre andaba en un corre corre procurando la paz en Centroamérica. En aquella época era muy joven pero no hay persona que arranque temprano en esas tareas que no sea inteligente. Esa es la verdad. Y a Luis Guillermo siempre se le ha respetado precisamente por eso: por su talento alimentado por el estudio.

 

No sé por qué pero un día Luis Guillermo se peleó con Oscar Arias. Y entonces comenzó a dar vueltas políticas hasta recalar, en el 2008, en el Partido Acción Ciudadana (PAC), una organización que fundó Ottón Solís, otro hombre venido de las pequeñas o grandes cuevas intelectuales fundadas Arias Sánchez pero que luego se volcó contra él. Luis Guillermo y Ottón (quien ahora será diputado) tienen eso en común: vienen del arismo y de la socialdemocracia.

Hace poco tiempo, y ante el anuncio de que Ottón Solís no sería más candidato presidencial, Luis Guillermo decidió pelear y postularse. Lo hizo y ganó el derecho a ser candidato presidencial del PAC.

Pero, cuando nadie daba nada por él, ganó la primera ronda en las elecciones presidenciales. Ganó por un punto, pero ganó. Terminó con el 31% de los votos (necesitaba el 40% para ganar en primera vuelta), pero acabó un punto arriba del candidato de socialdemocracia, Johnny Araya. Venía de acumular el 5% de los votos. Creció seis veces.

¿Qué fue lo que pasó en Costa Rica? Esta vez, los electores costarricenses (incluidos un alto porcentaje de jóvenes), se cansaron de la tradición. Tengo la impresión que no quieren darle un tercer gobierno a los socialdemócratas. Pero, si bien sólo los tradicionalistas querían a Johnny Araya como presidente, mucha, muchísima gente, decía que no tenía por quién votar.

Por esa protesta, por esa reticencia a darle un tercer gobierno a los socialdemócratas, es que creció, desde hace algunos meses, la figura de José María Villalta, un joven talentoso y nuevo cuadro de la izquierda tradicional fundada por Manuel Mora Valverde. Villalta creció, sin embargo, y eso hay que decirlo, no por una movilización social y un resorteo del pensamiento de izquierda.

La izquierda nacida en los años treinta no tiene, en Costa Rica, largas o fuertes tradiciones. El asunto es que el agua del descontento tenía que desembocar en algún lado. Inicialmente cayó en el huacal de Villalta.

Eso asustó, y muchísimo, a los sectores más conservadores de Costa Rica. Al pobre de Villalta lo llamaron desde ateo hasta comunista rancio. Lo golpearon durísimo, principalmente en los medios de comunicación. La campaña contra él dio resultado. Le metieron a la gente todos los miedos juntos.

Fue entonces cuando el agua del descontento se devolvió pero siguió inquieta. Debía buscar otro camino para huir de un nuevo gobierno socialdemócrata. La sorpresa ocurrió el domingo: todo lo que perdió Villalta, y algo más, fue a parar a la figura de Solís, un hombre moderado, de pensamiento moral con lustre casi diario y cuyo principal anuncio es acabar contra la corrupción.

¿Por qué puede ganar Solís en las elecciones del 9 de abril? Porque a su munición electoral se le agregará las huestes de Villalta. Los entendimientos naturales están ahí. Entonces, a los 31 puntos de Luis Guillermo se le suman, fácilmente, los 17 puntos de Villalta y los apoyos de otros que no quieren que gobierne, esta vez, el PLN. El asunto no es tan sencillo pero por ahí va.

Villalta, el candidato de la izquierda un poco más fuerte, lo dijo la noche del domingo: en Costa Rica hay dos derechas. Una roba. Otra no. Esta última sería la de Luis Guillermo Solís que, aunque no necesariamente representaría una derecha dura, sino más bien una nueva representación del centro, tiene la lucha contra la corrupción el centro de sus aguijonazos.

Villalta anunció que apoyaría lo que, a su juicio, es una derecha que no roba aunque adelantó que no dará un cheque en blanco. Algo pedirá a cambio.

Yo creo que en Costa Rica los dados pueden estar echados. Le veo a los socialdemócratas pocas posibilidades de seguir en el gobierno. Sospecho que Luis Guillermo gobernará bajo esquemas muy duros en el manejo de dineros ajenos y de los asuntos públicos. Los grandes dirigentes de su partido casi orinan agua bendita. Y no escribo eso con desdén. Al contrario. Lo que hago es usar palabras que hace años escuché a Luis Alberto Monge, un ex presidente de Costa Rica, quien, precisamente, es tío de Johnny Araya, contendiente de Solís en abril.

Los costarricenses quieren otro camino, otro método de gobernar. Otra visión. Y creo que la han encontrado en Luis Guillermo.