En muchas áreas rurales y urbanas de El Salvador se observa una sobrepoblación de perros. Este tema de sobrepoblación canina aún no ha recibido una atención adecuada por parte de las autoridades locales a pesar de que la mayor parte de los perros se encuentran o salen a la calle. Lastimosamente, el «bocado» con o sin la autorización de las municipalidades, ha sido y sigue siendo el principal método utilizado para reducir o eliminar los perros callejeros -que tengan dueños o no-, aunque esta «solución» no contribuye a un control efectivo, ni reduce el tamaño de la población de perros callejeros a largo plazo, porque no enfoca en las causas que originan los perros de la calle. Más bien, la matanza de estos seres con capacidad de sentir es éticamente cuestionable; y por la violencia que implica, es totalmente contradictoria a los mensajes sobre paz y convivencia que son promovidos entre la población.
Al contrario de lo que se piensa comúnmente, la construcción de refugios o perreras no aborda las causas del problema de los perros callejeros. De hecho, puede contribuir a empeorar el problema del abandono ya que proporciona un camino fácil a los dueños para que piensen en deshacerse de sus mascotas en lugar de seguir encargándose de su cuidado. Además, el mantenimiento de un refugio y las necesidades de personal calificado (cuidadores, veterinario) resultan bastante costosos y dependen de donaciones privadas.
¿Cómo entonces lograr un control efectivo de las poblaciones de perros de la calle? ¿Cómo proceder para que este control se logre de una manera humanitaria y lleve a una mejoría en el bienestar de los perros, en armonía con el entorno humano? Son preguntas difíciles. Si bien no tenemos la respuesta perfecta, podemos adelantar algunos elementos de la misma:
En primer lugar, se necesita hacer un cambio drástico de enfoque; esto significa desechar una vez por todas el enfoque tradicional y negativo del exterminio por envenenamiento y sustituirlo por un enfoque positivo e humanitario. Este último va más allá de tratar el síntoma llamado “población del perros vagabundos o callejeros”, ya que se concentra en las causas del problema: ¿Cuáles son las fuentes de los perros callejeros y por qué existen dichas fuentes?
En segundo lugar, a cada municipalidad le corresponde asumir y desempeñar un papel de liderazgo con respeto al tema del manejo de los perros de la calle. Dados los vínculos entre este último y los temas de salud pública, convivencia ciudadana y medio ambiente, y tomando como base el enfoque integral y humanitario planteado anteriormente, la municipalidad debe diseñar una Política municipal de Manejo de Poblaciones caninas (callejeras).
Destinada a contribuir a la disminución sensible de la población de perros callejeros y enfocada en las causas que originan el problema, esta política ha de incorporar y articular los siguientes componentes:
- Educación de la población sobre el concepto de “tenencia responsable de animales”, para reducir el descuido, maltrato y abandono.
- Reducción de la población de perros de la calle, por medio de la castración o esterilización masiva de los perros, para evitar su reproducción irresponsable. Una modalidad podría ser la creación de clínicas veterinarias municipales o de brigadas veterinarias móviles.
- Sensibilización de la población acerca de la necesidad de reducir el suministro comercial de perros/cachorros sobre todo de las fuentes informales y caseras.
- Promoción de la adopción de perros criollos.
- Control zoonótico (vacunación y control de parásitos) para evitar la propagación de enfermedades por parte de perros de la calle enfermos.
- Introducción de sistema de registro e identificación de perros.
- Divulgación masiva de las disposiciones relacionadas con el tema de la tenencia de los animales, contenidas en la recién aprobada Ley de Convivencia Ciudadana y Contravenciones Administrativas (de no ser manejada de manera adecuada, la tenencia de mascotas puede llegar a causar problemas o discordia entre vecinos).
- Reducción del acceso a desechos (basura) que puedan estar alentando a los perros a vagar en los espacios públicos (mejoramiento del saneamiento ambiental).
Estos son temas medulares que hay que trabajar a lo largo y ancho del país si se quiere reducir de manera significativa y sin crueldad la sobrepoblación de los perros callejeros en el mediano o largo plazo. Varias de estas temáticas se profundizarán en futuras entregas de esta columna.
En tercer lugar, para que la política de manejo de poblaciones caninas (callejeras) sea sostenible en el tiempo, sus procesos de formulación e implementación han de incorporar consultas y participación de los sectores afectados y/o interesados en el tema. Estos sectores podrían ser los siguientes: municipalidad, ministerios (Salud Pública, Medio ambiente y Recursos Naturales, Educación, Turismo), comunidad veterinaria, ONGs relacionadas con la educación y prevención de la violencia, ONGs de protección animal, comunidades locales, Iglesias, comercio informal, universidades, empresas locales trabajando bajo el lema de la responsabilidad social empresarial y fundaciones para el desarrollo territorial local. Bajo el liderazgo de la municipalidad, los líderes y representantes de estos diferentes sectores deben llegar a consensuar un conjunto de directrices o prioridades de intervención en función del problema que se está enfrentando con respecto a la población de perros callejeros, tomando en consideración las capacidades locales existentes.
Una vez se hayan explorado los enfoques para afrontar las situaciones y se haya decidido las prioridades de la política municipal de manejo de poblaciones caninas, la municipalidad debe formular un plan de acción que identifica actividades a desarrollar en el corto y mediano plazo, con un estimado de los recursos (financieros, logísticos y humanos) necesarios para su implementación. El plan de acción ha de ser específico para cada municipio. De no contar con suficientes recursos propios, la Alcaldía debe comprometerse a buscar y movilizar recursos adicionales por medio de la formulación y gestión de proyectos.
A final de cuentas, lo que importa es lograr visualizar una solución humanitaria y pacifica al problema de la sobrepoblación canina en el país, y mover las voluntades y recursos para su implementación.