El Salvador
jueves 28 de noviembre de 2024
Voces

Yo también me pararía si me explican estas dudas

por Redacción

Dos veces hablé con Guillermo Sol Bang. No lo conozco bien. No tengo nada personal en su contra y puedo adelantar lo que pienso de él: que otros no vendieron la geotermia estatal porque él se opuso. De lo contrario, esa industria ya no fuese salvadoreña desde hace mucho tiempo. Algunos documentos me obligan a pensar eso.

Tampoco tengo nada contra Roberto Kriete, su yerno, a quien conozco más, Él sabe que di luchas a su lado. Lo hice porque creí en esas batallas. En al menos otra causa luché contra Roberto. Bien sabe por qué y creo que me entendió. Yo no soy de los que pienso que a los ricos hay que meterlos en una pira humana. Nací y crecí en un país donde me enseñaron que si teníamos 100 ricos, deberíamos tener mil. Así todos podíamos estar mejor y el país progresaría, sobre todo si los ricos pagan sus impuestos y tratan bien a sus empleados.

El caso CEL- ENEL siempre me apasionó. Estudio todo lo que me caiga en las manos, sobre ese caso, desde hace varios años. Por eso guardo muchos documentos de la época en la que se produjo ese negociado público.

Leo y releo esos documentos y cada vez me dejan más enseñanzas. También recuerdo, como si hubiese sido hoy, una conversación que sostuve con un cercanísimo colaborador del expresidente Francisco Flores, quien me anunció la guillotina, casi inmediata, contra Sol Bang. Eso ocurrió en diciembre de 2001, en plena fiesta de Navidad que Flores ofreció a los periodistas. Por eso creo que quien impidió la venta de La Geo, fue Guillermo Sol Bang.

No tengo las pruebas, pero estoy convencido que el mayor obstáculo para vender la geotermia a precios de “lléveselo” y de entrega total (entre $100 y $150 millones), fue Guillermo Sol Bang. Tengo memoria. Debo y quiero ser justo, mas eso no me impide ser crítico de hueso colorado en este caso.

Yo sé que cuando se hicieron planes para vender (y después encontrar un “socio estratégico”), CEL estaba en gravísimos aprietos económicos. Negociaciones malhadadas, pagos pendientes, arbitrajes perdidos con la Nejapa Power (que también han de explicarse), tenían casi en quiebra a la CEL. Pero esa es otra historia. Las deudas no dejaban respirar a nadie.

Tengo en mi poder la copia de un correo electrónico que Guillermo Sol Bang le envió al cuñado de Francisco Flores y gerente de la geotermia estatal, Antonio Rodríguez ( quien, según los testigos, hacía y deshacía en el tema de la búsqueda de los italianos como socios), en el que  el expresidente de CEL se queja con amargura: “Definitivamente– dice Guillermo Sol Bang – estamos cubriendo los errores o manipulaciones que nos han afectado en el pasado, pero estamos tratando de ver de qué forma se puede ayudar nuevamente”.

Un día antes, Rodríguez, el cuñado del presidente en esa época, le había enviado otro correo electrónico a Sol Bang, quien estaba en Managua en un curso del INCAE.

Antonio Rodríguez le dice a Sol Bang que la empresa de geotermia estatal dejaría unos $25 millones de ganancias y que solo necesitarían $4 millones para operar. (Y entonces por qué querían vender en $100 o $150 millones algo que dejaba más de $20 millones de ganancia al año?).

Rodríguez ya hablaba, en ese correo electrónico, que obtendrían más de $20 millones de ganancias anuales que se podían entregar a CEL, y a los italianos, por medio de disminuciones de capital y reparto de utilidades. ¡La fiesta ya había empezado!

Rodríguez hace, en su computadora, otra confesión: que el Ministerio de Hacienda quería vender la GESAL, en forma completa, en unos $150 millones (valía mucho más que eso), pero que él recomendó al expresidente Flores la capitalización por medio de un socio estratégico.

En CEL apareció otro documento que, lo confieso, me tiene confundido. Lo hicieron colaboradores de Sol Bang, o  no sé si él, en el que se dice que dos ministerios “han tratado de modificar el proceso con la finalidad de proceder a la venta de GESAL con el único fin de captar recursos para financiar gasto corriente del Estado”.

Ese párrafo delata que otros estaban haciendo algo con lo que la administración de CEL no estaba de acuerdo. Sol no quería vender la geotermia estatal.

