El Quijote no hubiera sido nada sin Sancho… y viceversa. La idea de gobernar a un país tan polarizado y con tantas dificultades parece, en realidad, una aventura Quijotesca, en la que tratar de encontrar el plan de gobierno adecuado es como querer vencer dragones que no existen.
Sin embargo, en esta ocasión no me referiré al Quijote, sino a Sancho, ese personaje fiel que hizo posible, de una forma u otra, las aventuras de su amo. Lo anterior debido a que mucho se le critica a los candidatos y, a pesar de que todas esas críticas puedan ser sean válidas –sin contar las que faltan por salir– ya que se habla mucho del cumplimiento de las reglas, de la austeridad, de la transparencia, de la reducción de la violencia y así podría seguir nombrando todos los molinos que tiene que enfrentar el héroe que deseamos. Debemos hacer una introspección colectiva para ver si, como Sanchos, lo que estamos pidiendo está a la altura de lo que merecemos.
Ahora bien, partiendo del supuesto que nuestro héroe posee todas las características que deseamos, veamos lo que el pueblo tiene para ofrecerle. Nombraré distintos ejemplos para citar las carencias que posee nuestro Sancho para acompañar al ingenioso hidalgo. En primer lugar me gustaría nombrar un tema que me llama mucho la atención desde niño, la famosa ley de tránsito, “tráfico lento, carril derecho”. La verdad no entiendo cómo es posible que una regla tan sencilla no sea llevada a cabo. La mejor forma de transmitir un mensaje es por medio del ejemplo y nosotros le estamos dando la pauta a nuestros gobernantes que hasta en lo más sencillo somos capaces de obviar lo que la ley dicta.
En segundo lugar, se habla de austeridad, y cada fin de semana se encuentran repletos los centros comerciales llenos de ávidos consumidores capaces de llevar al límite las tarjetas de crédito con el único afán de poseer bienes, que podría ser no necesitan.Y no son las tarjetas de crédito las que llevan al consumismo a la gente, sino la cultura de usarlas creyendo que ese es dinero que les pertenece y luego los intereses ahogan a los usuarios. A mi parecer es más importante crear una educación financiera de consumo responsable y de ahorro que estar estableciendo techo a las tarjetas de crédito.
En tercer lugar se habla de transparencia, y día a día se observan pequeños ejemplos de cómo entre prójimos se tratan de aprovechar unos de otros, sobre todo en el mercado informal donde no se establecen los precios y las ganancias dependen de que “siempre sale un pendejo a asolearse, nada más hay que esperarlo”. Y para finalizar la violencia, somos un país violento, no hay nada más que decir, cómo podemos exigir leyes que lleven a cabo una disminución de la violencia si desde los hogares se crea ese clima de inseguridad entre padres e hijos, pues el único medio de corrección que existe es el del castigo. Ya no mencionemos lo que se vive en las calles cuando una mala mirada, un acelerón de más le podría costar la vida a alguien y eso nada tiene que ver con el tema estructural de la violencia de los pandilleros.
Los Quijotes y los Sanchos viven las mismas aventuras, desde posiciones diferentes; no obstante la odisea es la misma y si por más pequeña que sea la intervención de los Sanchos se toma de una forma seria, la participación de los Quijotes se verá facilitada por la buena intervención de sus fieles compañeros.