martes 22 de octubre del 2024

¡Los animales pueden hacernos mucho bien!

por Redacción


Es importante señalar que los beneficios que producen los animales de compañía no se deben simplemente a su presencia en el hogar, sino que dependen del vínculo que se estable entre ellos y sus amos.

Los animales ayudan o apoyan a la humanidad en muchas formas. Es bien conocida la valiosa ayuda brindada por los perros de trabajo, como los perros pastores, perros policías, perros bomberos, y perros rastreadores de drogas y explosivos. También están los perros de servicio que desempeñan un papel vital en la vida diaria de muchas personas: los perros lazarillos de los ciegos, los perros que escuchan para sordos, los perros que asisten a discapacitados y los que alertan a las personas epilépticas de ataques inminentes.

Asimismo, en los hospitales y casas de ancianos, entre otros lugares, donde se desarrollan programas de terapias asistidas con animales para mejorar la capacidad física y psíquica de los pacientes, las visitas de los animales suelen ser muy bien recibidas pues proporcionan contacto físico y afecto, mejoran el humor y ejercen un efecto relajante sobre los niños, ancianos y personal.

Los animales terapéuticos más conocidos incluyen perros, gatos, delfines y caballos pero otros animales como los leones marinos, cerditos, pájaros y hasta ratas pueden desempeñar funciones terapéuticas. En el caso particular de los caballos, los efectos terapéuticos no dejan de ser impresionantes: a las personas que padecen de problemas mentales (autismo, síndrome de Down) o discapacidad  motora, el montar a caballo les ayuda a salir del ensimismamiento, mejorar el equilibrio y la coordinación, y renovar la confianza. Es más, “la terapia equina es indicada para cualquiera que se siente desanimado, desmoralizado, atemorizado, preocupado o perdido. Es útil para todos aquellos que buscan un medio alternativo de curar la enfermedad física o que se preguntan cómo manejar la presión de cada día”.[1]

Los animales de compañía pueden ser beneficiosos para los seres humanos hasta en las cárceles… En las prisiones donde se permite a los presos recibir visitas de animales o tener animales de compañía, se han observado una reducción de la violencia, suicidio y consumo de drogas, así como mejores relaciones entre los presos y los custodios.

Es innegable que muchos de los servicios que acabamos de mencionar provienen de animales que han recibido un adiestramiento rigoroso (en el caso de los perros de trabajo) o por lo menos un entreno especial según el servicio que se espera del animal. Ahora, si nos ubicamos en el ámbito doméstico, ¿qué beneficios pueden aportar los animales a las familias? En el caso de los perros, ¿que se puede esperar de ellos más allá del servicio de vigilancia de la casa? Pues bien, los amos que han logrado establecer vínculos sólidos con sus mascotas, saben muy bien esto: por ser muy sensibles a sus humores y emociones, los animales pueden hacernos mucho bien. Dando compañía,  afecto y contacto físico, ayudan a apartar la mente de sus problemas o preocupaciones. Confortan a las personas tristes o enfermas y pueden hasta contribuir a su curación. A las personas desconsoladas, quienes han perdido a un cónyuge o pariente, el contacto diario con un animal les ayuda a sentirse menos solas y menos deprimidas. Los animales son auténticos, atentos, pueden escuchar y amar de manera incondicional. No juzgan, tampoco tienen prejuicios. Esas cualidades hacen que muchas personas hablan a sus mascotas y se confiesan con ellas, lo que contribuye a incrementar su autoestima y estimular en ellas sentimientos de bienestar.

Según relatos recopilados por investigadores de las interraciones humano-animales, muchos perros y gatos son tan sensibles que “parecen sentir que sus amos tienen necesidad de confortación” o “parecen saber cuando sus amos están enfermos y se comportan con gran consideración, se quedan cerca de ellos y tienen una conducta verdaderamente reconfortante.”[2] Y, en algunos casos, han logrado percibir e impedir el suicidio de sus amos.

Ahora bien, es importante señalar que los beneficios que producen los animales de compañía no se deben simplemente a su presencia en el hogar, sino que dependen del vínculo que se estable entre ellos y sus amos. Y cuanto más fuerte es el vínculo –por ejemplo cuando existe una verdadera relación de compañerismo entre ambas partes– mayores son los efectos positivos. Dicho de otra manera, hay que tener bien claro que los animales no traen estos beneficios por arte de magia… estos no se darán en las familias donde las mascotas suelen ser descuidadas, tratadas con indiferencia, o mantenidas aisladas de las personas la mayor parte del tiempo. En este contexto, se pierden todas las oportunidades asociadas a una relación positiva entre el ser humano y el animal.

No son pocos los estudios que destacan la contribución positiva de los animales al desarrollo infantil-juvenil. Un niño o joven se beneficia de varias maneras cuando logra establecer una relación duradera de compañerismo con su mascota: desarrolla su sentido de la responsabilidad ya que debe cuidar del animal y responder a sus necesidades (paseo, juego, etcétera); y fortalece sus habilidades sociales como la autoestima y la capacidad de empatía con los animales y personas. Y esto, según algunos estudiosos de este tema, los hace propensos a adoptar valores de solidaridad y motivar su interés para las profesiones de vocación social. [3]

Además de tener una influencia positiva en las personas, los animales de compañía pueden ayudar a consolidar la cohesión familiar: en los hogares donde el animal es considerado como parte de de la familia, todos los miembros de la misma se preocupan por él e interactúan para asegurar su bienestar. Dedican tiempo para pasear y jugar juntos. Al involucrar su mascota de manera sistemática en sus actividades de ocio, la familia se siente más unida.


[1] Sheldrake, R., De perros que saben que sus amos están de camino a casa y otras facultades inexplicadas de los animales, Barcelona, 2001.

[2] Sheldrake (2001).

[3] Véase Randour, M.L., Davidson, H., A Common Bond: Maltreated children and animals in the home. Guidelines for practice and policy. American Humane and The Humane Society of the United States, 2008; Dadds, M.R. y otros, Developmental Links between cruelty to animals and human violence, The Australian and New Zealand Journal of Criminology.