Los salvadoreños hacemos, a veces, periodismo tan ramplón, agachado o bizarro que creemos que el público tienen atascos mentales o están hechos para nuestras melindradas.
Los lectores nunca son bobos. Entienden cuando les quieren introducir, en la boca, una pastilla amarga o adulterada.
Este es el único país del planeta donde a su periodismo le lanza, la Fiscalía General de la República, un caso de corrupción, del tamaño de la catedral, con la geotermia estatal, y los periodistas escogen que los extravíen en el camino.
Cuando la obligación del periodismo es explicarle a la gente qué fue lo que pasó, cómo lo hicieron y quiénes lo hicieron ( o incluso profundizar en las pesquisas), algún tipo de periodista trata de tomar la cosa como si fuese una ironía de la suerte.
Lo más grave de todo es que algunos asumen el oficioso papel de defensores de los imputados sin leer, siquiera, el expediente judicial.
Al periodismo salvadoreño le colocaron, en una bandeja especial, el caso penal de mayor envergadura económica de su historia ( $1.800 millones). Pese a eso, para algunos no pasa, ni pasó nada. La búsqueda de la verdad la mandaron a Siberia.
Algunos hechos demuestran que hay quienes están empeñados en colocarle la marcha de retroceso al periodismo salvadoreño. Hay evidencias que al periodismo le han puesto trampas con el único propósito de extraviarlo en el camino. Esa es la verdad. Lo peor de todo son las argumentaciones que se están haciendo para justificar lo que se hace.
Los primeros signos
Aquí está pasando de todo con el caso CEL ENEL: las organizaciones de transparencia más prominentes del país se quedaron mudas, o se les contaminó el aliento.
Las autodeclaradas pequeñas vanguardias del periodismo de investigación están con presión arterial baja. Les estropearon sus ojos. Otros, simplemente, agacharon la cabeza.
Lo peor aún ( y creen que no nos damos cuenta de eso), es que andan sueltos personajes tan oscuros que ya perdí la cuenta de las trampas que le han lanzado, al buen periodismo, para oscurecer el caso. Al menos quieren que a algunos periodistas les de estrabismo. Otros torcieron los ojos sin que nadie se los pidiera. Se volvieron bizcos.
Estas son las trampas usadas o si quiere llámelas bombas cazabobos.
1. Que se criminalizó una política pública
La jugada de algunos es espectacular. Ni siquiera terminaba el fiscal de explicar cómo se produjo el chanchullo con la geotermia estatal, cuando algunos comenzaron a gritar que el pecado es que criminalizaron una política pública.
En otras palabras: que la decisión “independiente” y ¨transparente¨del gobierno de Francisco Flores de incentivar¨la producción energética la quieren perseguir, penalmente, sin ninguna razón válida.
Mi mayor desilusión al escuchar eso es que la tesis viene de intelectuales que siempre he respetado. Desde entonces, el desayuno me sabe amargo.
La verdad es que aquí nadie criminalizó una política pública. Lo que se criminalizó fue un contrato amañado, un verdadero chanchullo. Al menos de eso estoy convencido mientras no se me demuestre lo contrario. Las evidencias son claras.
Con poco se prueba esto: se nos dijo, con holgura de descaro, que tres grandes compañías mundiales expertas en geotermia participaron en la licitación pública por medio de la cual se escogió, a los italianos, al «socioestratégico» de la geotermia estatal.
La verdad es que ahora se tienen manifestaciones de representantes de la Shell de Gran Bretaña que dicen que ellos jamás participaron en el concurso. Compraron las bases necesarias para participar pero, al final, decidieron no participar. Es decir, inventaron documentos o una participación falsa, nada menos que a la Shell de Gran Bretaña.
¿Es eso criminalizar una política pública? Perdónenme pero eso no es más que el principio de un chanchullo y un engaño. Es una desfachatez justificar lo que se hizo. Lo primero que debemos pedirle a las los creadores de las trampas de la fe es que dejen el cinismo en el desván de la casa.
Podemos elaborar un rosario de anomalías sobre ese caso.
1. Las supuestas ofertas (porque ya no se sabe cuáles son reales o no), que debieron guardarse en una caja fuerte de CEL, aparecieron en las oficinas de dos ministerios. Ese hallazgo fue tan incriminatorio que en CEL se elaboró un documento en el que se dijo que eso podría causar profundos problemas legales. ¿Es ese chanchullo una forma de criminalizar la política? Porque es un clarísimo chanchullo.
2. Muy pocas horas después de adjudicar el concurso público a los italianos, se cambiaron los acuerdos de accionistas con evidente perjuicio de CEL y la geotermia estatal. Dejaron al Estado como burro amarrado contra tigre suelto. Sin decírselo a nadie crearon las condiciones para que los italianos pudiesen tomar la mayoría de acciones de LAGEO. Esto no estuvo jamás en los planes originales que recomendaron los asesores internacionales. ¿Denunciar esto es criminalizar políticas públicas? Hay que volver a decirlo: lo que más podríamos aceptar es que se criminalizó es una política pública descaradamente ilegal e inconstitucional.
No hay vuelta de hoja: para que el socio estratégico como los italianos se alzaran con la mayorìa de acciones de la geotermia estatal, debió aprobarse una ley en la Asamblea Legislativa. Eso era lo decente. Lo honrado. Lo que sobra, lo que se hizo, y cómo se hizo, es un chanchullo.
Si aplicamos y aceptamos las razones que se utilizan para decirnos que se criminalizó una política pública, pues entonces busquemos un “socio estratégico” para el manejo de todos los parques públicos y, a cambio de que siembren árboles, démosle la mayoría de las acciones sobre la propiedad pública. Y hagámoslo con descaro: digamos que no necesitamos ninguna ley para hacer eso.
2. Que todas las acusaciones son políticas
Lo absurdo es que esto lo repitan periodistas. Dicen que como las acusaciones se presentaron en un período electoral, entonces todo el asunto se vuelve político.
A quienes dicen esto se les olvidó que una de las mayores virtudes que debe tener una democracia moderna es que se construyan votantes altamente informados.
Es por eso que, en países como Estados Unidos, es en los períodos electorales cuando estallan más escándalos públicos. Hasta las amantes de los candidatos saltan en esos períodos.
Realmente es una majadería alegar que todo es político. Es ruindad. Si creemos en esa tesis, entonces mandemos de vacaciones a la Fiscalía General, y otros órganos acusatorios, en los períodos electorales. Honestamente, este argumento es cinismo puro.
Algo más en el ambiente
Es fácil detectar las trampas que le están colocando al periodismo para perderlo en este tema. El asunto es llegar a hablar a los programas de las acciones de INE, del precio de la electricidad, del dinero que usará el Fiscal General de la República autorizado por el presidente Mauricio Funes o de la represa El Chaparral.
Cuanto más tiempo se gaste en esos temas, menos se habla de lo principal: esa es la regla. Esa es, precisamente, la manipulación,.
Yo no me opongo que se investigue El Chaparral, los dineros de la INE o los precios de la electricidad. Pero, el periodismo debe saber cuando lo quieren perder: la única verdad probada que tenemos al frente es que un grupo de fiscales detectaron un enorme chanchullo en la geotermia estatal. Lo meas importante de todo es que le informemos a la gente qué fue lo que pasó.
El resto es paja. Son temas con los que se quiere echarle una cortina de humo al tema principal. Los reyes de la oscuridad están operando. Y todos sabemos quiénes son.