Mis dudas se profundizan cuando leo algo más en ese documento: que funcionarios de Hacienda y Economía, “por medio que ignoramos”, poseen el Acuerdo de Accionistas y la “información que los oferentes” han entregado a la sociedad.

Eso significa que documentos que debían estar en la caja fuerte de CEL, aparecieron en dos ministerios. Que yo sepa eso era, a todas luces, ilegal.

Más confusión me provoca (y ya les escribiré por qué) un párrafo en el que en CEL se quejan que, por esa filtración ilegal de información, GESAL y CEL están vulnerables “frente a cualquier reclamo por parte de los oferentes”.

Lo que me atraganta es que, en documentos oficiales de CEL, se hable de “oferentes”. ¿Por qué? Porque ahora está probado, hasta la saciedad, que a todos nos mintieron. En los periódicos de la época (2002) se publicó que tres gigantes de la geotermia de Japón, Gran Bretaña e Italia participaban en la licitación pública para escoger al socio de la geotermia estatal.

La verdad, lo único cierto es que en el concurso público sólo participaron los italianos. Entonces sospecho (y eso sería el mayor descaro) que a Guillermo Sol Bang también le mintieron: le hicieron creer que tres empresas de talla mundial participaban en el concurso público cuando la verdad es que sólo los italianos se comieron el manjar. Pero, si lo engañaron o no, solo el señor Sol Bang sabe la verdad.

Lo que me extraña, y mucho, del señor Sol Bang es que, si bien no estuvo de acuerdo con la venta, repitiera una y otra vez, que se cumpla el acuerdo y la firma que estampó en los documentos con los italianos.

No quiero ser irreverente. Ya expliqué por qué no tengo nada personal contra Sol Bang o cualquiera de los imputados en el caso. Y lo digo de frente: yo también me paro en defensa de Sol Bang si me explican, al menos, estos puntos:

a.     Lo primero que se nos debe explicar es por qué se quiere entregar, a un grupo de italianos, un bien del Estado que vale más de $1.100 millones por una inversión de poco más de $100 que ni siquiera se pudo verificar. Y no se verificaron por qué los mecanismos de comprobación fueron deficientes.

b.     Con la inversión italiana lo único que creció en la producción de energía eléctrica a base de vapor fueron 40 megavatios. Nada más. Entonces ¿Adónde fue a parar el resto de la inversión? No es justo que se entregue el 53 por ciento de las acciones por solo 40 megavatios adicionales.

c.      Que me digan con claridad por qué si un banco internacional recomendó, y siempre se dijo que el “socio estratégico” no debía pasar del 11 por ciento de las acciones, luego de escogerse a los italianos  (en una licitación con la que se nos mintió a todos), se cambiaron las cosas. Y todos sabemos que a los italianos los pasaron de una condición de inversión a riesgo, a una situación preferente en la que La Geo quedó como burro amarrado contra tigre suelto. Y ya no se puede ocultar que esos beneficios se los dieron a los italianos a puerta cerrada.

d.     Muchas otras preguntas deben plantearse a los hacedores de este negocio. ¿Por qué los abogados de los italianos eran casi los mismos de CEL? Por qué los directores de la geotermia eran hasta hermanos de los directores de esa empresa extranjera? Perdónenme, pero falta espacio para agregar tantas interrogantes obligadas.

Que se vayan al carajo quienes digan que ese tema es político. A esos no les creo. Que también se vayan a freír churros quienes exculpan a base de hacernos creer que hay problemas mayores que atender.

Ya no pierdan al periodismo. Ya no le tuerzan el pescuezo a algunos periodistas.  El buen periodista sabe que las pruebas siempre tienen una fuerte dosis de moral. No importa que el asunto prescriba. No importa que falte una firma en un acta. La prueba jurídica es siempre diferente a la periodística. A mí no me importa, ni debe importarme, que, como no existía la LACAP, el negocio podía hacerse con sólo un oferente como los italianos.

Al periodismo lo que debe importarle es que fue inmoral y mendaz que se produjera una engañifa al decir que tres querían ser socios, cuando nunca se pasó de una sola empresa. Si fuera juez, y la ley me lo permitiera, por sólo ese hecho mandaría a muchos a la cárcel. Con los bienes del pueblo no se debe jugar de esa manera.

Termino como comencé: presumo que Guillermo Sol Bang salvó lo que queda de la geotermia estatal. No entiendo por qué pide que se cumpla un arreglo con los italianos que no ha logrado explicar. El día que hombres como él nos respondan todas las preguntas que guardamos adentro, y sus respuestas sean satisfactorias, entonces yo también me pararé de la silla por él.