El Salvador
domingo 24 de noviembre de 2024

Lo bonito viene en país pequeño

por Redacción

Siempre que se habla de lugares hermosos, la mayoría de las veces las opiniones de muchas personas tienden a inclinarse por regiones o países que conoció en el transcurso de su vida. Sin embargo, deberíamos notar que muchas veces lo hermoso viene en envases pequeños.

Sin quitarle su indudable mérito a cada rincón de nuestro querido planeta tierra, nuestro país siempre será nuestro pequeño mundo de incomparable belleza. Siempre será nuestro viejo gran hogar.

Centroamérica, tan insignificante que es para muchos que se encuentran a miles de kilómetros del continente, y tan desconocida por otros, es sin duda alguna una belleza donde, literalmente, se tiene lo que se busca al alcance de todos.

Tengo la gran suerte pertenecer a dos hogares en Centroamérica: uno es Costa Rica, mi hogar, mi vida entera, y otro es El Salvador, un pequeño gran pulgarcito (así como lo llaman muchos), que, sin duda alguna, desde que puse un pie en él, nunca dejó de sorprenderme y sentir que de alguna manera había encontrado una segunda casa.

Muchas personas nunca han tenido el privilegio de mirar volcanes. Pues bien, yo tengo unos  20 en mi país.  De ellos, 5 están activos. No sé si esto es, más bien, señal de vivir en un lugar de constante alerta. Sin embargo, veo eso como lo majestuoso de la naturaleza.

Otras cuantas personas no tienen el acceso a mares. Tampoco pueden pensar en playas adonde escapar. En El Salvador se puede respirar ese cálido aire a solo 40 minutos de la ciudad.

Una vez conocí a una persona extranjera. Me dijo unas palabras que jamás esperé escuchar, de alguien que venía de un país X que, para mí, se podría decir que lo tenía todo.

Esas palabras me asombraron porque muchas veces no valoramos lo que tenemos al frente. Y, como me dijeron, no apreciamos lo que tenemos, por andar buscando algo más.

En ese momento entendí, primero, que nadie está consciente de las cosas que tiene, a menos que alguien más se las haga recordar.

Posiblemente yo le hubiese dicho las mismas palabras a esa persona, en el caso contrario. Sin embargo, me hizo entender que, para conocer y transportarse a un lugar meramente maravilloso, no necesito viajar a otro país.

Tenemos una gran selección a nuestro alcance. Esa selección está en espera que sea un nuevo lugar que recordar.

He tenido el privilegio de conocer lugares que, ciertamente, no pensé explorar a mi edad. Estos dos países, Costa Rica y El Salvador, seguirán siendo los que jamás voy a dejar de apreciar. Dos grandes hogares, donde todo lo que necesito lo tengo a mi lado.